La novela Trasfondo de la autora tandilense Patricia Ratto puede leerse en varios niveles. En uno de esos niveles puede leérsela como una novela de guerra que, para quien no conozca nada del mundo de los submarinos o de la historia de la guerra de las Malvinas, podría resultar por momentos algo confusa. No hay en todo el relato una descripción general del buque, sus dimensiones, ni de sus sistemas, aunque a medida que el lector avanza en la lectura va conociendo algunos sectores y equipos, por lo menos de nombre y va dándose cuenta de lo limitado del espacio en que vive la tripulación;
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Título: “Trasfondo”
Autora: Patricia Ratto
Editorial: Adriana Hidalgo editora
Primera edición: enero de 2012
ISBN 978-978-1556-79-3
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La novela Trasfondo de la autora tandilense Patricia Ratto puede leerse en varios niveles. En uno de esos niveles puede leérsela como una novela de guerra que, para quien no conozca nada del mundo de los submarinos o de la historia de la guerra de las Malvinas, podría resultar por momentos algo confusa. No hay en todo el relato una descripción general del buque, sus dimensiones, ni de sus sistemas, aunque a medida que el lector avanza en la lectura va conociendo algunos sectores y equipos, por lo menos de nombre y va dándose cuenta de lo limitado del espacio en que vive la tripulación; tampoco hay crónica alguna de la guerra pero van aflorando hechos y circunstancias de la misma a medida que se recorren las escasas 143 páginas del libro. Recién en la segunda página el lector desprevenido se entera que el barco del relato es un submarino y ya muy avanzado el relato que dicho submarino no es otro que el ARA San Luis. Pero esto no es un obstáculo insalvable y hasta se agradece que sea así. Lejos de todo didactismo, la autora presupone que el lector conoce la historia reciente de la Argentina y que, ya sea por películas, libros, documentales, etc. sabe, al menos, que en un submarino de guerra hay una sala de torpedos, una sala de comando con periscopios y equipos, una sala de máquinas con motores, una cocina, baños y sobre todo, tripulantes.
Los protagonistas de la historia son los suboficiales del buque y así, en otro nivel de lectura, la novela es la voz misma de esos tripulantes que entonces lucharon en silencio y ahora han decidido hacerse escuchar. Una voz que nos cuenta que “durante treinta y nueve días y ochocientas sesenta horas de inmersión” combatieron en el fondo del Mar Argentino no sólo contra la flota británica especializada en lucha antisubmarina, sino contra sus propios miedos, sus fantasmas, el tedio, la incomodidad, el desconocer casi todo del mundo exterior y de una guerra en la que peleaban en primera línea, la tensión permanente de ser encontrados por el enemigo, la frustración de no haberle causado daño y el consuelo ingrato de saber que por lo menos se lo perturbó y que se lo forzó a dedicar recursos y medios navales valiosos en una cacería infructuosa.
Patricia Ratto no utiliza los nombres verdaderos de los protagonistas ni, sorprendentemente, de aquellos que no son tripulantes del submarino. Cuesta comprender, por ejemplo, por qué el suboficial Félix Artuso, héroe de la Fuerza de Submarinos, termina siendo un anónimo Mancuso. Lo cierto es que, aunque lejos de la polémica, el libro relata circunstancias, dichos y hechos que pueden llegar a molestar, ofender o perjudicar a algunas personas aún después de treinta años. En definitiva es una obra de ficción, y como tal no es posible, a priori, discernir el límite entre lo que fue un hecho real o algo surgido de la imaginación de la autora. Como cuando al entrar en Puerto Belgrano de regreso de la patrulla de guerra uno de los personajes relata que en las aguas protegidas de la base “…están todos…”[…] “toda la maldita flota de combate…hasta el portaviones…y ¡el Salta! […] los únicos pelotudos que seguíamos allá éramos nosotros”. En la novela, el regreso del San Luis, intuyen sus tripulantes, molesta por poner en evidencia la desidia y la falta de previsión de los responsables de la conducción de la guerra, llevando a preguntarse el narrador si “quizá lo mejor hubiera sido estallar en mil pedazos y no volver, así seríamos víctimas o héroes, no esta evidencia viva de lo que no funciona, de lo que está mal, del fracaso”. Aún así el relato es piadoso con algunos de los protagonistas reales o ficticios ya que la autora roza ciertos hechos cruciales como ser un intento de motín (que sin duda tendría un altísimo valor narrativo) pero evita ir más allá y todo queda en insinuaciones.
Para los lectores que alguna vez escucharon las historias que se relatan en el libro por boca de sus verdaderos protagonistas y conocen detalles de la patrulla de guerra del ARA San Luis el límite entre la ficción y la realidad en la novela no es tan difuso. El título de la novela es más que elocuente en este sentido. Así aparece otro nivel en que puede leerse la novela: cribando la realidad de la ficción, intentando recobrar los verdaderos nombres de los personajes y reconocer hechos que, aparentemente, por ahora sólo pueden ser novelados, en definitiva develando el trasfondo de esta historia.
Desde el punto de vista literario, la autora decidió poner el relato en boca de un tripulante del San Luis que en tiempo presente va contando las vicisitudes de la patrulla de guerra. La particular naturaleza del narrador se hace evidente ya en las primeras páginas y es imposible no remitirse, con inevitable desencanto, a alguna película con un sentido de más o a un amanecer en la ruta cantado por un viejo grupo de rock nacional. Una elección peligrosa la de Patricia Ratto, ya que la notable similitud con estas referencias culturales tan directas y contemporáneas distraen y, sólo luego de bien avanzada la lectura, es posible substraerse y disfrutar de un relato que tiene momentos notables. Momentos literarios donde el tiempo y el espacio no se limitan al de la duración de la patrulla ni a las escasas dimensiones del casco resistente de un submarino clase 209. Así el hundimiento del Belgrano, un punto bisagra en el relato, puede ser más que el dato de la confirmación del mismo que altera los ánimos abordo y hasta el olvidado Islas de los Estados se nos aparece con sus sobrevivientes en el agua mientras su verdugo pasa indemne frente al submarino que nada puede hacer por vengarlo.
Es de destacar el esfuerzo de la autora por informarse no sólo de la historia y las vivencias de la patrulla de guerra del ARA San Luis sino también por utilizar la particular jerga de los submarinistas y de cuidar los aspectos técnicos (aunque alguno que otro se le haya escapado) de inevitable mención en un buque de guerra. Esto da al relato la pátina de verosimilitud necesaria, un verdadero trasfondo, que sin duda ayuda a hacer la experiencia de la lectura más placentera. Trasfondo es una novela que atrapará tanto a los que conozcan la historia como a los que no, ya que permite un acercamiento al sentir y pensar de esos hombres que en silencio combatieron en Malvinas aunque sin poder ver jamás las islas.
Autor: Dr. Pablo Castro para elSnorkel.com
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