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El San Luis: Memorias de un submarino argentino en la Guerra de Malvinas

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Luego del hundimiento del Crucero ARA Belgrano, solo un buque la Armada permaneció en territorio malvinense, el submarino ARA San Luis.



Entre abril y junio de 1982 se desarrolló el conflicto bélico del Atlántico Sur, que enfrentó a la Argentina con Inglaterra. El 2 de abril, la Argentina recuperó las islas Malvinas, luego de casi 150 años de usurpación británica. En respuesta, Inglaterra envió un enorme contingente aeronaval al Atlántico Sur. Los combates se dieron tanto por mar como por aire y tierra. La batalla marítima tuvo uno de sus capítulos más dolorosos cuando, el día 2 de mayo, un submarino británico hundió al crucero argentino ARA General Belgrano. En dicho ataque murieron 323 argentinos. Este hecho provocó la decisión de la Armada nacional de retirar sus buques a puerto. Solo un buque de guerra argentino no entró en esa lógica: un pequeño submarino convencional. Este se mantuvo en la zona de combate, no solo amenazando y atacando a la Royal Navy, sino también logrando escapar de la amenaza que representaba el poderío naval británico, verdaderos expertos en la lucha antisubmarina. Ese buque fue el submarino ARA San Luis. Esta es su historia. La aproximación se realizará a través de fuentes de primera mano, buscando acercarnos al accionar de este submarino, como así también a la experiencia bélica de sus tripulantes.

Introducción

En 1982, un conflicto bélico tuvo lugar en el Atlántico Sur. Todo comenzó el 2 de abril, cuando la Argentina recuperó las islas Malvinas, luego de casi 150 años de usurpación británica. Un día más tarde, haría lo mismo con las Georgias del Sur. Inglaterra, que ya había comenzado su movilización militar en la zona durante un incidente acaecido en estas últimas islas en marzo, no lo pasó por alto y sumó nuevos barcos, dando así inicio a la formación del contingente aeronaval más importante desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. El 5 de abril, la flota zarpó hacia el sur. Tres semanas más tarde, se encontraba al sur del Atlántico Sur. El 27 de abril, barcos británicos atacaron la guarnición en las islas Georgias y retomaron el control sobre dichas islas.

El 1 de mayo, sus aviones acometieron sobre las posiciones nacionales en Puerto Argentino, dando comienzo a la batalla de las Malvinas. La misma se extendería hasta el 14 de junio. En ese lapso de tiempo, tendría lugar una férrea resistencia por parte de los aviadores argentinos, la cual se extendería a tierra malvinense luego del 21 de mayo, cuando los combates se trasladaron sobre todo a la zona de Puerto Darwin y los montes que rodean la capital de las islas Malvinas.

La batalla en el mar tuvo uno de sus capítulos más dolorosos cuando el día 2 de mayo, el submarino nuclear HMS Conqueror atacó, fuera de la zona de guerra, al crucero argentino ARA General Belgrano. En dicho ataque murieron 323 argentinos. Este hecho provocó la decisión de la Armada nacional de retirar sus buques a puerto, esperando la posibilidad de entrar en guerra en condiciones más favorables.

Solo un buque de guerra argentino quedó fuera de esa lógica: un pequeño submarino convencional. Este se mantuvo en la zona de combate, no solo amenazando y atacando a la Royal Navy, sino que también increíblemente logrando escapar de la amenaza que representaba el poderío naval británico, verdaderos expertos en la lucha antisubmarina. Ese buque fue el submarino ARA San Luis.

El mismo va a ser protagonista de este artículo, el cual gira alrededor de las siguientes preguntas: ¿cómo fue la Guerra de Malvinas en el mar? ¿Cómo fue el accionar del submarino ARA San Luis? ¿Cómo recuerdan la experiencia los veteranos?

Este trabajo se inserta en una extensa constelación de investigaciones previas sobre la Guerra de Malvinas. Algunas destacan la labor de este submarino, como son los trabajos de Jorge Bóveda (2007), Ricardo Burzaco (2000), Mariano Sciaroni (2010), Daniel Mesa y Roberto Paz (2011), y el investigador Hernando Flórez (2021), quien se acerca a las vivencias de los tripulantes del San Luis.

A nivel internacional, la heroica lucha de este submarino fue motivo de análisis por varios estudiosos de las historias de las guerras en el mundo. La prestigiosa revista Proceedings, a través del escrito del capitán de navío Charles H. Wilbur (1996), de la Armada norteamericana, estudió la labor del San Luis en la guerra de Malvinas a modo de lección para las marinas occidentales, especialmente la de Estados Unidos. El Almirante Harry Train (2012), en su investigación publicada originalmente en 1987, Malvinas un caso de estudio, además de analizar la guerra, hizo especial mención al submarino San Luis.

Por su parte, el historiador militar Jon Guttman escribió el libro Defiance at sea. History's greatest naval beaten [Desafío en el mar. La derrota marítima más grande de la historia] (2000), en el que aborda 14 batallas marítimas en el período 1591 y 1982, las cuales, a pesar de los diferentes contextos y paisajes mundiales, tienen algo en común. Se trata de batallas desiguales, heroicas para Guttman, en las que se destaca la tarea del más débil, que logra burlar al más fuerte. El último capítulo se lo dedica al ARA San Luis y su actuación en la guerra de 1982.

Hay una necesidad de estudiar la guerra desde su contexto, pero también desde las experiencias de quienes la vivieron (Guber, 2001; Lorenz, 2006). Es por tal razón que entre las fuentes utilizadas ocupan un importante lugar las fuentes orales. Las mismas se basaron en entrevistas a veteranos del ARA San Luis1. Sus experiencias también aparecen reflejadas en escritos efectuados por los propios protagonistas, entre los cuales se destacan los diarios de guerra escritos por Rafael Guaraz y Juan Rocha. Ambos fueron describiendo día por día sus experiencias y su sentir respecto a los acontecimientos en el Atlántico Sur, desde su partida de la Base Naval Mar del Plata, el 11 de abril, hasta su llegada a Puerto Belgrano el 19 de mayo.

Otro de los objetivos que persigue este trabajo es tener un adecuado equilibrio entre la experiencia bélica del San Luis y el contexto de la guerra. Para esto considero muy importante la utilización de dos informes de la guerra: el efectuado por la comisión presidida por el general Benjamín Rattenbach, más conocido como Informe Rattenbach (1988), y el efectuado por el ya citado almirante norteamericano, Harry Train (2012).

En cuanto a la organización del artículo, estará dividido en dos grandes partes, siguiendo la lógica de la actuación de la Junta Militar argentina y sus órdenes. Durante los primeros días del conflicto, esta consideraba que no se iba a desencadenar una guerra en el Atlántico Sur. Su estrategia era que la movilización de tropas de ambos países a raíz del incidente en las Georgias del Sur se convirtiera en una crisis cuya resolución fuera diplomática. Todos los movimientos que realizaron los argentinos obedecieron a esta lectura: recuperar las Malvinas sin derramar sangre inglesa y, de esa forma, obligar a Inglaterra a negociar seriamente por las islas. Esto se tradujo en reforzar inadecuadamente las islas pese a la movilización naval inglesa, así como en la orden de no disparar contra blancos enemigos, entre otros aspectos bélicos. Esta interpretación chocó de manera abrupta con la realidad el 1 de mayo de 1982. A partir de aquí, la Junta se dio cuenta de que se trataba de una guerra en serio. Allí comenzó la improvisación.

De este modo, en la primera parte del trabajo abordaré el período que entendemos como la “Crisis”, que va desde el 2 de abril hasta el 27 de abril. Luego, el foco pasará a estar en el segundo momento, el de la “Guerra” propiamente dicho, el cual comienza con el inicio de las hostilidades en las islas Georgias del Sur y culmina con el regreso del San Luis a la base de Puerto Belgrano el día 19 de mayo.

Se eligió contar estas historias ya que puede ser una buena manera de recordar una guerra que aún está lejos de cerrar sus heridas. La narración en primera persona, de quienes fueron protagonistas directos, aporta datos históricos, pero, por sobre todas las cosas, transmite emociones en las que nos podemos identificar.

 

Parte 1: Crisis

Para entender los antecedentes del conflicto bélico de 1982, debemos tener en cuenta sus detonantes. Por un lado, el más inmediato fue el incidente ocurrido en las islas Georgias del Sur en marzo de ese año; por el otro, la decisión unilateral de Gran Bretaña en 1981 de congelar cualquier negociación por Malvinas a través de Naciones Unidas. A ellos se suma la firme intención de la dictadura de recuperar las islas Malvinas antes del 150 aniversario de la usurpación británica, que se cumpliría en enero de 1983. Aunque sus causas más profundas debemos encontrarlas mucho más atrás en el tiempo.

La Argentina recuperó militarmente las islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Esta operación fue llevada adelante por tropas de elite, quienes lograron el control de las islas de forma incruenta. Sobre esto último se puso especial énfasis del lado nacional, para avanzar diplomáticamente sobre la cuestión. El plan original consistía en que la crisis de Malvinas pasaría a la mesa de negociaciones y, en ese sentido, solo se iba a dejar una pequeña fuerza argentina en las islas. Esto se apoyaba en dos supuestos: por un lado, Gran Bretaña no reaccionaría militarmente, y si lo hacía solo iba a mandar una fuerza militar simbólica, para forzar las negociaciones; por otro lado, Estados Unidos no permitiría que la Argentina y el Reino Unido dirimieran sus diferencias en el campo de batalla. En síntesis: del lado argentino, la guerra no figuraba como una hipótesis.

Sin embargo, y al contrario de lo planificado por los estrategas argentinos, Gran Bretaña, en respuesta a la acción argentina, movilizó un enorme contingente aeronaval hacia el sur. Fue recién ahí que la Junta Militar, encabezada por Leopoldo F. Galtieri, decidió reforzar militarmente las islas Malvinas, siendo el Ejército el que mayor cantidad de hombres aportó en la tarea. Por su parte, la Fuerza Aérea Argentina preparó las bases australes para atacar a la flota imperial, en caso de que fuera necesario.

 

En cuanto a la flota de mar, desde el inicio de las operaciones, en abril, el almirante Juan José Lombardo había puntualizado las limitaciones que tendría la Armada a la hora de realizar la defensa en las islas. Según este, la flota no podría enfrentar a su similar británica, fundamentalmente, debido a la presencia de submarinos nucleares. Por otro lado, la presencia de Chile sería un factor que no podría ser desatendido (Mayorga, 1998).

Pese a esta movilización militar, el plan original no había cambiado. Para los estrategas argentinos aún persistía la convicción de que se trataba de una crisis cuya solución sería diplomática y, en todo caso, el envío de hombres a Malvinas era un intento por obligar a Gran Bretaña a sentarse a la mesa de negociaciones.

Tal como sostiene el almirante Train en su investigación “Malvinas: un caso de estudio” (2012), mientras la Junta Militar se preparaba para dar batalla en el escenario diplomático, Gran Bretaña preparó su flota para dirimir las diferencias en el terreno militar. Estas profundas diferencias en la manera de leer la guerra se acentuarían en los días siguientes.

¿Submarinos al ataque?

En diciembre de 1981, Fernando Azcueta fue designado como nuevo comandante del submarino San Luis. El 2 de abril de 1982, Azcueta fue sorprendido por la noticia de la recuperación de las islas Malvinas de la misma manera que la inmensa mayoría de los argentinos. A las 9 de la mañana reunió a toda la tripulación y oficialmente manifestó que la Argentina había recuperado las islas Malvinas. Por otro lado, comunicó que se debía alistar el San Luis en el menor tiempo posible.

Los submarinos ARA Santa Fe, ARA Salta y ARA San Luis comenzaron sus preparativos. Las condiciones de estas unidades distaban de ser las mejores. El Santa Fe era un submarino tipo “Guppy” de la Segunda Guerra Mundial, para ese año, 1982, se proyectaba que quedara fuera de servicio, al igual que su gemelo el ARA Santiago del Estero, que había sido radiado en 1981. El Salta y el San Luis eran modernos buques que habían sido incorporados por la Armada argentina en 1974. Pese a esto los “209” tuvieron muchos problemas operativos en sus preparativos para la guerra.

El San Luis comenzó con pruebas de mar en las proximidades de la Base de Submarinos, frente a la costa marplatense. Allí pudieron constatarse problemas para desarrollar velocidades en inmersión. La nave tenía la necesidad de entrar en dique seco para efectuarle una limpieza de los conductos de refrigeración que estaban totalmente recubiertos por incrustaciones denominadas “diente de perro” al igual que el casco y las hélices. El investigador Ricardo Burzaco (2000) manifiesta que ello impedía al submarino alcanzar su mejor performance de velocidad, aumentaba el ruido de las hélices y, fundamentalmente, hacía peligrar el funcionamiento de los motores diésel por una ineficaz refrigeración de los mismos. Estos “dientes de perro” son unos pequeños crustáceos que se formaron gracias a la acción del mar durante los meses de enero y febrero, cuando el buque se encontraba estacionado en la dársena. Dado que no había tiempo para entrar en dique seco, buzos de la Base Naval Mar del Plata se encargaron de la limpieza de los mismos, una tarea que demandó un trabajo a tiempo completo, ya que tuvieron que “rasquetear” el casco a mano.

En esos días, los hombres del San Luís se abocaron a poner a punto el submarino. Sin embargo, tal cuestión no sería sencilla. A medida que se intentaba hacerlo, surgían problemas operativos: por ejemplo, uno de los motores diésel estaba totalmente fuera de servicio desde hacía varios años por rotura del block. Otro problema, no menor, eran los torpedos. En el año 1981 se había realizado un informe sobre el funcionamiento de los mismos, en el que se detallaba el decepcionante resultado de los lanzamientos efectuados por los submarinos “209”. La mayor parte de los lanzamientos habían resultado erráticos por distintas razones. Ese informe había sido presentado en las oficinas de la Armada. El comandante Fernando Azcueta no había sido notificado de su redacción. A la vez, cabe agregar que otro de los desafíos que tuvo que enfrentar el San Luis fue la poca familiaridad que gran parte de su tripulación tenía con este tipo de submarinos. Ello se debía a que muchos miembros habían sido destinados al buque muy poco tiempo antes, incluso Azcueta, quien, si bien tenía una gran experiencia como submarinista, provenía de los submarinos tipo Guppy.

 

El 11 de abril, finalmente, el submarino zarpó desde la Base Naval Mar del Plata, con rumbo sur. Sus órdenes eran dirigirse a las aguas del Golfo Nuevo, al sur de la Península de Valdez, en la provincia de Chubut. Su nombre código era “Área Enriqueta”. También se le ordenaba no abrir fuego en el caso de que se encontrase con una nave enemiga.

Ni bien salieron de Mar del Plata, se aprovechó para realizar algunas pruebas de navegación y observar la máxima velocidad posible a la que podía llegar la nave. Se alcanzó la velocidad de 20 nudos. Aunque, tal como sostiene el investigador Ricardo Burzaco (2000):

Subsistían los problemas de temperatura en los motores diesel. Ante esta situación, el comandante pensó acertadamente que las bajas temperaturas de las aguas del Atlántico Sur —inferiores a los 4 °C— permitirían una refrigeración más efectiva que por el apuro de partida hacia la zona de operaciones, las pruebas se estaban realizando en la plataforma continental, a relativa poca profundidad y con el agua todavía dominada por el efecto del verano con una temperatura de 16 °C (pp. 222-223).

Por otro lado, se detectaron otros problemas en el snorkel (le entraba agua) y las bombas de achique. Más allá de todo, el tránsito hacia el sur continuó. Todo estaba preparado para una prolongada patrulla de guerra: sus compartimentos estaban atestados de víveres, agua, medicamentos, bultos y accesorios relacionados con la alimentación de la tripulación. Eran los primeros instantes de un largo período de confinamiento. A partir de allí desaparecería la noción del día y la noche.

En poco más de 50 pasos se podía recorrer el submarino en su totalidad. A través de pasillos angostos, cada vez que dos marinos se cruzaban, uno debía ceder el paso o pasar de costado. En esos escasos metros habitables debían convivir 35 marinos. Existía un baño para los 7 oficiales y otro para los 28 suboficiales.

Cada hombre tomó su posición en el buque. El submarino tenía que estar permanentemente en funcionamiento, por lo tanto, los horarios de descanso y trabajo eran rotativos. Trabajo y descanso. Por un lado, por la necesidad de tener siempre gente realizando diferentes labores, ya que no se puede descuidar un submarino que viaja por el mar. Por otro, por la falta de espacio, que obligaba a tener siempre gente descansando. Asimismo, tampoco había espacio suficiente para que los 35 marinos descansen a la vez, ya que no había camas para todos, de allí que se usara un sistema de “cama caliente”. Cuando una parte de los marinos hacía sus labores, la . otra estaba descansando.

El primer objetivo fue entrenar duro con el propósito de que los marinos se familiarizaran con el San Luis. Se lo hizo con exigencia. El tránsito que duró el viaje desde el puerto de Mar del Plata a “Zona Enriqueta” fue aprovechado para una rigurosa ejercitación. El duro y repetitivo entrenamiento tenía como objetivo que los submarinistas profundizaran sus habilidades y reflejos en el mar y en una eventual batalla. También se practicaron emergencias que podían llegar a enfrentar, como entradas de agua e incendios, cubrir puestos y simular hipótesis de combate. De a poco, el personal comenzó a conocer a fondo el San Luis, a aprender cada secreto, hasta cómo funcionaba el sistema de torpedos.

Con la llegada a la “Zona Enriqueta” se notaba un mayor trabajo de equipo, “haciéndose carne”, algo que ya sabían: todos necesitaban de todos. Esos días de tanta actividad comenzaron a mentalizar al equipo del San Luis de que, por primera vez, no se trataba de un entrenamiento más. Ese clima prebélico tenía un condimento especial.

El día 22 de abril se produjo la avería de la computadora de control tiro, lo que era una limitación que resultaría determinante en el uso de armas. Es decir, el submarino mantenía su capacidad para el lanzamiento de torpedos de emergencia, sin embargo, sus posibilidades operativas quedaban muy reducidas.

El problema intentó repararse con los medios disponibles a bordo. En otros momentos, la dotación del buque incluía dos cabos especializados en control tiro que, además de operar el sistema de armas, estaban preparados para repararlo en caso de averías. Sin embargo, en esta travesía el puesto estaba cubierto por personal nuevo que aún no tenía la suficiente capacitación para reparar un sistema de semejante complejidad.

Durante los últimos días de abril, la flota británica tomó posiciones en el Atlántico Sur. Estaba lista para comenzar la invasión a las Malvinas y a las Georgias del Sur. En este difícil tablero de ajedrez que se estaba formando en el Atlántico Sur, el San Luis, pese a sus deficiencias, recibió la orden de ingresar en zona de guerra y ubicarse próximo a la costa, al norte de la isla Soledad, cuyo nombre código era “María”.

A bordo, la situación de dirigirse al área Malvinas era tomada con preocupación. Juan Rocha, en su Diario personal (1982), consignó:

26 de abril. 18 horas:

Acabamos de recibir la orden de dirigirnos al área de patrulla cerca de Malvinas y de atacar todo buque enemigo, esto evidentemente, incluye el riesgo que corremos si somos detectados por otro submarino. Ruego a Dios porque esto no suceda. Porque nuestras probabilidades son pocas ante un atómico de estos. Ojalá tengamos la suerte de salir bien de esto.

Mi amada esposa Magdalena, mis amados hijos Manuelito y Dieguito sepan que siempre los quise y lo querré... quizás no fui un buen esposo o un buen padre eso no puedo juzgarlo. Creo que siempre traté de darle lo mejor de acuerdo a las posibilidades que teníamos.

Mis queridos: Papá no es un cobarde.pero permítanme derramar unas pocas lágrimas.porque estoy llorando por Uds., al pensar quizás que no me tengan más a su lado. (s. p.).

Ahora sí, para el San Luis, la guerra estaba a unas pocas horas de distancia.

PARTE 2: Guerra

El comandante Gualter Allara autorizó el 29 de abril el empleo de las armas sin restricciones2, en cualquier área y contra cualquier tipo de unidad, previo reconocimiento de su condición de enemigo y de ser posible su identificación (Mayorga, 1998).

Ese mismo día, el San Luis recibía malas noticias: los ingleses habían atacado las Georgias del Sur y también al submarino ARA Santa Fe.

El 1 de mayo la batalla se trasladó, en todo su esplendor, a las Malvinas. Durante la madrugada, poco después de las 4:00 h, se produjo el primer ataque aéreo por parte de Gran Bretaña a las posiciones argentinas en Puerto Argentino. Sería el primero de varios. 
La Fuerza Aérea Argentina comenzó sus ataques a la flota británica. La tarea de los pilotos argentinos no era nada sencilla: los barcos ingleses eran teóricamente inexpugnables, contaban con artillería antiaérea, misiles . y radares de última generación.

Por su parte, la flota nacional se encontraba dividida en tres grupos a lo largo de la costa patagónica, en aguas de escasa profundidad (80 m), lo cual limitaba la velocidad de los submarinos nucleares ingleses. Allí, las naves argentinas esperaban una oportunidad para atacar la flota británica.

Mientras esto ocurría en la superficie, ubicados al norte de la isla Soledad, en las profundidades, los sonaristas del San Luis detectaron rumores hidrofónicos de naves de guerra. A las 8:00 h, el comandante Azcueta ordenó cubrir puestos de batalla. Estaban listos para atacar. Al no funcionar la computadora de control tiro, el lanzamiento se haría a través de cálculos manuales.

Se iniciaron las maniobras. El torpedo filoguiado SST-4 fue lanzado por el submarino, pero a los tres minutos de ello el hilo —que brinda la información al torpedo— se cortó. No se escuchó detonación. Minutos después del lanzamiento, hubo evidencias de que no se había logrado dar en el blanco.

Producido el primer ataque, la respuesta británica fue instantánea. El San Luis fue asolado por las fuerzas antisubmarinas inglesas, buques de superficie y helicópteros. Los británicos se lanzaron en persecución del submarino utilizando cargas de profundidad. Un helicóptero arrojó un torpedo antisubmarino, que pudo ser evitado gracias a maniobras evasivas y al lanzamiento de cápsulas generadoras de cortinas de burbujas o “falsos blancos”.

El submarino argentino comenzó su retirada hacia la costa malvinense e hizo maniobras para asentarse en el fondo rocoso. Allí, inmóvil y en total silencio, soportó el ataque inglés durante casi 20 horas, durante las cuales los agresores utilizaron un gran número de bombas antisubmarinas para cazarlo. El San Luis permaneció allí hasta las 5:00 de la mañana del 2 de mayo. Seguro de que el enemigo se había alejado, el submarino argentino comenzó a moverse y abandonar el lugar y la zona de peligro. Esos fueron los hechos objetivos, puros y duros; la experiencia de los tripulantes fue algo diferente.

 

La batalla en primera persona

Volvamos por un instante a la madrugada del 1 de mayo. Luego de una noche de vigilia, se podían encontrar hombres en sus puestos y otros en sus cuchetas. Debido a los momentos de tensión que se vivían, eran pocos los que habían podido conciliar el sueño. Los marinos se habían acostado vestidos, tal como hacían desde que habían entrado a la zona de guerra, el 27 de abril. Tenían que estar listos en caso de recibir la orden de cubrir puestos de combate.

El San Luis, con su sonar pasivo3, se encontraba al norte del estrecho de San Carlos cuando, de repente, detectaron enemigos. Después de detectar la presencia de naves hostiles, el sonarista informó que se aproximaban hélices de helicópteros y que escuchaba explosiones submarinas. Los enemigos estaban cerca. Lanzaban cargas de profundidad para anticipar la presencia de algún submarino y abrían camino a los buques ingleses. Lanzaban las bombas a ciegas.

Mario Cuevas, uno de los sonaristas, evoca aquella mañana del 1 de mayo:

Mi puesto de combate estaba en un equipo para determinar la distancia al rumor en forma pasiva... Mi guardia sonar era 16 a 20 h y 4 a 8 h... Ese día, 1 de mayo, como siempre, estaba atento a los rumores. Tipo 7:40 h miraba cómo los que tenían que tomar la guardia se preparaban a desayunar. Un rumor me llamó la atención, lo analicé y clasifiqué como helicóptero calando (suspendido con el sonar en el agua). Le informo al oficial de guardia.4

El comandante Azcueta ordenó máxima velocidad rumbo al objetivo. Los motores del San Luis iban a toda máquina. El buque venía hacia ellos y el comandante ordenó preparar tubos de torpedos y realizar movimientos submarinos para encontrar la mejor posición de tiro.

Minutos después, los sonaristas, Serrano, Errecalde y Cuevas, informaron que se trataba de un buque enemigo. Oscar Serrano, lo identificó como destructor tipo 21 o 22. Cada vez se sentían más cercanas las hélices de helicópteros y las explosiones. Ya no había dudas, estaban llevando a cabo maniobras antisubmarinas con los sonares desplegados y largando cargas de profundidad a ciegas. A medida que analizaban los sonidos y señales, se daban cuenta de que los Sea King avanzaban abriéndoles camino franco y seguro a varios buques británicos de guerra. Cuando estaban a 9000 yardas5, Alejandro Maegli, jefe de comunicaciones, le dijo a su capitán: "Señor, datos de blanco ajustados" (Díaz, 2009).

A medida que la guerra se acercaba, la adrenalina iba calando hondo en los hombres. Por primera vez en la historia de la Armada argentina, se estaba a punto de lanzar un torpedo y llevar adelante un ataque submarino.

Nerviosos y emocionados, junto a las torpederas, se encontraban Gerardo Buchwald y Juan Carlos Herrera. El primero, ante la inminencia del ataque, le dijo a su compañero: “Este es un hecho histórico, hay que ponerle nombre al torpedo... ¡Mar del Plata!, así se va a llamar”.

Damián Washington Riveros inició las maniobras para el lanzamiento. Eran las 10 de la mañana, cuando el comandante Azcueta hizo la seña de disparar contra el blanco. Con voz firme ordenó: “¡Fuego!”.

Cuando se lanzó el torpedo, el tiempo pasó en cámara lenta y despertó diferentes sensaciones entre los guerreros. Oscar Alderete se encontraba en el timón, la incertidumbre del ataque lo despertó a la realidad que estaba viviendo.

Yo me di cuenta recién ahí que estábamos en esa situación, cuando lanzamos el primer torpedo...ahí me dije. ¡Estamos en guerra!

Lo veía al jefe de máquinas, el teniente Somonte, que cruzaba los dedos y contaba los segundos. que es el tiempo que tarda el torpedo en hacer impacto.

Sus recuerdos son como los ojos para quienes nos imaginamos esta batalla. El más joven a bordo era Orlando Pérez, la sensación que describe es la siguiente: “El escuchar salir un torpedo. se te pone la piel de gallina. Yo era muy nuevito. era mi primera navegación. Para mí fue un bautismo en todo sentido”.

Pasaron los segundos y el proyectil filoguiado, avanzaba sigiloso hacia el destructor. Se esperaba que el operador confirmara “impacto”, pero esta afirmación no llegaría. No se escuchó detonación alguna.

El ataque fallido provocó desazón entre los tripulantes. Quienes tuvieron que recuperarse rápidamente, porque la batalla recién comenzaba.

Nuevamente, Julio Diaz nos narra la situación:

A partir de ese momento todo cambió, ahora sí, la cosa iba en serio. Salió el torpedo y los minutos se hicieron largos, hasta que alguien dijo “el torpedo cortó el cable”. Los sonaristas lo seguían escuchando y en una de esas se escuchó un estruendo que no era explosión. Aclaro que teníamos conectado el teléfono subacuo para poder escuchar fuera de lo que escuchaban los sonaristas. No se entendió mucho lo que pasó, pero el jefe de armamento lo tomó como que el torpedo chocó al blanco, pero no hubo explosión.

La respuesta al ataque no se hizo esperar, se comenzaron a escuchar los sonidos, cada vez más cercanos, de los helicópteros. Se daba comienzo a una verdadera caza antisubmarina, en la que los ingleses eran especialistas. Buques y helicópteros eran los cazadores y el San Luis, la presa.

De cazadores y presas

Los argentinos eran rastreados con sonoboyas (combinación de sonar y boya), que son sistemas sonar que se lanzaron para su búsqueda y detección desde los helicópteros perseguidores. Con la intención de destruir al submarino usaron torpedos lanzados desde plataformas aéreas.

Los marinos pudieron escuchar el silbido agudo del torpedo rumbo a ellos, un sonido creciente, acercándose al San Luis. Leoncio Altamiranda recuerda esos tensos instantes:

Errecalde dijo: “Torpedo en el agua” Yo no escuché nada, solo la voz de Errecalde diciendo: “Va a pasar por babor”. Recuerdo que el submarino hizo una inmersión profunda, rápida, y un giro... yo decía y pensaba, “¿dónde nos va a pegar?”. Gonzalito empezó a largar falsos blancos. Sacó y tiró como cuatro o cinco falsos blancos y evidentemente surtieron efecto. Allí comenzó nuestra odisea.

 

Nuevas sensaciones empezaban a sentirse, de una guerra como no se había visto antes. Rafael Guaraz recuerda e intenta explicar aquello con palabras:

Después de escuchar al sonarista que anuncia “torpedo en el agua en acercamiento”, se escuchaba (a través del equipo DUUX) el sonido enloquecedor que provocaba la hélice del torpedo. Sé que fueron solo algunos segundos, pero en ese momento, percibido como en una cámara lenta, parecía que no pasaba más. Pero no era solo el sonido, sino tomar conciencia de que, si ese torpedo chocaba con el submarino, era el fin de todo.

El comandante Azcueta guió al buque a profundidad, intentando alejarse de las amenazas. Le ordenó al cabo González eyectar un Alka Seltzer, es decir, lanzar falsos blancos para desviar al amenazante torpedo inglés que se aproximaba.

Oscar Serrano rememora la desesperada maniobra de su compañero:

El gordito González, el artillero de a bordo le decíamos... Creo que ni él sabe cómo metió los falsos blancos... Se comenzaron a lanzar falsos blancos. Pasaron 5, 6 minutos. Interminables... hasta que pasó todo.

Y continúa con su relato del interminable ataque inglés:

Cuando se dijo: “Rumor hidrofónico. posible torpedo”, me puse los auriculares y escuché. Torpedo próximo a la popa dijo. o sea que se venía. Entonces se ordenó lanzar falsos blancos y esa tarea era del “Chochi” González, y el director de señales está en el baño de personal. Esa maniobra tiene toda una secuencia de preparar el tubo, presionar, abrir llaves y este Gonzales. No esperaba presión, abría, entraba agua al baño y lanzaba. Él lanzaba. Ponía y lanzaba. Yo pienso que gracias a eso, a la celeridad que tenía él, que conocía bien la maniobra, fue gracias a los falsos blancos que nos escapamos.

El prolongado ataque británico puso a prueba el temple de los hombres a bordo del submarino. Estaban siendo sometidos a una exigencia nunca antes vivenciada. Ningún entrenamiento previo se comparaba a la situación que estaban viviendo.

Delfino Vargas detalla la experiencia de ser atacados con bombas de profundidad, la sensación de miedo. En más de una oportunidad a lo largo del ataque, el San Luis tembló ante las explosiones que estallaban cerca del submarino.

Silencio... viene un helicóptero, dos, tres, y un buque, luego dos que eran los directores que dirigían a los helicópteros. Esos helicópteros son los que nos comienzan a atacar con cargas de profundidad. Yo hasta las doce del mediodía había contado 43 cargas... Los testículos se te suben... tenía algo en el pecho que no podía respirar.

Lo único que se pudo hacer fue sumergirse y esperar. Era evidente que el submarino estaba corriendo un gran peligro. Estaba recibiendo una lluvia de cargas de profundidad.

A las 16:00 h el San Luis maniobró hacia la costa malvinense y encontró el fondo pedregoso. Allí “aterrizó”, a casi 6 nudos6, sobre la barra de teflón que tiene para proteger el fondo del casco. Quedó en una forma inadecuada, escorada, pero allí en el fondo del mar, en absoluto silencio, estaba presto a seguir soportando el ataque inglés.

Los helicópteros Sea King llegaban permanentemente y arrojaban sus cargas de profundidad. La única arma defensiva del San Luis fue sumergirse en el fondo y allí esperar. Las cargas de profundidad se sucedieron de manera continua.

El submarino se mantuvo estático en el fondo del mar, acumulando horas sin renovar aire, mientras el dióxido de carbono aumentaba peligrosamente en su interior. Por esa razón, el capitán Azcueta ordenó a la tripulación abandonar los puestos de combate y acostarse en sus literas, a fin de gastar la menor cantidad de oxígeno posible. No podían estar levantados cuando no era su turno de guardia, para no consumir tanto oxígeno debían permanecer en la cama.

Hacia las 21:00 h y ante las evidencias de que el área se encontraba despejada de enemigos, Azcueta ordenó iniciar tareas para despegar al San Luis del fondo marino y así poder reiniciar su desplazamiento. En ese momento, la insuficiencia de las bombas de achique se puso de manifiesto. Cuarenta minutos tardó el submarino para despegar del lecho marino (Burzaco, 2000).

Logrado aquello, fue nuevamente atacado y una vez más debió volver al fondo. Quieto bajo el mar, las explosiones a su alrededor se hacían sentir una vez más. De nuevo, el silbido agudo de las bombas. Ese sonido creciente, acercándose al San Luis, y luego el impacto estruendoso sobre el fondo.

El ataque continuó durante varias horas. Hacia la medianoche, la situación en la nave era grave. No había posibilidades de hacer snorkel ni de subir para cargar baterías. Por lo tanto, no se podían usar las luces y se estaba a oscuras. Pero había un problema aún más grave: no se podía renovar el oxígeno.

El submarino estaba siendo sometido a un prolongado ataque con cargas de profundidad, que ya llevaba muchas horas. Pese a esto sus marinos mantenían sus ánimos bien alto. Cada uno de ellos permanecieron en sus puestos, firmes, en silencio, no hubo pánico de morir encerrados. Aunque todos pensaban esa posibilidad y había miedo, nadie estallaba.

Orlando Pérez recuerda ese oscuro clima que los rodeaba de la siguiente manera:

Sentí muchísimo miedo, uno buscaba aferrarse a los más fuertes, porque yo era el más joven... Sentí el olor a muerte, no puedo describir cómo es. No es a flor, no es a descomposición. Sentí el olor a muerte cuando nos atacaban, se formaba como una neblina, no era tierra. No sé qué era, era como un polvo blanco. el olor a la muerte.

Alberto Poskin, quien junto a Rafael Guaraz operaba planos, describe aquella situación de encierro y tensión:

Lo que a mí me quedó grabado fue el silencio dentro del buque. Cuando uno navega normal tenés el ruido de todo el buque, de todos los equipos: generadores, bombas, ventiladores del buque, aire que está saliendo. Cuando dicen “silencio sonar” se apaga todo. Es silencio de combate. Todo el mundo de zapatillas, no hacer ruido, a nadie se le cae una lapicera. nada. Todos esos ruidos se transmiten a través del casco, afuera. 
A mí me quedó grabado eso.

A las 5 de la mañana del 2 de mayo, en plena oscuridad y ante un mar embravecido, el submarino San Luis buscó profundidad de snorkel y allí procedió a cargar baterías. Esta operación permitía que los motores diésel tomaran aire, aun permaneciendo sumergidos.  

Finalmente, llegó la mañana. El día anterior fue, para muchos de los 
tripulantes, el día más largo de sus vidas. Rafael Guaraz (1982) se tomó unos minutos, antes de que lo venciera el cansancio, para escribir en su . diario algunos detalles de lo ocurrido el día anterior:

Creo que el día 1 de mayo de 1982 quedará grabado en mi mente y en la de todos los que estamos aquí como el día más largo, angustioso, infeliz y desesperado de todos los vividos hasta ahora. Nunca yo, hasta ahora, me sentí tan cerca del fin como ayer.(s. p.).

Solos contra todos

Luego del hundimiento del ARA Belgrano, producido el 2 de mayo, la flota argentina optó por alejarse de la zona de combate. Solo un buque de guerra de la Armada permaneció en aguas malvinenses, el submarino ARA San Luis.

El San Luis prosiguió su patrulla de combate. A casi un mes de zarpar de Mar del Plata, la vida en el submarino se hacía más intensa y dura. Pese a las noticias que se recibían a bordo, se hallaban aislados del mundo, sin ver la luz natural. Era el momento de ser fuertes mentalmente y demostrar que su preparación había sido la correcta para enfrentar este tipo de circunstancias. En tal sentido, Juan Carlos Herrera dice: “A partir del 1 de mayo el silencio fue asombroso. total. Andábamos en medias, nos poníamos otros pares con tal de no hacer ruido”.

Los marinos estaban sumidos en una rutina diaria que se mantenía incólume, sin cambio alguno. Mantenerla era clave para que los hombres evitaran la ansiedad y el estrés al cual estaban siendo sometidos. Las horas se les pasaban entre la realización de sus tareas a cargo y el estar acostados en las literas, haciendo el menor ruido posible. En el caso de los sonaristas, que eran los oídos ante las amenazas del mundo exterior, sus quehaceres acontecían alrededor del sonar.

Alberto Poskin rememora recuerdos de cuando pasaba por los pasillos, por la zona del sonar:

Los sonaristas dormían ahí. Uno pasaba por allí y casi que los pisaba. Tenían bolsas de dormir y dormían ahí, al pie del sonar.

 

Las condiciones de vida a bordo eran duras. Había calefacción, pero no se podía usar. Era habitual que sus tripulantes se movilizaran por el submarino a oscuras, solo con las luces rojas y verdes de los equipos electrónicos. Generalmente, andaban con doble par de medias, para no emitir sonido al caminar. Recuerdo que hacía mucho frío. Yo dormí durante aquellos días con doble equipo de ropa.

También debían ahorrar agua debido a su escasez. Por lo tanto, la higiene no era abundante. No se afeitaban y, para ahorrar el líquido elemento, no se podían bañar. Rafael Guaraz (1982) anotaba en su diario:

Hoy se cumplen ya dos semanas que no nos bañamos. El olor que tendremos encima debe ser terrible, pero nosotros no lo sentimos, de lo impregnado que estamos.

Todos, sin excepción, nos dejamos la barba y ya pasaron los días en que picaba. Algunos tienen más, otros menos, pero todos trataremos de lucirlas cuando entremos a puerto (s. p.).

Serrano, por su parte, agrega: “El oro líquido era el agua dulce... era lo más sagrado a bordo. Bañarse, ni ahí. Veintiún días sin bañarnos. Teníamos una coraza, ni frío sentíamos. Algunos dormían con el salvavidas”.

Pese a las privaciones, el San Luis proseguía su solitaria lucha.

El 8 de mayo un nuevo desafío los aguardaba. Era el momento de un nuevo combate, a la hora de prepararse se podía ver en los hombres una actitud diferente.

El espíritu había cambiado en la batalla del 1 de mayo. Ya eran guerreros, probados en acción. Habían pasado por su bautismo de fuego y, por ende, esa experiencia se manifestaba en cada uno de sus movimientos. Habían sentido ya el miedo, la adrenalina de atacar y ser atacados. Eran un equipo, los hombres estaban consustanciados entre sí y también con el San Luis.

Esta vez el blanco era presumiblemente un submarino, una cuestión que no fue confirmada. Pudieron saber que estaba a corta distancia y se acercaba amenazadoramente al San Luis7. Los argentinos prepararon un torpedo antisubmarino MK-37 y a las 21.40 h Azcueta ordenó, una vez más: “Fuego”.

 

Nuevamente, la sensación generalizada de la adrenalina y la ansiedad mientras el torpedo era lanzado y buscaba, de manera alocada, su blanco. Los segundos transcurrieron lentamente. Los marinos contaban los interminables minutos. Esperaban la explosión. Y esta vez se escuchó un enorme estruendo, ocurrido quince minutos después del lanzamiento. Sin embargo, no pudieron saberse los resultados del ataque. El comandante ordenó realizar maniobras evasivas y lanzamientos de falsos blancos. No se pudieron saber los efectos del ataque porque el lanzamiento del torpedo, una vez más, no fue preciso.

El 10 de mayo dos buques de la Armada Inglesa se encontraban en las cercanías de la boca del estrecho de San Carlos. Se trataba de las fragatas HMS Alacrity, y HMS Arrow. La primera de ellas había ingresado al

estrecho. Su objetivo era descubrir si esas aguas habían sido minadas por los argentinos. También perseguían un objetivo secundario: probar si había defensas costeras en la zona. Para aquella fecha, el comandante Sandy eWoodward tenía en mente desembarcar en las cercanías.

El submarino patrio se encontraba en las cercanías de la entrada norte del estrecho de San Carlos cuando, a la tarde, el equipo sonar detectó un buque en la superficie, que se dirigía hacia ese lugar. Sin embargo, el capitán Azcueta, sabiendo por experiencia que los ingleses solían volver por el mismo camino que habían venido, decidió atacar a su vuelta desde una posición más ventajosa.

La Alacrity, en su misión por el estrecho de San Carlos, se había encontrado con el buque ARA Isla de los Estados y lo había hundido con fuego de cañón. A su vez, la Arrow había esperado a la su compañera al norte del estrecho, para volver juntas al núcleo de la flota inglesa.

Pasaron las horas hasta que, a la medianoche, las dos naves británicas arribaron al área, donde fueron presas del sonar del San Luis, que las detectó.

Una vez más, el submarino abrió fuego, y una vez más, el torpedo no explotó sobre el blanco elegido. Una frustración más se apoderó del espíritu de sus tripulantes. Y otra vez podemos imaginar esa escena a través de la letra impresa del cuaderno negro de Guaraz (1982), quien dejó escrito en su diario pormenores del ataque.

En el momento del contacto se cubrió puesto de combate, eso fue a las 16 h de ayer... Pensamos que ese buque fue a cañonear a Puerto Argentino o a Puerto Darwin y que iba a volver por la misma zona. Nos quedamos a esperarlos y no nos equivocamos. Pero aparecieron dos buques y a partir de ese momento se volvieron a vivir las mismas sensaciones del 1 de mayo.

Atacamos, lanzamos un torpedo que desgraciadamente no dio en el blanco y seguimos aproximándonos a ellos y cuando creíamos que nos iban a atacar, huyeron. ¡Eran dos buques! ¡¡Y pasamos por entre los dos!! Sabíamos que sin la computadora nuestra efectividad estaba muy disminuida y lo de anoche (ya esta madrugada) nos lo demostró. En otra oportunidad, y por la distancia a la que nos acercábamos, a un buque, por lo menos, tendríamos que haberlo partido por la mitad y ¡qué buena venganza por lo del Belgrano podría haber sido! (s. p.).

Azcueta informó a sus superiores las experiencias bélicas y los problemas operacionales de la nave. El Comando de la Fuerza de Submarinos ordenó que la unidad regresara a su base de operaciones.

Y así fue alejándose, del estrecho de San Carlos primero y de las islas Malvinas después.

La emboscada

Mientras tanto, los hombres del San Luis desconocían que eran intensamente buscados por el enemigo.

El submarino HMS Valiant recibió como misión encontrar al ARA San Luis en su regreso a puerto y atacarlo por sorpresa. De acuerdo a la información que poseía el capitán inglés, el San Luis se encontraba en tránsito hacia su base en Mar del Plata. Por lo cual decidió trasladar su nave hacia una posición cercana. Se ubicó cerca de la costa, entre las dos bases más importantes: Mar del Plata y Puerto Belgrano.

Una vez ubicado estratégicamente, el Valiant esperó listo para atacar. La tarea se presentaba complicada ante la presencia de numerosos pesqueros que faenaban en la zona, por lo que se tenía que afinar el oído y la vista más de lo normal (Guerrero del Campo, 2016).  

Tras varios contactos de sonar que finalmente resultaron ser pesqueros, se recibió uno nuevo que, presumiblemente, podría haberse tratado del ARA San Luis. Los ingleses se prepararon para atacar. Sin embargo, por un lado, la fauna marina del lugar no contribuyó a una identificación clara y limpia, que les permitiera arremeter. Por otro lado, el “blanco” se dirigía hacia el sur, cuando el Valiant tenía información de que iría hacia la base de Mar del Plata, hacia el norte.

El buque inglés continuó esperando, las horas fueron pasando y el San Luis no llegaba. Finalmente, el Valiant se rindió en su objetivo: pese a la información que contaba, no había podido encontrar a nuestro submarino.

¿Qué había pasado?

El capitán Azcueta, sabiendo de la amenaza de los submarinos ingleses en su ruta de regreso, amagó dirigirse hacia el puerto de Mar del Plata, pero su objetivo fue la base de Puerto Belgrano. La táctica de distracción había funcionado. El San Luis se había escapado, una vez más, de las amenazas británicas.

Finalmente, la noche del 19 de mayo, luego de 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión, el submarino ARA San Luís ingresaba a Puerto Belgrano. Sin saberlo, su guerra había terminado.

Conclusiones

Mucho se ha escrito sobre la Guerra de Malvinas, la cual es vista en general como una “locura” o como una “aventura” del gobierno militar. Sin embargo, estas metáforas, válidas quizás en la inmediata posguerra, no lo son en la actualidad, ya que ese reduccionismo no permite ver las complejidades que necesariamente tuvo un hecho de tamaña magnitud como lo es una guerra. Se trató, por sobre todas las cosas, de un error estratégico. Uno grosero.

La Argentina creyó que esta crisis con Inglaterra se iba a resolver diplomáticamente. Las escasas chances de resolver el conflicto en favor de nuestro país desaparecieron en los primeros días de abril. Por el contrario, Gran Bretaña, desde el primer momento, tuvo en claro que esta crisis debía resolverse por la vía militar; la diplomacia, en todo caso, ayudaría a ganar tiempo para organizar el dispositivo militar en el Atlántico Sur.  

Cuando un plan estratégico está equivocado, las tácticas están condenadas a fracasar. Los submarinos argentinos no fueron la excepción. Una vez producida la recuperación de las Malvinas, estos recibieron la orden de prepararse para zarpar. Como hemos visto en el correr de estas páginas, las condiciones de estas unidades distaban de ser las mejores.

Uno de los primeros inconvenientes que tuvo que enfrentar el San Luis, tal como vimos anteriormente, fue que gran parte de su tripulación había sido destinada al buque muy poco tiempo antes, incluso el comandante del submarino, Fernando Azcueta. Por lo tanto, la mayoría del personal se encontraba “conociendo” al buque cuando recibieron la orden de alistarse para marchar hacia el sur. Una vez que se zarpó, el comandante recibió la orden de no abrir fuego en el caso que se encontrase con una nave enemiga. El San Luis patrulló en la zona de exclusión desde el 20 al 30 de abril sin autorización para usar sus armas. En su camino hacia la zona Malvinas, se produjo la avería de la computadora control tiro, esta fue una limitación que resultaría determinante en el uso de armas. Aun así, los argentinos estuvieron amenazando a la flota inglesa durante 18 días, realizando ataques en tres oportunidades y siendo atacados ferozmente por helicópteros, barcos y submarinos enemigos.

A la hora de realizar un balance, debemos consignar que el submarino ARA San Luis produjo una enorme preocupación a la Royal Navy, causando, entre otras cosas, el gasto de una cantidad muy importante de armas antisubmarinas. Acechó y fue acechado por una de las flotas más importantes de ese momento y, pese a ser intensamente buscado, logró salir indemne de la búsqueda británica. Fue la única nave de guerra que logró romper el bloqueo británico en torno a las islas, debiendo para ello enfrentar sola y sin apoyo, a un formidable enemigo, experto en guerra antisubmarina. El San Luis creyó, a diferencia de otros, que era posible vencer a los ingleses. 

Tripulación del ARA San Luis a su llegada a la Base Naval Puerto Berlgrano - 1982
Tripulación del ARA San Luis a su llegada a la Base Naval Puerto Berlgrano - 1982


 

REFERENCIAS

Bóveda J. (2007). Uno contra todos. La historia secreta del ARA San Luis durante la Guerra. Boletín del Centro Naval, 125(816), 113-126.

Burzaco, R. (2000). Submarinos de la Armada Argentina (1930-2000). Eugenio B. Ediciones.

Díaz, J. (22 de agosto de 2009). Viaje al fondo de los mares del Sur. La Nación.         https://www.lanacion.com.ar/sociedad/viaje-al-fondo-de-los-mares-del-sur-nid1165407/

Flórez, H. (2021). Los tres silencios del ARA San Luis. Inédito.

Guaraz, R. (1982). Diario personal (11 de abril - 19 de mayo). Inédito.

Guber, R. (2001) ¿Por qué Malvinas? De la causa nacional a la guerra absurda. FCE.

Guber, R. (2020). Los A-4 en la guerra de Malvinas: ¿competencia intra o inter-específica? Defensa Nacional, (4), 185-212.      https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/143747

Guerrero del Campo, J. (2016). Malvinas. HMS Valiant, Patrulla de Guerra y Operaciones de Inteligencia. https://www.elsnorkel.com/2016/12/ malvinas-hms-valiant-patrulla-de-guerra.html

Guttman, J. (2000). Defiance at Sea. History's greatest naval beaten [Desafío en el mar. La derrota marítima más grande de la historia]. Packages.

Rattenbach, B. (1988). Informe Rattenbach. El drama de Malvinas. Ediciones Espartaco.

Lorenz, F. (2006). Las Guerras por Malvinas. Edhasa.

Mayorga, H. (1998). No Vencidos. Relato de las operaciones navales en el conflicto del Atlántico Sur. Editorial Planeta.

Mesa, D. y Paz, R. (2011). Submarinos argentinos en Malvinas 1982. https://www.elsnorkel.com/2011/12/submarinos-argentinos-en- malvinas-1982.html

Rocha, J. (1982). Diario personal (11 de abril - 19 de mayo). Inédito.

Sciaroni, M. (2010). Malvinas, tras los submarinos ingleses. Instituto de Publicaciones Navales. 

Train, H. (2012). Malvinas: un caso de estudio. Boletín del Centro Naval, 130(834), 231-262.

Wilbur, C. H. (1996). Remember the San Luis! [¡Recuerda el San Luis!]. Proceedings,  122(117).               https://www.usni.org/magazines/proceedings/1996/march/remember-san-luis

Fuentes primarias (entrevistas)

Melara, P. (julio de 2012 y agosto de 2013). Entrevistas con Alderete Oscar [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (agosto de 2012). Entrevista con Altamiranda Leoncio [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (abril de 2012). Entrevista al Capitán Azcueta Fernando [VGM. Comandante del submarino San Luis en la campaña Malvinas].Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (abril de 2012). Entrevista a Buchwald Gerardo [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (abril 2020). Entrevista realizada a Cuevas Mario [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Entrevista vía web.

Melara, P. (abril 2020). Entrevista realizada a Diaz Julio [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Entrevista vía web.

Melara, P. (mayo de 2011, marzo de 2012, febrero de 2014). Entrevistas realizadas a Guaraz Rafael [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (abril de 2012). Entrevista realizada a Herrera Juan Carlos [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (abril de 2012). Entrevista realizada a Pérez Orlando [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (mayo de 2011, marzo de 2012 y junio de 2014). Entrevistas realizadas a Poskin Alberto [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (junio de 2011). Entrevista realizada a Serrano Oscar [VGM. Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (mayo de 2013). Entrevista realizada  a   Vargas Delfino [VGM.Tripulante del submarino San Luis en la  campaña Malvinas].Grabación en audio. Mar del Plata.

Melara, P. (abril de 2012). Entrevista  realizada  a Rivero Damián [VGM.Tripulante del submarino San Luis en la campaña Malvinas]. Grabación en audio. Mar del Plata.

NOTAS

1.  Los primeros entrevistados, Rafael Guaraz y Alberto Poskin, además de fotos, documentos y experiencias personales, proporcionaron contactos. Afortunadamente, un gran número de veteranos de guerra del submarino San Luis vivían en Mar del Plata, por lo que se los pudo contactar. En cuanto a los que no residían en la ciudad, se contó con la suerte de que suelen visitarla al menos una vez por año, en abril. Todos los años, a fines de ese mes, se recuerda en la Base Naval Mar del Plata y en su Museo, el bautismo de fuego de la Fuerza de Submarinos. Allí, los tripulantes del Santa Fe y del San Luis se reúnen y son parte de la recordación. Suelen también aprovechar a compartir un momento especial con sus viejos compañeros. Esta fue la oportunidad para encontrarme con tripulantes que viven en otras ciudades. La primera entrevista fue en mayo de 2011 y la última en abril de 2020. En ese lapso fui recibido en sus casas, donde compartieron conmigo sus recuerdos, fotos y espacios especiales donde atesoraban recuerdos sobre la guerra, el submarino y sus camaradas. En un contexto de pandemia, ante el confinamiento obligatorio del 2020, los últimos testimonios llegaron de manera virtual.

2. El 8 de abril, Inglaterra había impuesto la zona de exclusión marítima en un perímetro de 200 millas náuticas alrededor de las Malvinas. Cualquier nave militar o auxiliar argentina sería considerada hostil y, por ende, podía ser atacada. Esto coincidió con la llegada de los primeros submarinos ingleses al Atlántico Sur. El día 29 de abril, ya con toda la flota tomando posición de ataque, esta situación evolucionó e Inglaterra decretó la zona de exclusión total.

3. El sonar pasivo no emite sonidos, es decir, solo escucha para no ser detectado por buques hostiles.

4.De no indicarse otra fuente, las palabras de los protagonistas, en todo el apartado, provienen de las entrevistas realizadas por el autor en el marco de la investigación, entre mayo de 2011 y abril de 2020.

5. A modo de referencia, 9000 yardas son, aproximadamente, 8200 m.

6.  A modo de referencia, 1 nudo equivale a 1852 kilómetros por hora.

7. La antropóloga Rosana Guber analiza el vínculo entre el hombre y la máquina, utilizando el término persona castrense. En este sentido, se sugiere consultar su estudio etnográfico con veteranos de la Guerra de Malvinas que tripularon los aviones A-4B de la Fuerza Aérea Argentina (Guber, 2020).

El San Luis. Memorias de un submarino argentino en la Guerra de Malvinas

Pablo Javier Melara / [pablomelar@gmail.com]

Malvinas en Cuestión, (1), e006, 2022

ISSN 2953-3430 | https://doi.org/10.24215/29533430e006

https://revistas.unlp.edu.ar/malvinas

Universidad Nacional de La Plata

La Plata | Buenos Aires | Argentina

https://orcid.org/0000-0002-3216-1373

Facultad de Humanidades.
Universidad Nacional de Mar del Plata

Argentina


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.Argentina,272,.Asia - Pacifico,227,.Brasil,188,.Chile,169,.Colombia,73,.Ecuador,49,.Peru,142,.Venezuela,26,"La caza del Octubre Rojo",1,#STEM,57,1:350,1,1ra Guerra Mundial,14,209/1100,1,209/1200,6,209/1400,6,214,1,218SG,1,2da Guerra Mundial,66,3D,1,667BDRM,2,Abastecimiento,1,Abel Basti,1,Abengoa,2,Abril,1,ABYSS,1,accidente submarino,134,Acero para Submarinos,1,ACTUV,4,Acuerdos,3,Adaptado,1,ADCAP,1,Adiestramiento,73,ADITAC,1,Adolf Hitler,1,adquisiciones,21,AE1,1,Afirmacion de Pabellon,1,Africa,7,AGASM - Asociación submarinistas franceses,3,AIP,22,Akula,1,Alanger,1,Alberto Guglielmotti,1,Alejandro Amendolara,1,Alemania,82,Alexander Nevsky,1,Alexandre Galante,1,alistamiento,1,Almanaque 2016,1,Almirante Merino" (BMS-42),3,Alseamar,1,Amas Submarinas,1,Amazul,2,AMRJ,4,Amur 1650,3,Analox,1,Angelo Nicolaci,1,Anil Jai Singh,1,Aniversa,1,Aniversario,41,AnnualEx,1,Antares,1,Anuncios,2,ARA Salta (S-1),4,ARA Salta (S-31),20,ARA San Juan (S-42),86,ARA San Luis (S-32),36,ARA Santa Cruz (S-41),16,ARA Santa Fe (S-11),4,ARA Santa Fe (S-21),24,ARA Santa Fe (S-3),4,ARA Santiago del Estero (S-12),4,ARA Santiago del Estero (S-2),4,ARA Santiago del Estero(S-22),7,ARC Bolivar,1,ARC INdomable,13,ARC Intrepido,14,ARC Pijao,17,ARC Tayrona,13,ARCH SS-20 Thomson,17,ARCH SS-21 Simpson,24,ARCH SS-22 Carrera,22,ARCH SS-23 O´Higgins,27,Argelia,7,Armada Argentina,5,Armada Española,1,Armamento,37,armas submarinas,1,Armscor Dockyard,1,Arnaldo Funes,1,Arribos,2,Arsenal do Alfeite,1,Artico,5,Ártico,1,Articulos,39,ARV Caribe S-32,2,ARV Carite,1,ARV Carite S-11,4,ARV Picúa,1,ARV Sábalo S-31,1,ARV Tiburón (S12/S21),1,AS-12,1,AS-12 Losharik,2,ASC,2,ASC Pty Ltd,2,ASDIC,3,Aselan,1,Asia,47,Asia - Pacifico,111,ASMAR,5,ASMAR.,2,Asociación Submarinistas Alemanes - VDU,2,Asociación Colombiana de Submarinistas “ASOCOLSUBMA”,2,Asociación de Oficiales Submarinistas del Perú,1,Asociación Helénica de Submarinistas,1,Asociaciones,6,ASR-II,1,Astillero Naval Golcuk,2,Astillero Naval Gölcük,2,Astillero SIMA,2,Astillero SIMA-PERU S.A.,7,Astilleros,4,Astilleros Sevmash,1,ASW,13,ATech,1,Atlantic Coach 2015,1,Atlas,1,ATLAS ELEKTRONIK,2,ATP-10,1,ATP-57,3,Augusto Conte de los Ríos,6,AUKUS,31,Australia,63,Autralia,4,AUV,7,AWS,16,B-276 Kostroma,1,B-39,1,B-586 Kronstadt,1,B-602 "Magadan",3,B-608 Mozhaisk,1,Babcock,2,BAE Huancavilca SS-102,14,BAE Shyri SS-101,31,BAE Systems,11,Bahia (S-12),3,bajas,3,Baltico,2,BALTOPS,1,Bangladesh,2,BAP Angamos (SS-31),12,BAP Antofagasta (SS-32),8,BAP Aptao (SS-42),5,BAP Arica (SS-36),9,BAP Chipana (SS-34),11,BAP Dos de Mayo,1,BAP Ferré,2,BAP ISLAY (SS-35),6,BAP La Pedreira (S-49),2,BAP Pacocha (S-48),11,BAP Palacios,2,BAP Pisagua (SS-33),17,BAP San Lorenzo (ART-322),1,BAP Tiburón,1,Base de Submarinos,1,Base de Submarinos da Ilha da Madeira,1,Base de Submarinos Talcahuano,1,Base Naval Contralmirante Agustín Armario,1,Base Naval de Cartagena,2,Base Naval de Point Loma,1,Base Naval Mar del Plata,6,Base Naval Talcahuano,2,Batalla del Atlantico,2,Baterias,18,Baterias / Ion-Litio,16,Baterias para submarinos,5,bautismo,9,bautismo de fuego,2,BBC ONE,2,Belgorod,3,bentos,3,Bester-1,4,Black Carillon,1,Black Shark,1,Block IV,1,BNS Joyjatra,1,BNS Nabajatra,1,BNS Slava,2,BOGATUN,1,Borei-A,2,Botadura,36,Brummel Vazquez,1,Buceo,1,Bulavá,7,Bulgaria,3,Buque de Apoyo Submarino,3,búsqueda y rescate,96,Buzos,1,Buzos tacticos,2,C-3,1,C-4,1,Cabo de Hornos,1,Callisto,3,CAMNE,1,Canada,25,Capacitaciones,16,CARI,1,Carlos Alberto Damelio,1,Carlos Damelio,1,Carrier Strike Group 10,1,Cartago,8,Cartas,1,Cascos y Estructuras,19,Cassidian,1,CDB Rubin,1,ceremonias,113,certificación de una escotilla,1,Certificaciones,1,Ceuta,1,Chief,3,CHILEMAR,15,China,54,Christian Alfredo Widmann,2,Christian D. Villanueva López,1,CIA,1,CIAMA,1,CINAR,1,Cine,9,Cine y Series,7,Clase Barracuda,2,Clase 0,1,Clase 035G,2,Clase 093,1,Clase 093G Shang,2,Clase 209NG,1,Clase 600,5,Clase A,1,Clase A26,13,Clase Agosta 90B,1,Clase Akula,7,Clase Alpha,1,Clase Astute,16,Clase Attack,1,Clase Balao,1,Clase Blekinge,1,Clase Boréi,2,Clase Boréi-A,1,Clase Cetus,1,clase Challenger,1,Clase Chang Bogo - III,4,Clase Changbogo - III,4,Clase Collins,8,Clase Columbia,2,Clase Dapnhé,5,Clase Delfin,1,Clase Dreadnought,2,Clase Echo,1,Clase Fateh,2,Clase Flota,1,Clase Foca,2,Clase Foxtrot,4,Clase Gato,1,Clase Gotland,7,Clase Graney,1,Clase Gür,2,Clase Hangor,2,Clase Jin,2,Clase Juliett,2,Clase Kalvari,10,Clase Kilo,4,Clase Kobben,4,Clase Lada,5,Clase Le Redoutable,1,Clase Los Angeles,9,Clase Ohio,3,Clase Orca,1,Clase Oscar-II,2,Clase Preveze,4,Clase Reis,4,Clase Riachuelo,5,Clase Romeo,1,Clase Romeo (Proyecto 633),2,Clase Rubis,1,Clase Ruby,3,Clase S-60,1,Clase S-70,4,Clase S-80,19,Clase S26T,5,Clase Salta,1,Clase Sauro,3,Clase Seawolf,1,Clase Sierra,4,clase Södermanland,2,clase Son Won-il,1,Clase Soryu,13,Clase SSN(X),1,Clase Suffren,6,Clase SX 506,1,Clase Taigei,8,Clase Tikuna,1,Clase Todaro,2,Clase Trafalgar,2,Clase Tridente,16,Clase Tupi,8,Clase Typhoon,13,Clase Ula,12,Clase Upholder,7,Clase Vanguard,2,Clase Varshavianka,4,Clase Victoria,9,Clase Virginia,26,Clase Walrus.,10,Clase Whiskey / Proyecto 613,4,Clase Yankee,1,Clase Yuan,4,Cofs,5,colaboración,1,colisión,35,Comandante Azcueta,1,Comandante de Submarinos,14,Comando de la Fuerza de Submarinos.,15,Comandos Anfibios,2,Comics,1,cómics,3,Comisionado,6,Compact Rapid Attack Weapon - CRAW,1,Complejo Naval de Itaguaí,1,COMPTUEX,2,Computadora de control Tiro,1,COMPUTEX,1,COMSUBNATO,3,COMSUBPAC,2,Comunicaciones,8,Comunicados,1,Comunidad,1,condecoraciones,4,Conferencia de Submarinos de las Américas (SCOTA),2,Conferencias,8,Conflictos,2,Congresos,3,Conmemoración,1,Consola de Gobierno,3,Construcción de Submarinos,3,Contramedidas,2,Contratos,33,Control Averias,1,Control del Mar,1,Convertidores,1,Cooperación,4,Corea del Norte,10,Corea del Sur,46,Corte de Casco,1,Cosme Garcia,2,COSPAT,1,COVID-19,4,Crocodile,1,CSS Hunley,2,CTBTO,2,Cuba,3,Curiosidades,2,curso,2,Curso escape,6,cursos,10,D-26 Bouchard DEBU,1,Daewo,2,Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering Co,1,DAMEN,5,Daniel Prieto,8,DAPA,2,DAPHNE,1,DARPA,2,Das Boat,1,Dassault Systemes,1,Datos Subs,7,David Claudio Lagar,4,DDS ( Dry Deck Shelter),1,decomisos,21,DeepBlue2022,1,DEFENSA ANTIAEREA SUBMARINA,1,defensa y seguridad,2,Delfines,1,DeltaIV,2,Desguace,6,Despliegues,59,destino final,15,Detección Acústica Submarina,4,detección subacua,3,Deutschen Marinemuseum,1,DEYSEG,1,Dia D,1,Dia del Submarinista,1,Dianca,1,Diego Quevedo Carmona,3,Diesel Electric Submarine Initiative - DESI,61,Dimensión Submarina,1,Dinamarca,1,Dique Flotante,1,Dique Young,1,diseño y desarrollo,9,DISSUB,64,distintivo,1,Dmitri Donskoy,2,Documental,10,Dolphin,3,Dolphin II,6,Dr Pablo Castro,25,Drass,2,DRDO India,1,DRIX,1,Drones,15,DSME,9,DSRV,3,Dynamic Manta,11,DYNAMIC MARINER,1,Dynamic Monarch,4,Dynamic Mongoose,9,ECA Group,5,Eckernförde,1,Educacion,2,efe-sep,1,Efemérides,5,Egipto,11,egresos,2,Ehime Maru,1,Ejercicio Nordic Response,1,Ejercicios,154,Elac Sonar GmbH,2,ELBIT SYSTEMS,2,Electricidad,2,Electronica,6,elSnorkel,16,Emblemas,2,Emden,1,Emeraude (S-604),1,emergencia submarino,56,En Astilleros,34,En eterna patrulla,3,enigma,3,Enrico Toti,1,Entrenamiento,1,Entretenimiento,9,Entrevistas,15,Eric Genevelle,1,Erich Saumeth,1,Escape de Submarinos,13,ESCAPEX,2,Escenarios,1,escotilla de rescate,2,Escuadrón de Submarinos,6,Escuela de Submarinos,65,España,144,Especialidades,15,Espionaje,1,Espionaje submarino,1,ESPS Tramontana,1,Estado del Arte,1,Estrecho de Ormuz,2,Eterna patrulla,1,EURONAVAL,4,Euronaval 2014,1,Europa,11,Eurydce (S644),1,Evacuación,1,eventos,27,Exibiciones,1,Exocet,3,Expociciones,4,EXPODEFENSA,1,Exponaval,7,Exposiciones,1,F21,1,Facundo Rovira,1,Falkland 1982,1,fallas,1,Fateh,3,Fede Supervielle,1,FEINDEF,1,Felinto Perry K11,1,Felix Artuso,7,Ferias y Exposiones,1,Fibra Óptica,1,Filipinas,4,Fincantieri,10,Firmas Acusticas,1,Fleet-Type,1,Fleetex,1,Flota del Pacífico,1,Flota Rusa del Norte,4,Flota Rusa Del Pacífico,1,Flotilla de Submarinos,9,FNS Améthyste (S605),1,FORONAVAL,1,Foros,1,fotos,6,Foxtrot,3,Francia,67,FRANCISCO FERNÁNDEZ MATEOS,1,Francisco Guido Rossomando,10,Fraterno,3,Fuerza de Submarinos,31,fuerzanaval.com,1,Fuerzas especiales,2,fumar,2,G7a,1,Gabler,4,Galatée (S 646),1,Gazzana (S525),1,General Dynamics Electric Boat,12,Ghadir-955,1,Gibraltad,2,Giorgias,1,Goiás - S15,1,Golfo de Persico,1,Gonzalo Salinas,1,Gorka L Martínez Mezo,8,GPS,1,Grecia,18,grupo electrógeno,1,Grytviken,3,Guanabara S 10,1,Guerra Antisubmarina,8,Guerra Antisubmarina (ASW),22,Guerra Civil,1,Guerra Electronica,1,Guerra Fria,22,Guerra Submarina,6,Guilherme Poggio,3,Gunther Prien,2,H-3 Rucumilla,2,HABETaS®,1,habitabilidad,1,HAGENUK,1,Hai Kun (ss-711),2,Hai Kun (海鯤,1,Hakugei (SS 514),3,Hanwha Ocean,3,HD Hyundai Heavy Industries,3,HDS-2300,1,HDW,5,HDW CLASE 214NG,1,Héctor Galisteo Streeksoff,1,helices,5,Helicopteros,1,Helmuth Walter,2,Hensoldt,4,Heraldica,1,Hi-Line,1,hidroacústica,2,HII,1,Himno,1,HIPOPÓTAMO,1,Historia,161,HISutton,3,HMAS Collins,1,HMAS Dechaineux (SSG 76),1,HMAS Farncomb,2,HMAS Onslow,1,HMAS OTAMA,1,HMAS Sheean,2,HMCS Chicoutimi,8,HMCS Corner Brook,2,HMCS Victoria,1,HMCS Windsor,5,HMS Agamemnon,1,HMS Ambush,4,HMS Anson,4,HMS Artful,2,HMS Astute,4,HMS Audacious,5,HMS Audacius,1,HMS Cachalot,1,HMS Conqueor,2,HMS Conqueror,7,HMS Courageous,1,HMS Dreadnought,1,HMS E5,1,HMS M2,1,HMS Ocelot,1,HMS Onyx,5,HMS Osiris,2,HMS Regent,1,HMS Spartan,2,HMS Splendid,3,HMS Superb,1,HMS Swiftsure,1,HMS Talent,3,HMS Tarpoon,1,HMS Tireless,2,HMS Trenchant (S91),1,HMS Triumph,2,HMS Trooper,1,HMS Valiant,2,HMS Vanguard,5,HMS Vengeance,1,HMS Victorious,2,HMS VIgil,2,HNoMS Utstein,1,Hobby,2,Hoggar-032,1,HOISTEX,1,Homenajes,11,Howaldtswerke (HDW),2,HQ-186 Da Nang,2,HQ-187 Ba Ria-Vung Tau,2,HS Katsonis (S-123),1,HS Matrozos (S-122),1,HS Papanikolis,1,HSwMS Gotland,3,HSwMS Södermanland,1,HSwMS Uppland,3,Huancavilca,2,Huntington Ingalls Industries,2,HY-80,2,Hyatt (SS-23),2,HYDRA,1,Hyundai,1,I-400,3,I-52,1,IANTN / RITN,2,ICBM,1,ICEX,2,ICN - Itaguaí Construções Navais,92,IDAS,2,Impresoras 3D,1,Impresos,2,IN MEMORIAM,1,Incendio,8,incendio en submarino,5,incidentes,6,Incorporacion,28,Incorporación,32,Incorporaciones,9,India,67,Indo-Pacifico,5,Indonesia,26,Indra,1,Industria Naval,635,Infografias,11,Informe,8,Informes,4,Ing Carlos E. Torres,7,Ing. Isaac Peral,6,Ingeniero Cesare Laurenti,1,Inglaterra,3,INS Arighat,1,INS ARIHANT,4,INS Dakkar Tz-77,1,INS Drakon,2,INS Kalvani,3,INS Kalvari,2,INS Khanderi,2,INS RAHAV,1,Ins Sindhudhvaj,2,INS Sindhurakshak,3,INS Sindhuratna,2,INS Vagir,3,INS Vagsheer,1,INS Vela,4,Insignia,1,Intecs,1,Inteligencia Articifial,1,Intercambios,1,Intereses Marítimos,3,International Submariners Congress,1,Investigación y Desarrollo,35,Ion-Litio,4,IPMS Mar del Plata,1,Iran,9,Irlanda,1,IROV,1,ISA,3,ISC,1,ISMERLO,13,Israel,13,Itaguaí,5,Italia,60,ITS Scire,2,IXblue,2,Jangbogo II,1,Jangbogo III,6,Japon,43,Japón,3,Javier Navia,2,JFD-James Fisher,3,Jingei SS-515,1,JL-2,1,Jorge A Ricaldoni,1,Jorge Pereira,1,José Javier GUERRERO DEL CAMPO,7,José María Ramírez Iglesias,1,Juan Carlos Federico Blume Othon,2,Juan Oliver Lorente,13,juegos,7,Juliett,1,Juliett 484,1,K 219,1,K-141 KURSK,11,K-19,4,K-266,1,K-27,2,k-276 Kostromá,1,K-278 Komsomolets,2,K-3,1,K-322 Kashalot,1,K-441,1,K184,1,Ka-27,1,Kaiten,1,Kambala,1,Kamchatka,1,Karl Dönitz,1,Karl Flach,5,Kawasaki Shipbuilding Corporation,1,Kazan,2,Kazan (K-561),1,KIEL,7,Kilo,14,Kniaz Pozharski,1,kockum,3,Kockums,1,Kólpino,1,Kongsberg,2,KONGSBERG DEFENSE & AEROSPACE,1,Kongsberg.Kongsberg,1,Krasnodar,2,KRI 404 Ardadedali,1,KRI Alugoro (405),2,KRI Nanggala 402,8,Kriegsmarine,1,Kronshtadt,2,KSS-II,3,KSS-III,7,KTA Naval System,1,KTA Naval Systems,1,L3harris,1,LAAD,1,Lada,4,Lanzamientos,9,Larsen and Toubro (L&T),1,Laser,2,Latinoamerica,968,Le Foudroyant.,1,Le Minerve (S-647),3,Le Terrible,1,Le Vigilant (S618),1,Leonardo SpA,6,Lewis Mejía Prada,10,liam nisson,1,Libros,8,Lic Bakic Guillermo,5,Licitaciones,4,Liderazgo,1,Lockheed Martin.,2,Los Flota,1,LR5,3,Lubeck,1,Luis Enrique Velez Roman,3,Luiz Padilha,1,LUUV,1,magnetohidrodinamica,2,Malasia,1,Malvinas 1982,92,MAN Energy Solution,1,Maniobras,1,manteniemiento,6,mantenimiento,22,Manual de Operaciones,1,mar negro,5,Maratón,1,Marcelo Malara,1,Maria Petkovic,1,Mariano Sciaroni,22,marineschepen.nl,1,Marruecos,1,Martín Piazza,1,MASSEVEX,1,Master Chief,1,mastiles y antenas,6,Mazagon Dock,1,Mazagon Dock Shipbuilders Limited (MDL),6,Mazagon Docks Ltd,2,MBDA,2,Medio Oriente,1,Mediterraneo,5,memorando,1,MESMA,2,Methanol,1,Mexico,2,midget,1,Minas,1,Mini Submarinos,9,Ministro de Defensa,2,minisubmarino ruso AS-28,1,Misil,3,Misil Antibuque P-700 Granit,1,Misil Harpoon,1,Misil SM39,3,Misil SM40 Exocet,1,Misiles,11,Misiles Kalibr,1,Mistral,1,Mitsubishi Heavy Industries Kobe,3,MK_54,1,MK-10 Submarine Escape and Immersion Equipment (SEIE),2,MK-11 Submarine Escape and Immersion Equipment (SEIE),1,MK-48,1,MK39 EMATT,1,MLU,6,MO-103,1,Modelismo,1,Modelismo cratch,1,Modelismo Kits,4,Modelismo Papel,1,Modernizacion,14,Monumentos,3,MOOG Australia,1,Motor Eléctrico de Propulsión (MEP),3,Motores para Submarinos,7,MTU,7,Mujeres en submarinos,45,Musa,1,Museo de Submarinos,1,Museo Technik,1,Myanmar,1,Nanotecnologia,2,Narval S-631,1,NATO Submarine Rescue System (NSRS),1,Naufragios,3,nautilus,1,Naval Force,2,Naval Group,9,Naval Group (DCNS),74,Naval Submarine School,1,Naval Submarine School (NSS),1,Navantia,29,Nave Nodriza,1,navegacion,1,Navegación,1,Nedinsco,1,negocios,1,Nerpa,1,Nevesbu,2,Newport News Shipbuilding,5,NICOMEDES SANTA CRUZ,1,Niteroi,1,NORSUB-5,1,Northrop Grumman,1,Noruega,37,noticia,4,noticias,8,Novosibirsk,1,NRP Arpao (S161),19,NRP ESPADARTE,1,NRP Tridente,2,NRP Tridente (S160),11,NSS Guillobel,1,Nuclep,2,Nulcep,1,O´Brien (SS-22),2,Oberon,1,Obnisk,1,OCCAR,5,Ocean Infinity,3,Oceania,2,Oceano (S-118),1,Ocio,41,Octubre Rojo,1,Ofrecimientos,1,OMI,1,OpenDays,1,Operación "Brilliant Shield",6,OPERACIÓN “HOKEHAMTON”,1,Operación ARCTIC,1,Operación Awless,1,Operacion Baldur,1,Operación Banner,1,Operación de Fiscalización Marítima,3,Operación Grenada,1,Operacion MAr Abierto,3,Operación Neptuno,1,Operación Noble Shield,2,Operación Sea Guardian,6,Operaciones,6,Operaciones de combate,5,Operaciones de Inteligencia,5,Operaciones de vigilancia,4,Operaciones Especiales,4,Operaciones Submarinas,6,Operaracion Irini,5,Opinión,9,Opiñión,1,OptiArray,1,Optics11,1,Optronico,8,ORCCA,1,Orel K-266,1,Organismos,1,ORION,1,ORP Bielik,1,ORP Kondor,1,ORP Sęp,1,ORP Sokol,1,Orzeł,2,Oscar,2,Oscar Daniel Siano,1,Oscar Filippi,1,OSI Maritime Systems,2,OTAN,677,Otto Kretschmer,1,Ouarsenis-031,1,p,2,P-3 Orion,2,P-8A Poseidon,2,Pablo Javier Melara,3,Paises Bajos,38,Pakistan,9,Panama,1,Pandemia,6,Panorama,139,PASSEX,1,Patrulla de Guerra,1,pecio,5,pecios,18,Percy Isaac Suárez Cáceres,2,Periscopio,12,Periscopio SERO 250,1,Perseo Techworks,1,Peter Mulvany,1,Phoenix Dragon (511),1,Pietro Venuti (S 528),1,PIlas de Combustibles,1,Pirireis (S 330),4,Plan genesis,1,Plan Procyon,1,Pluviôse,1,PNR Barracuda (S164),1,PNS Ghazi,1,PNS Hangor (S131),1,PNS/M KHALID (S-137),1,PoderNaval,2,Podmoskovie,1,Polonia,16,POLYPHEM,1,Portugal,40,POSYDON,1,Precursores,19,Presentaciones,4,primera inmersión,1,Programa "Orka",1,Programas,1,Propulsion,27,Propulsion AIP,17,Propulsion Nuclear,4,PROSUB,79,Proyecto 611,1,Proyecto 09852,2,Proyecto 636,7,Proyecto 636.1,3,Proyecto 636.3,15,Proyecto 667,2,Proyecto 667BDR,2,proyecto 671RTMK,1,Proyecto 677,2,Proyecto 75,3,Proyecto 75I,8,Proyecto 885M Yasem-M,2,Proyecto 941,2,Proyecto 949,1,Proyecto 949A,1,proyecto 955 Borei,11,proyecto 955a Borei-a,2,Proyecto 971,2,Proyecto MILDEN,3,Proyecto Yasen-M,2,Proyectos,2,Pruebas de fabrica,2,pruebas de mar,39,Pruebas de Puerto,2,PT Pal,1,Publicaciones,6,Publicidades con submarinos,1,Puget Sound Naval Shipyard,1,Punta Arenas,1,Qatar,1,R-29,1,Raigei SS-516,1,Raytheon,1,Reactores Nucleares,1,Reclutamiento,3,Regreso,3,Regreso a puerto,1,Reino Unido,20,Relato,4,Relato de Guerra,7,Relatos,1,Renovación,7,reparaciones,4,Reparaciones Media Vida,25,Reportajes,2,rescate submarino,12,Reserva Naval,1,Reunion,4,Revista de Marina.es,1,Revista Naval,2,Revistas,2,Ricardo Burzaco,1,RIMPAC,6,Rio Grande do Sul (S-11),2,Rio III,1,ROASW,2,Roberto Marcelo Paz,24,Rodríguez Labandera,2,Roger L. Cotrina Alvarado,1,ROK Dosan Ahn Chang-Ho,1,ROKS Ahn Mu (SSB-085),1,ROKS An Jung-geun,1,ROKS Dosan Ahn Chang-ho (SS-083),1,ROKS Dosan Ahn Changho (SS-083),1,ROKS SINDOLSEOK (SS 082),1,Rolls-Royce,1,Rolls-Royce-MTU,1,Rosoboronexport,1,ROV,2,Royal IHC,2,Royal Navy,76,RSS Chieftain,1,RSS Conqueror,1,RSS Impeccable,3,RSS Inimitable,1,RSS Invincible,2,Rubin,1,Rumania,4,Rusia,207,RWUAS,1,S-10,1,S-1000,4,S-110 Glavkos,2,S-178,1,S-20 Humaita,1,S-21 Tonelero,1,S-353 PREVEZE,1,S-354 SAKARYA,1,S-355 18 MART,1,S-356 ANAFARTALAR,1,S-40,1,S-41 Humaitá,17,S-43,2,S-61 Delfin,2,S-62 tonina,4,S-71 Galerna,5,S-72 Siroco,1,S-73 Mistral,8,S-74 Tramontana,7,S-80,26,S-80Plus,5,S-81,1,S-81 Isaac Peral,15,S-83 Cosme García,1,S.A. (AASA),1,S101 SAS Manthatisi,3,S102 Charlotte Maxeke,2,S161 BNS Nabajatra,1,S162 BNS Joy Jatra,1,S20,1,S30 Tupi,5,S31 Tamoio,5,S32 Timbira,9,S33 Tapajo,9,S34 Tikuna,12,S42 (864),1,S529 Romeo Romei,3,Saab,18,SAAB -DAMEN,6,Sábalo(S-31),4,SACOR Siderotécnica SA,1,SAES,22,Safran Group,2,Sala de Maquinas,1,Salud,1,salvamento,8,Salvatore Todaro,1,Santiago Aversa,1,Saphir,1,SAR,7,SARMISS,2,SARSAT,1,SARSUB,14,SAS S99 ASSEGAAI ex-Johanna van der Merwe,2,satelite,1,Saukko,1,SBR-1 Riachuelo S-40,33,SBR-2,1,SBR-3 S42Tonelero,9,SBR-3 Tonelero,1,SBR-4 Angostura (S-43),5,scapa flow,2,Scire,1,Scorpene,25,Scratch,1,Sea Ceptor,1,SEA1000,1,Seabed Contructor,2,sebastopol,1,Seguridad,2,Sekiryu SS-508,1,Seminarios,1,sener,2,Sensores,4,SenToku,1,Ser Submarinista,194,Serie 60,1,Series TV,1,SERO 400,2,Servicio Activo,2,Shackleton 2014. 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www.elSnorkel.com : El San Luis: Memorias de un submarino argentino en la Guerra de Malvinas
El San Luis: Memorias de un submarino argentino en la Guerra de Malvinas
Luego del hundimiento del Crucero ARA Belgrano, solo un buque la Armada permaneció en territorio malvinense, el submarino ARA San Luis.
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