El programa DESI "Diesel Electric Submarine Initiative" se estableció en el año 2001 entre los gobiernos de los Estados Unidos y algunos países suramericanos y europeos, con el propósito de desplazar submarinos convencionales hasta aguas norteamericanas para entrenarlos como parte de una gran Fuerza de Tarea.
El programa DESI "Diesel Electric Submarine Initiative" se estableció en el año 2001 entre los gobiernos de los Estados Unidos y algunos países suramericanos y europeos, con el propósito de desplazar submarinos convencionales hasta aguas norteamericanas para entrenarlos como parte de una gran Fuerza de Tarea.

La participación de los submarinos oceánicos de Colombia en el programa DESI ha permitido, como nunca antes, aumentar el entrenamiento de las tripulaciones en escenarios reales de guerra naval con predomino de guerra antisubmarina. No antes y de manera asidua los submarinos colombianos han sido tan buscados por una flota naval que, aunque dotada con los últimos adelantos tecnológicos para la detección acústica, ha experimentado permanentemente la frustración del cazador que simplemente pierde su presa o que sin darse cuenta es cazado.
El programa DESI "Diesel Electric Submarine Initiative" se estableció en el año 2001 entre los gobiernos de los Estados Unidos y algunos países suramericanos y europeos, con el propósito de desplazar submarinos convencionales hasta aguas norteamericanas para entrenarlos como parte de una gran Fuerza de Tarea adelantando toda clase de ejercicios que se contemplan en los diferentes escenarios de la guerra naval. El objetivo de este entrenamiento es el de lograr el más alto grado de alistamiento de una fuerza multinacional para afrontar una verdadera amenaza global.
Desde el año 2003 los submarinos ARC Pijao y ARC Tayrona han participado en el programa DESI en siete ocasiones, habiéndose entrenado a más de 120 submarinistas en los más de 400 días que han permanecido por fuera del país.
El entrenamiento inicia desde el momento en que se ordena el alistamiento del submarino para zarpe, período que de por sí siempre resulta ser muy corto. Preparar una unidad naval para estar por fuera del puerto base por más de dos meses exige un detallado planeamiento que debe ser ejecutado no sólo con el compromiso serio de toda la tripulación, sino con la asistencia decidida de los entes logísticos de la Fuerza Naval del Caribe.
Antes de hacerse a la mar se deben adelantar todos los mantenimientos trimestrales, semestrales o anuales que el plan quin-quenal ordena, así se garantiza que ninguno de los complejos sistemas y equipos del submarino lleguen a fallar. Por otra parte, la tarea del Jefe del Departamento de Operaciones es vital, su responsabilidad radica en que el Comando conozca con todo detalle el contenido de la Directiva Operacional que autoriza el zarpe de la Unidad y los objetivos perseguidos en cada uno de los ejercicios en que se participara.
Una vez el Comandante del submarino ordena soltar los cabos, dar marcha atrás y poner el timón todo a estribor, se da inicio a una fase de instrucción y entrenamiento que mantendrá ocupada a toda la tripulación durante los siguientes diez días que son necesarios para recorrer más de 1.500 millas náuticas y arribar a la boya de mar que indica la desembocadura del río St. Johns en pro-ximidad de la base naval de Mayport. Un cuidado muy especial exige el cumplimiento del PIM; las velocidades y rumbos se deben ajustar de tal forma que el submarino siempre permanezca de acuerdo con el plan de navegación asignado, especialmente cuando se ingresan a aguas internacionales que son patrulladas por unidades de superficie y submarinas de otros países.
La navegación en superficie es otro reto. Por la reducida obra muerta que el submarino expone cuando se navega en esta condición, los demás buques experimentan dificultad para detectarlo. El cruce por el paso Windward, el estrecho marítimo que separa las costas de Haití de las de Cuba, exige de los oficiales una aplicación exacta de los conceptos de maniobra y una permanente comunicación con todos los buques que por allí especialmente transitan. Durante este trayecto cobra gran importancia el uso del AIS y la habilidad del radarista y el oficial de guardia para analizar la cinemática alrededor de la Unidad. Para validar los resultados del PMA, éste es un excelente momento para que los oficiales en entrenamiento practiquen con la rosa de maniobra. Una vez más en inmersión el submarino recobra su tranquilidad, se sigue navegando al norte y la latitud suma minutos a medida que se transita al este de las Bahamas. Las condiciones del mar en inmersión han cambiado por completo, la densidad del agua, la salinidad y la temperatura son otras, las condiciones acústicas son nuevas, la profundidad de capa está más profunda de lo acostumbrado y los factores que afectan el sonar pasivo son diferentes a los acostumbrados en el caribe colombiano. La corriente del golfo de México, que en este rumbo favorece la navegación, hará que más rápido de lo esperado la unidad se aproxime a puerto estadounidense, no pasará lo mismo cuando se gobierne de regreso y la misma corriente que antes ayudó llegará a afectar de manera atroz la derrota planeada.
La llegada a la Base Naval de Mayport está llena de toda clase de expectativas, son pocos los días para el reaprovisionamiento, el mantenimiento, las reuniones de coordinación y las demás actividades de puerto. Sin embargo, hay tiempo suficiente para comunicarse con las familias, que no terminan por acostumbrarse a las ausencias y la distancia, así exista de por medio el deber del servicio y el com¬promiso.
El objetivo de este entrenamiento es el de lograr el más alto grado de alistamiento de una fuerza multinacional para afrontar una verdadera amenaza global.
Una vez la Fuerza de Tarea zarpa, el entrenamiento es mutuo. Habiéndose determinado los escenarios, participantes, horarios y las reglas de encuentro respectivas para adelantar cada unos de los ejer¬cicios, los comandantes tanto de buques, aviones y submarinos aplican todos sus conocimientos, estrategias, tácticas y hasta el sentido común para lograr el éxito: detectar y atacar al buque enemigo en toda clase de escenarios de combate. Al final, las marinas participantes estarán en condición de operar en cualquier parte del mundo donde se presuma la amenaza de una fuerza naval enemiga dotada con modernos submarinos diesel.
Una experiencia única es la fase de entrenamiento en la Base de submarinos de Kings Bay. Los lazos de confianza, amistad y apoyo mutuo que existen entre las marinas de los Estados Unidos y Colombia han permitido abrir las puertas de los más mo demos simuladores para entrenamiento de submarinistas. Las tripulaciones de los submarinos de Colombia en consecutivas ocasiones han asistido a arduas sesiones de entrenamiento en los simuladores de combate de incendios, control de averías, navegación en superficie y navegación en inmersión. Es en este último escenario donde la pericia de nuestros "teams de ataque" en las fases de aproximación y ataque ha producido una acertada solución manual al problema de disparo, la cual se ha validado exitosamente con las respuestas de los más avanzados procesadores que componen el simulador.
Cuando las oscuras y ciegas profundidades enfrentan a dos titanes, sólo la pericia en el manejo de los sensores, la prudencia en la generación de ruido y una gran dosis de espera permitirán la detección del otro submarino. La condición de navegación silenciosa exige que solamente los equipos vitales se mantengan en servicio, el ruido propio prácticamente desaparece y se le hace casi imposible la detección al submarino nuclear. En este tipo de ejercicios toda la tripulación se mantiene en sus puestos, el sonarista abre sus oídos para interpretar el más mínimo espectro acústico y mediante el aporte de cada estación de análisis el oficial atacante llega rápidamente a la mejor solución y se reporta el ataque.
Después de las diferentes fases del entrenamiento en el mar, las tripulaciones de nuestros submarinos han participado en repetidas ocasiones en los siguientes ejercicios:
- Detección, traqueo y ataque de un submarino convencional por parte de unidades de superficie.
- Detección y traqueo de un subma¬rino convencional por parte de heli¬cópteros y aviones antisubmarinos.
- Detección, traqueo y ataque de un submarino convencional por parte de un Grupo de Tarea.
- Traqueo de un submarino conven¬cional por parte de submarinos nucleares.
- Detección y ataque mutuo entre submarinos convencionales y nu¬cleares.
- Traqueo y detección mutua traqueo de un sub¬marino convencional sujeto a una ruta y condi¬ciones de navegación controladas.
- Detección, aproximación y ataque a una fuerza de tarea por parte de submarino convencional.
- Juego de guerra final.
Una vez culminada la participación en las operaciones DESI los submarinos prontamente regresan a aguas colombianas para continuar participando en la lucha contra el tráfico de sustancias ilegales junto a las demás unidades de la Armada Nacional. Atrás ha quedado el reconocimiento de la marina de los Estados Unidos por el excelente desempeño, trabajo en equipo y el evidente alto nivel de alistamiento de todos los tripulantes de los submarinos de Colombia. Pero más allá de ese reconocimiento queda en la conciencia de todos los que han asistido a estas operaciones, que no obstante la urgencia para contrarrestar y reducir la presencia terrorista, los submarinos de Colombia están listos para enfrentar y combatir cualquier amenaza que atente contra el orden regional o mundial.
Por: Capitán de Fragata FRANCISCO CAUBIDES GRANADOS
SEGUNDO COMANDANTE ARC "TAYRONA".
http://www.armada.mil.co
REVISTA ARMADA
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