Los submarinos convencionales se enfrentan a una competencia cada vez más intensa por parte de los drones submarinos, que se están volviendo cada vez más autónomos, inteligentes y letales. Estos vehículos no tripulados pueden realizar misiones de combate, transportar cargas útiles y operar de forma autónoma durante semanas, todo a un coste mucho menor que el de los submarinos convencionales. En consecuencia, la guerra submarina está cambiando, con los drones amenazando el sigilo y la resistencia de los submarinos, desafiando su posición dominante. Sin embargo, los submarinos convencionales siguen siendo plataformas con mayor capacidad de carga útil y seguirán realizando misiones multitarea, pero la tendencia es clara: las operaciones costeras, el reconocimiento y la búsqueda de buques enemigos y minas serán gradualmente dominadas por sistemas no tripulados.

En los últimos años, los vehículos submarinos no tripulados han pasado rápidamente del ámbito de la ciencia ficción al uso real. Como resultado, su desarrollo e implementación están obligando a analistas, expertos militares y representantes de la industria naval a replantear el concepto mismo de submarino clásico. La cuestión del futuro de los submarinos no nucleares, que hasta hace poco parecían herramientas indispensables para la defensa y el reconocimiento costero, cobra especial relevancia hoy en día. Los drones submarinos se vuelven cada año más autónomos, inteligentes y letales. Los avances tecnológicos en eficiencia energética, sistemas de navegación e inteligencia artificial ya lo han hecho posible. Permitió a varios países desplegar modelos capaces de llevar a cabo misiones de combate no tripuladas.

Vehículos como el Orca de Boeing, el Poseidón de Rusia y el Cetus de Gran Bretaña demuestran que las plataformas submarinas autónomas no solo pueden realizar reconocimiento, sino también atacar objetivos de gran tamaño, incluidos submarinos.

El ejemplo del Orca, desarrollado para la Armada de los Estados Unidos, demuestra la seriedad con la que se está volviendo la competencia entre plataformas tripuladas y no tripuladas. El dispositivo tiene una impresionante autonomía de crucero, es capaz de transportar cargas útiles para diversos fines y puede operar de forma autónoma durante semanas. En esencia, es un cazador submarino, libre de la vulnerabilidad del factor humano.

A su vez, el Poseidón ruso es un torpedo nuclear de nueva generación es de importancia estratégica, capaz de viajar grandes distancias y portar una carga termonuclear. Su objetivo principal es socavar el concepto de protección de las bases navales tradicionales y los grupos de ataque. Cabe destacar que el costo de estos drones, a pesar de su equipo de alta tecnología, es decenas de veces menor que el de un submarino no nuclear "clásico". 

Su operación y mantenimiento también consumen menos recursos, ya que no requieren tripulación y su diseño no requiere sistemas de soporte vital y protección tan complejos. Sin embargo, también se están desarrollando drones francamente económicos, algunos de los cuales pueden, por decirlo suavemente, causar problemas a los submarinos, incluso en las bases. Al mismo tiempo, el problema no se limita al dinero. Los drones están cambiando los principios mismos de la guerra submarina. 

Si antes la principal ventaja de un submarino residía en su sigilo y su capacidad para permanecer en el mar durante largos periodos, ahora estas cualidades se vuelven vulnerables si el enemigo cuenta con una flotilla de submarinos baratos, pero inteligentes y letales. En tales condiciones, el submarino, como plataforma de transporte de recursos humanos y de alto coste, pierde su posición dominante. Sin embargo, es prematuro descartar por completo los submarinos clásicos. Persisten plataformas con una capacidad de 1000 m (3000 pies), con una carga útil mucho mayor, capaces de transportar torpedos, cohetes, fuerzas especiales y misiones multitarea. 

La tendencia es clara: las operaciones costeras, el reconocimiento y la búsqueda de buques enemigos y minas serán dominadas gradualmente por sistemas no tripulados. No obstante, el futuro previsible probablemente se oriente a conceptos híbridos, en los que los drones submarinos operan junto con plataformas tripuladas, creando un sistema único para controlar el espacio submarino. No obstante, el papel de los submarinos no nucleares en esta nueva ecuación ya no es indiscutible. Cada vez darán paso más a vehículos submarinos no tripulados, que son más baratos, menos vulnerables y más capaces. numerosos.