El Sistema Integrado de Combate de los submarinos de la clase S-80 Plus es el verdadero “corazón del guerrero”, de ahí el título de este artículo.
Submarino S-81 Isaac Peral. Fuente - Navantia. |
Los submarinos de la clase S-80 Plus son plataformas de una complejidad difícil de explicar. En muchas ocasiones se compara este tipo de programas con los espaciales en parte por marketing, pero también para tratar de resumir, en pocas palabras, la enorme cantidad de sistemas y subsistemas que los conforman. A lo largo de los próximos tres artículos explicaremos uno a uno cuáles son los sistemas que, vertebrados por el Sistema de Combate, permitirán al S-81 “Isaac Peral” y a sus gemelos contarse entre los submarinos convencionales más capaces del mundo. Para ello hablaremos, en este primer artículo, de la suite de sonares. Posteriormente, en una segunda entrega, nos centraremos en los sensores de superficie, los sistemas de comunicaciones, de control de plataforma y navegación y en los sistemas de contramedidas. Por último, un tercer artículo será dedicado al armamento, ya que es un tema tan complejo y polémico que requiere un tratamiento específico.
Cuando una persona interesada en los buques de guerra, y en particular en los submarinos, busca libros que traten el tema, más allá de los que hablan de tácticas o narran historias de audaces ataques, resulta casi inevitable llegar a la obra de Ulrich Gabler. Autor alemán, sirvió como ingeniero jefe en el diseño de los U-121 y U-564, dedicó su carrera posteriormente a la empresa, fundando Ingenieurkontor Lübeck (IKL) y a la enseñanza, impartiendo clases en la Universidad de Hamburgo, así como a la fundación que lleva su nombre. Su obra “Construcción de submarinos”[1] ha sido libro de cabecera para muchos y sigue siendo consultada por aficionados y profesionales. Ahora bien, dado que este libro fue escrito en 1982, cuando la Revolución en los Asuntos Militares de la Información estaba todavía en pañales y en una época en la que los submarinos, aun siendo muy sofisticados, distaban mucho de los actuales, no alcanza a representar la gran complejidad de una plataforma como el S-81 “Isaac Peral” ni el enorme reto que su diseño supone. Por poner un ejemplo, cuando Gabler se refiere a los sistemas de detección, engloba en dicha categoría “todas las instalaciones que sirven para la detección e identificación del adversario”.
Otro autor ilustre que ha hablado sobre el tema es el físico nuclear y divulgador militar británico Frank Barnaby, director del SIPRI en los años 70[2] y autor de casi una decena de libros sobre tecnología militar, guerra nuclear y sobre el futuro de la guerra. En su caso, en “La guerra del futuro” (1985)[3] nos explicaba que un sensor es “un aparato que sirve para detectar la presencia de materia o energía y para determinar su posición. Entre otras cosas, los sensores del campo de batalla automatizado pueden ser sensibles a la luz, el sonido, los campos magnéticos, la presión y la radiación de infrarrojos”. Esta última es una definición más acotada que la de Gabler y que además incluye un concepto fundamental, el de “campo de batalla automatizado”, adelantando una de las características básicas de la Revolución Militar a la que estamos asistiendo y sobre la que por entonces no estaban todavía claras sus implicaciones.
No hemos elegido los ejemplos de Gabler y Barnaby al azar. Ambos eran especialistas reputados en sus respectivos campos y sus afirmaciones eran a su vez perfectamente válidas en el tiempo en el que fueron escritas. En honor a la verdad, podríamos recurrir a otros muchos autores y llegaríamos definiciones análogas. Ahora bien, incluso aunque hoy en día algunas de ellas continúen siendo aceptables, deben ser puestas en contexto pues en la época en que se redactaron tanto los submarinos -como las plataformas militares en general- eran muy diferentes a las actuales en un aspecto clave: la complejidad.
En el caso de los submarinos, apenas incluían sonar activo y pasivo, radar y periscopios ópticos (tanto de observación como de ataque). Además, cada uno de estos sistemas actuaba y se manejaba de forma independiente al resto. Por el contrario, en los S-80 Plus se incluyen -además de los anteriores- desde sonares de detección de obstáculos a sistemas de monitorización de las emisiones del propio submarino, sistemas de inteligencia de señales (SIGINT) y guerra electrónica, por no hablar de los sistemas de comunicaciones. Hablamos de alrededor de una treintena de sistemas y subsistemas, todos y cada uno de los cuales envían datos permanentemente al Sistema Integrado de Combate de Lockheed Martin y Navantia que los gestiona y filtra mediante dos servidores ARES S-80 y los envía a las siete consolas multifunción de forma que los operadores que las atienden puedan actuar en consecuencia. En suma, un conjunto formado por kilómetros y kilómetros de cables y centenares de microchips que es la consecuencia de un trabajo ingente de coordinación e integración para que ingenieros y especialistas de una veintena de empresas logren dar forma a todo que verdaderamente rivaliza en complejidad con algunos vehículos espaciales.
Es cierto que el diseño y construcción de submarinos siempre fueron una empresa difícil y que en cada época las tecnologías implicadas eran lo que comúnmente se conoce como “estado del arte”. En este sentido, no hay demasiada diferencia entre el “Ictíneo” de Monturiol, el “Peral” de Isaac Peral, los Tipo XXI nazis o los Typhoon soviéticos. No obstante, hay aspectos que sí han cambiado y que son dignos de mención, pues lo que hace no tanto tiempo podía ser abordado por un grupo de ingenieros relativamente pequeño, ahora implica a cientos de ellos, necesita de un avanzado software de diseño y requiere de un saber hacer en cuanto a gestión de programas que no están al alcance de cualquier potencia. De hecho, seguramente el cambio más destacable entre el Programa S-80 original y el S-80 Plus se derive de esto último: el S-80 se diseñó siguiendo procedimientos heredados de la colaboración con DCN que hoy se considerarían arcaicos, mientras que tras la contratación de General Dynamics Electric Boat en 2013[4] se importaron otros mucho más adecuados para gestionar un programa de este calibre. Dicho de otra forma, el rediseño ofreció a Navantia y a la Armada, la oportunidad de hacerse con un know how sobre gestión de programas e ingeniería de sistemas que de otra forma nunca habrían llegado a adquirir.
Además de lo anterior, no debemos obviar que en los últimos años han ido eclosionando toda una serie de adelantos que complican el diseño de submarinos, ya que no se contempla que una nueva clase pueda prescindir de ellos. Es lo que ocurre sin ir más lejos con todo lo relacionado con la guerra electrónica. En la anterior generación de submarinos era raro que se incluyesen este tipo de sistemas y, cuando se hacía, era durante las grandes carenas y actualizaciones de media vida. Como consecuencia, cada nuevo sistema era un añadido que funcionaba de forma independiente del resto y que, por lo general, transmitía la información a un equipo de procesamiento ad hoc y de ahí a una consola que recogía únicamente los datos de dicho sensor. Es decir, que la integración de sistemas brillaba por su ausencia, salvo en la cabeza del comandante, que debía fusionar todos los datos que recibía por parte de los operadores de sonar, lo que veía por el periscopio, etc.
Desde entonces, la revolución digital, el empleo de arquitecturas abiertas y la inclusión de tecnologías COTS[5] han hecho posible que los sistemas de combate de los submarinos más modernos reciban información de múltiples sensores -incluso de fabricantes que no tienen ninguna relación con el responsable del sistema de combate-. Además, en relativamente pocos años se han ido desarrollando e implementando una serie de tecnologías como los macrodatos (Big Data) o la Inteligencia Artificial imprescindible para analizarlos y automatizar algunas funciones que antes asumían los operadores humanos y que suponen una diferencia cualitativa fundamental. Por otra parte, cada vez más la detección dependerá no tanto de los sistemas integrados en la plataforma principal -el submarino- sino de aquellos distribuidos entre los sistemas autónomos que la acompañen y complementen, como USVs, UUVs e incluso UAV/UCAV en el futuro. Por último, en apenas unas décadas se han generalizado y perfeccionado los medios de guerra electrónica (EW), tanto defensivos, como de ataque y, por supuesto, de espionaje (ELINT, SIGINT), algo que se aprecia a la perfección en el caso de la clase S-80 Plus.
Dicho de otra forma, un submarino puesto a flote en 2022 como es el S-81 “Isaac Peral”, aunque guarda similitudes lógicas en su forma exterior o en la distribución de los elementos que aloja en su interior con sus antecesores de la clase Agosta, en realidad tienen muy poco que ver en algunos aspectos clave, entre los que se encuentran el sistema de combate y varios de los subsistemas que gestiona. Más sencillo aún: sobre el papel y a falta de que durante su vida operativa confirme las expectativas, comparar un submarino de la serie S-70 con uno de la clase S-80 Plus sería el equivalente a comparar un avión V/STOL AV-8B+ Harrier II con uno de los nuevos Lockheed Martin F-35B Lightning II.
Prácticamente todos los fabricantes de sistemas de combate ofrecen suites completas a sus clientes. En el caso de los S-80, se optó por una solución mixta que respondiese a los intereses de la Armada y la industria española de defensa, buscando maximizar la independencia frente a terceros. En la imagen la suite de sonares S-Cube de Thales. Fuente – Thales.
Suite de sonares Kaleidoscope, de Wärtsilä. Fuente – Wärtsilä. |
Suite de sonares ISUS 100 de Atlas Elektronik. Fuente – Atlas Elektronik. |
La elección de los sistemas de detección
Antes de hablar de los sistemas de detección embarcados en los submarinos clase S-80 Plus y sus características, conviene explicar brevemente cómo se seleccionó cada uno de ellos, aunque sea de forma sucinta. Una historia íntimamente ligada a la elección del sistema de combate y a la difunta alianza con la compañía francesa de DCN, pero que también tiene que ver con las necesidades de la Armada en un periodo concreto y con la existencia de una base industrial en España que había que mantener, lo que condicionó algunas decisiones. Sobre esto último, por cierto, cabe decir que a diferencia de lo ocurrido con el sistema de propulsión anaerobio (AIP) o con el propio sistema de combate SUBICS, no hay polémica alguna, al menos en nuestra opinión. Bien es cierto que no eran decisiones tan espinosas y que en ningún caso podían comprometer por sí mismas la marcha del conjunto del Programa S-80.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que en la actualidad optar por un sistema de combate concreto, si bien suele imponer la adopción de determinados equipos, al funcionar ya en la mayoría de los casos con arquitecturas abiertas permite que el proveedor de cada subsistema pueda ser diferente. De esta forma, independientemente de que España hubiese optado por la oferta de UDS Internacional, la de Raytheon, Atlas Elektronik, Kongsberg o como finalmente hizo, por la de Lockheed Martin, en los pliegos del concurso se establecía la obligatoriedad de poder integrar sensores o equipos de comunicaciones de terceros. Por supuesto, también armamento. Esta salvaguarda, que seguramente contribuía a encarecer el precio final respecto a lo que hubiese costado adquirir el pack completo a un mismo fabricante, tenía su razón de ser y, de hecho, son varios los argumentos que la justifican:
- Maximizaba la independencia: Al mantener la autoridad de diseño de partes críticas como el Núcleo del Sistema de Combate (SCOMBA) y desarrollar Navantia el Sistema de Combate junto a Lockheed Martin a partir del ofertado por la empresa estadounidense, se eliminaban algunas servidumbres fundamentales para garantizar la independencia técnica e industrial, pero también lo que ahora se da en llamar “autonomía estratégica”. Por otra parte, respecto a los sistemas gestionados por el Sistema de Combate, al no depender de un único suministrador, la Armada dejaría de estar sujeta a sus condiciones o a posibles vetos o limitaciones en caso de cambios en la arena internacional. Piense el lector que algo tan simple como la quiebra de una empresa -aunque en el sector de la defensa es extraño que los Estados lo permitan- podría tener consecuencias funestas.
- Favorecía la continuidad: Al optar por un sistema con arquitectura abierta como el SUBICS, la Armada podía sobre el papel tener lo mejor de dos mundos -literal y figuradamente-. Hay que tener en cuenta que nuestra Armada llevaba décadas funcionando con algunos componentes de diseño franco-español entre los que se incluyen los sonares remolcados. Dado que con el calendario original los S-70 y los S-80 deberían haber convivido durante bastante tiempo, compartir algunos sistemas permitiría una transición menos traumática e incluso la rotación de personal entre una clase y otra sin necesidad de largos cursos de formación. Esto no podría haberse hecho de haberse optado por la suite completa que ofrecen fabricantes como la propia Lockheed, ya que habría obligado a empezar de cero. Además, tampoco había motivos para prescindir de elementos que se habían demostrado muy capaces y en los que España también tenía parte, lo que nos lleva al tercer punto.
- Beneficiaba a la industria nacional: A diferencia de otros componentes, como el propio sistema de combate o los periscopios, para los que España dependía de terceros, en muchos casos había que contar con la participación de las empresas españolas fuesen SAES, Indra, la propia Navantia y todas sus subsidiarias como SAINSEL (de la que Navantia adquirió el 50% en 2006)[6] o la extinta FABA Sistemas (actual Navantia Sistemas). De entre todas ellas, el caso más particular era el de SAES (Sociedad Anónima de Electrónica Submarina) empresa creada en 1989, catalogada como estratégica y participada por el Estado a través de SAES Capital. Esta última, de la que Navantia posee el 51% e Indra el 49% restante, cuenta con el 51% de las acciones de SAES, siendo el otro 49% propiedad del gigante francés de la defensa Thales. Se había decidido así para permitir la transferencia de conocimiento de Francia a España, pero también para estrechar lazos con la industria francesa, que de esta forma mantendría su ascendencia sobre los futuros proyectos españoles. Era un paso lógico, después de décadas de producir bajo licencia submarinos de diseño francés. Además, se hizo bien, pues SAES pese a su reducido tamaño ha sido, desde sus orígenes, una empresa con una gran reputación y que ha logrado en poco tiempo abrirse al mercado internacional, disponiendo en su segmento de una posición envidiable. Así las cosas, la elección del sonar remolcado y de algunos otros componentes fundamentales en realidad no fueron tales, pues nunca se consideraron seriamente otras opciones que no fuesen las propuestas por la industria nacional. Distinto fue en el caso del sonar cilíndrico de proa, así como de los laterales o el telémetro sonar, todos ellos íntimamente unidos al sistema de combate y que en última instancia fueron los propuestos por Lockheed Martin, aunque esta empresa no fuese el fabricante de alguno de ellos.
Otros sistemas importantes, como algunos de los que van instalados en los distintos mástiles, aunque podrían haber estado sujetos a concurso, suelen ser equipos tan específicos y con tan pocos fabricantes, que su elección era casi obvia, confiándose a la italiana Calzoni, una empresa subsidiaria de la estadounidense Kollmorgen Electro-Optical, que también colaboraba en el Programa S-80 y que adquirió a la anterior en julio de 1999.
Por último, en el caso de los sistemas de guerra electrónica (EW) -y espionaje electrónico- la única opción lógica era Indra, otra empresa participada por el Estado[7], con gran reputación en el sector y que en los últimos años ha cargado con la responsabilidad del diseño de muchos de los sistemas EW en servicio con las Fuerzas Armadas. Así, la empresa española se hace cargo de la adaptación e integración del sistema de Guerra Electrónica “Pegaso”, que incluye capacidades de Inteligencia de Señales (SIGINT), del radar de navegación Aries y del IFF, en lo relativo a sensores. Respecto al “Pegaso” aunque hablaremos de él en el próximo artículo, es importante comentar que es el sistema elegido por los nuevos submarinos surcoreanos KS-III[8], lo que da una idea de su calidad y competitividad.
Esquema del Sistema de Combate SCOMBA, en este caso adaptado a buques de desembarco helitransportados. La versatilidad del SCOMBA permite que, con algunas adaptaciones, pueda ser utilizado como base también para los submarinos clase S-80 Plus. Fuente – Armada Española[9]. Fuente – Armada.
Como puede apreciarse, en este caso, de cara a su adaptación a los Buques de Acción Marítima, el sistema SCOMBA prescinde de algunos elementos y adopta otros. Fuente – Armada.
Del Programa S-80 al Programa S-80 Plus
Al inicio del artículo hemos explicado cómo los submarinos modernos incluyen cada vez más sensores y cómo todos ellos se organizan en torno a un Sistema de Combate al que están conectados y que se encarga de hacer que toda la información se convierta en datos fáciles de interpretar por los operadores humanos y, en la medida de lo posible, relevantes.
En el caso que nos ocupa, el de la clase S-80 Plus, hay que tener claro que, aunque nominalmente los sistemas integrados en el actual S-81 “Isaac Peral” y los que se contrataron antes de los rediseños son los mismos, lo cierto es que por el camino se han beneficiado de importantes mejoras y actualizaciones. De hecho, aunque es imposible aportar cifras exactas dada la falta de transparencia de nuestra Administración -poco interesada en poner las cuentas sobre la mesa- pocas o ninguna de las empresas implicadas han dejado de trabajar en mejoras y adaptaciones en estos más de diez años, lo que contribuiría a explicar una parte sustancial del sobrecoste. Hay que tener en cuenta que, incluso sin incorporar componentes nuevos, el aumento de eslora y peso asociados al rediseño acometido en 2013 obligó a un reajuste muy importante en algunos de los sistemas de detección.
Esto último no habría afectado al sonar remolcado o al de proa, que no cambian su ubicación o tamaño, pero sí al sonar lateral, que pese a haber mantenido su medida, debido al aumento de la eslora en 10 metros gracias a la inclusión de tres anillos extra para compensar los problemas de peso y estabilidad, ha cambiado su posición. De hecho, se coloca sobre anillos que no son los previstos en un principio con lo cual, para cumplir con su misión con todas las garantías, ha tenido que ser sometido a numerosas pruebas y calibrados[10]. Lo mismo ocurre con el sistema de supervisión de ruidos propios ONMS (Own Noise Monitoring System), que se encarga de monitorizar las emisiones del propio submarino. Dado que se trata de un buque mucho mayor que el diseñado en origen, este sistema, responsabilidad de SAES, ha tenido que pasar por un importante proceso de adaptación, en tanto que la tendencia a la cavitación del S-80 Plus o la posición relativa de la propulsión respecto a los hidrófonos del ONMS han cambiado a la par que lo hacía el tamaño del submarino. Además de lo anterior, no puede olvidarse el hecho de que entre la fecha de entrada en servicio inicial (2012)[11] y la provisional de entrega a la Armada (febrero de 2023)[12] hay una diferencia de más de una década. Un tiempo en el que se han venido produciendo numerosos avances que, en el caso de la guerra submarina, tienen su reflejo en la incorporación de tecnologías de procesado claves a la hora de analizar las señales submarinas y clasificarlas[13]. Es decir, que, aunque haya una continuidad entre los programas y aunque el cambio de denominación pasando de S-80 a S-80 Plus pueda parecer una artimaña publicitaria, esconde un importante trasfondo de realidad.
El sistema Loral SUBICS-900 de Librascope es el antecesor directo del SUBICS de Lockheed Martin que equipa a nuestros S-80 Plus. Fuente – Librascope. |
Consolas multifunción propuestas para el SUBICS-900 de Librascope. En el caso de los S-80 Plus se decidió integrar las consolas CONAN SUB de la española SAINSEL. Fuente – Librascope. |
El Sistema Integrado de Combate de la clase S-80 Plus
El Sistema Integrado de Combate de los submarinos de la clase S-80 Plus es el verdadero “corazón del guerrero”, de ahí el título de este artículo. Un prodigio de integración, computación y redundancia, pensado no solo para cumplir con todas las funciones de fusión de sensores, organización de la información y control de cada subsistema, sino para hacerlo en prácticamente cualquier condición, incluso aunque el buque haya sufrido daños importantes.
Como sabemos, el Núcleo del Sistema de Combate (ICSC), es decir, el hardware y las líneas de código esenciales, son un desarrollo de la antigua FABA sistemas (actualmente Navantia Sistemas). Las pruebas de calificación de la primera versión de dicho ICSC, denominada “VC 9.0 SCA” se llevaron a cabo en verano de 2021. También aquí se han introducido cambios importantes respecto al diseño original, muchos de ellos posibles solo gracias a que el sistema utiliza un gran número de componentes comerciales. De esta forma, muchos de los componentes de los servidores se han modernizado, a la par que los avances en informática han llevado al mercado procesadores o tarjetas de memoria más modernas. Por otra parte y gracias a haberse apostado por una solución nacional, comparte muchos elementos en común con el resto de los sistemas SCOMBA (Sistema de COMbate de los Buques de la Armada), comenzando por la arquitectura basada en dos servidores ARES y siguiendo por las pantallas CONAN (en este caso CONAN SUB) de Sainsel. Esto permite que las sinergias y la compatibilidad sean máximas, así como la interoperabilidad con otros buques y sistemas en uso por parte de la Armada. No hay más que atender a las infografías que adjuntamos con el artículo para ver que a simple vista el esquema es el mismo sea para los BAM, para los LHD o para los S-80 Plus.
Respecto a sus funciones, el ICSC proporciona al conjunto de armas y sensores del Sistema de Combate un alto nivel de integración susceptible de permitir un uso óptimo de la información operativa y del centro de mando y control, lo que a su vez hace posible adquirir, evaluar y presentar toda la información necesaria para las acciones ofensivas, defensivas o de inteligencia, incluyendo el control de las armas y contramedidas a utilizar y sus dispositivos de lanzamiento[14]. Para que todo lo anterior sea una realidad, se ha dotado al Sistema de Combate de la capacidad de obtener y seguir múltiples blancos en diferentes escenarios, pudiendo gestionar de forma simultánea:
- Sonares activos y pasivos con corto, medio y largo alcance, para tareas de exploración, ataque y navegación;
- Sistemas electrónicos, optrónicos y electromagnéticos de detección, para misiones de combate u operaciones de inteligencia;
- Dispositivos de ayuda a la navegación;
- Un sistema de comunicaciones integrado, que incluye enlace por satélite y enlace de datos tácticos con otras unidades navales a través de Link-11 y Link-22 y;
- Sistemas de armas, incluyendo misiles antibuque de lanzamiento submarino (aunque por el momento no se integren), torpedos pesados multipropósito y minas navales.
Claro está, lo anterior implica integrar toda una serie de sistemas que difieren notablemente de los que podemos encontrar a bordo de una fragata o un buque anfibio, ya que la parte fundamental de su misión discurre bajo la superficie. Así, aunque el sistema SCOMBA -cuyo origen está, por cierto, en el Sistema de Combate AEGIS también de Lockheed Martin- haya servido como núcleo al Sistema Integrado de Combate de los S-80 Plus, este último tiene una serie de particularidades y una herencia muy diferente de la de los buques de superficie de la Armada.
Como sabemos, apenas unos meses después de su nacimiento, en 1995, Lockheed Martin se hizo gracias a un acuerdo multimillonario, con la división de electrónica de defensa de Loral Corporation. Esta última, a su vez, había adquirido Librascope en 1992 al especulador de origen armenio Paul Bilzerian, cuyas actividades fueron cuando menos rocambolescas y que por entonces cumplía condena en una prisión de Florida. La compra de Loral terminaría sirviendo a Lockheed Martin para fortalecer su línea de negocio de sistemas submarinos aprovechando la tradición de Librascope que contaba con una experiencia de décadas en el diseño y producción de sistemas de combate. Entre estos cabe destacar el LORAL SUBICS-900, cuyo acrónimo SUBICS (SUBmarine Integrated Combat System) sin duda nos resultará familiar y está obviamente detrás del utilizado por el sistema instalado en nuestros S-80, ya que es la fuente de la que Lockheed Martin bebió para sus desarrollos posteriores.
En nuestro caso, dado que había que integrar muchos elementos que no serían provistos por Lockheed Martin y que España quería conservar la autoridad de diseño, se acometieron modificaciones importantes, para adaptarlo a las necesidades particulares de la Armada. El resultado fue un híbrido entre lo que ya estaba en servicio (la arquitectura y el código básico del SCOMBA) y el Sistema de Combate de Lockheed Martin, algo que ha sido factible en gran medida por la especial relación que mantienen el gigante estadounidense y Navantia y que no ha hecho sino acrecentarse con el paso de los años.
Sistemas y subsistemas controlados por el Sistema Integrado de Combate de la clase S-80 Plus. Fuente – Elaboración propia a partir de un original de la Armada publicado por IDS. |
De esta forma, además de los cambios a nivel de software, el Sistema de Combate de los S-80 Plus recurre a numerosos componentes propios, comenzando por:
- Dos servidores “ARES S-80”: el auténtico centro neurálgico de buque, pues no solo reciben la información de todos los sistemas de detección, comunicaciones o control de armamento y plataforma, sino que ejecutan el software que compone el Núcleo del Sistema de Combate y se encargan de procesar y distribuir todo el flujo de datos.
Dado que toda esta información no sirve de nada si no se hace llegar a los operadores de los distintos sistemas y al comandante en el formato adecuado, la sala de control y diversas dependencias de los S-80 Plus cuentan siete consolas multifunción, dos consolas para el gobierno del buque y el control de plataforma (de las que hablaremos en el próximo artículo) y una gran pantalla táctica, además de diversos terminales multifunción que se encargan de ello. Algunas tienen funciones puramente tácticas, mientras que otras proveen los datos del estado de la propia plataforma. Entre estas pantallas y consolas, encontramos[15]:
- Pantalla Táctica (Large Tactical Display): Preside la sala de control del submarino y ofrece datos sobre la cartografía, la posición del submarino, los contactos que haya en las inmediaciones, etc. Explicado de forma sencilla, podríamos decir que ofrece un resumen de la información más relevante que se presenta en las consolas multifunción.
- Siete consolas Multifunción para el Sistemas de Combate (CONAM SUB o MFCC): Suministran un entorno de trabajo de operador combinando gráficos con información proveniente de sensores para llevar a cabo tareas de mando y control.
- Terminales Multifunción (Multifunction Repeater): unidades rugerizadas que incluyen el hardware y el software necesarios para funcionar a modo de pantalla multifunción programable conectable por Ethernet a los diferentes y que ofrecen información importante no en la sala de control, sino en diversas partes del buque por ejemplo sobre la arrancada, la deriva y la inmersión.
- Servidor de Cartografía Digital: Exporta los distintos tipos de cartas de navegación desencriptadas para su utilización por parte del Sistema de Combate o, más exactamente, del ICSC.
Las pantallas son la cara visible del sistema, el elemento que permite que todos los datos sean representados de forma que el operador pueda entenderlos y a ser posible sin ver su atención desviada por información irrelevante, pero para que esto sea posible -especialmente en relación con los sonares, que son los sensores principales con los que cuentan los submarinos para dotarse de conciencia situacional-, se necesita el concurso de varios elementos clave, que han sido confiados a la empresa española SAES:
HMI – Human Machine Interface
El primero de ellos es la propia interfaz gráfica del conjunto de sónares de los submarinos clase S-80 Plus y otros sistemas relacionados (Simulador Estimulador, Clasificación, Detección de Ruidos propios y radiados…) cuyos datos son representados en las consolas multi-función del submarino. Dicha interfaz permite la integración de toda la información acústica y no acústica y su presentación al operador de forma coherente y estructurada. Para lograrlo, SAES ha venido participando en la integración de todos los sistemas de sonar, como es lógico, pero también en la de los sistemas de navegación submarinos, de los equipos C4 (Radar, Guerra Electrónica, Periscopios…), del sistema de armas y el de comunicaciones, así como en el desarrollo de sistemas de ayuda a la decisión y mando del buque y los relacionados con el procesamiento de señales, entre otros.
La interfaz gráfica se muestra a través de las consolas CONAN SUB de SAINSEL. Fuente – Sainsel. |
SICLA (Sistema de Clasificación Acústica)
Basándose en el análisis múltiple y simultáneo de contactos, en herramientas gráficas y en una base de datos de inteligencia acústica (ACINT) permite al operador obtener rápidamente y con precisión la clasificación del contacto. Según los técnicos de la empresa, el SICLA presenta una gran flexibilidad de adaptación a distintas aplicaciones tanto para satisfacer diferentes necesidades operativas, como para permitir la implementación de nuevas funcionalidades, pudiendo lograrse varios niveles de comunicación y/o integración con los restantes sistemas, según cuáles sean los requerimientos del Sistema de Combate. La operación con SICLA permite asegurar niveles uniformes de detección y clasificación a lo largo del tiempo. Tengamos en cuenta que, a diferencia de los primeros días del empleo de sonares, en los que dependía del oído del operador el análisis y la clasificación de las firmas acústicas, hoy en día se cuenta con grandes bases de datos alimentadas tanto por las firmas acústicas recogidas por el propio submarino, como por la información procedente de otros buques de la Armada o incluso por los de las marinas aliadas, con las que se comparte información. Para el reconocimiento y clasificación de las señales, que en su mayoría se extraen por los sensores pasivos (sonar lateral y remolcado) en el rango de las bajas frecuencias, generalmente se funciona reconociendo patrones, de forma que la información recogida -y estamos hablando de miles de fuentes de sonido- se traduce a valores numéricos o simbólicos que el sistema de clasificación reconoce y ordena[16]. De esta forma, la función de clasificación se realiza por medio de una presentación visual de las señales procesadas y por la comparación interactiva de las mismas con una librería de firmas, denominada Base de Datos de Contactos ACINT (BDC), que se halla almacenada en el propio SICLA. En el caso de la clase S-80 Plus, el sistema se encuentra totalmente integrado dentro del ICSC del submarino. Ha sido diseñado para ofrecer las siguientes ayudas a la operación del Sistema Sonar:
Proporcionar una herramienta informatizada, interactiva y de clasificación de contactos con el mayor nivel de confianza en tiempo mínimo.
Obtener el máximo rendimiento, en lo que se refiere al alcance de detección y capacidad de seguimiento del sonar, especialmente en condiciones particulares de operación como: empleo de armas, snorkel y trabajo combinado de unidades.
Ecualizar el rendimiento del Sonar, aumentando la experiencia y el adiestramiento de los operadores.
SEAPROF (Sistema de Modelización del Entorno acústico Submarino)
Se trata de un sistema de predicción de prestaciones acústicas desarrollado por SAES sobre la base de los modelos de propagación del sonido RAM y BELLHOP, validados y probados por SAES con la colaboración de NURC (NATO Undersea Research Center). Supone la segunda generación de sistemas de prestaciones acústicas de SAES instalados a bordo de los submarinos de la Armada Española, ya que siguen la estela de los que en su día se montaron en la clase Agosta. En el caso de los S-80 Plus, el SEAPROF se encuentra también totalmente integrado en el ICSC y su función es la de permitir el cálculo del trazado de rayos, las pérdidas de propagación del sonido en 2D y 3D, la figura de mérito del sónar (FOM)[17], las distancias de detección y contra-detección y las probabilidades de detección. El principal objetivo del sistema es proporcionar una herramienta de fácil manejo que permita predecir tanto la propagación del sonido en escenarios con un alto nivel de detalle como evaluar el comportamiento de los distintos sonares de un Sistema de Combate frente a cualquier tipo de amenaza submarina o de superficie.
Todo lo descrito hasta ahora podría considerarse la argamasa que da consistencia al conjunto, y que está vertebrada por metros y metros de cable de fibra óptica que llega desde los servidores al último de los sensores dentro y fuera del casco de presión. No obstante, de nada sirve si los sistemas asociados no están a la altura. De entre todos ellos, en este primer artículo nos centraremos únicamente en la suite de sonares, al fin y al cabo, la más importante, pues sin detectar al enemigo antes de que este haga lo propio con nosotros, de nada sirven un gran armamento, una enorme autonomía en inmersión o los mejores sistemas de guerra electrónica.
Componentes del sistema SEAPROF. Fuente – SAES |
Suite sonar (Sonar Array Suite)
Si el Sistema de Combate es el cerebro del submarino, los sentidos, al menos los más importantes, se corresponden con los distintos sonares. Los submarinos, a diferencia de los buques de superficie, están completamente a “ciegas” cuando navegan en inmersión -salvo que lo hagan a cota periscópica, en donde son muy vulnerables-. La única forma que tienen de conocer lo que ocurre a su alrededor, es decir, de contar con cierta conciencia situacional, deriva de la inclusión de un número creciente de sonares. Estos aparatos se destinan tanto a la detección de otras embarcaciones, sean de superficie o submarinas y militares o civiles, como a la localización de obstáculos o incluso a la medición de las emisiones propias.
Solo así es posible, en primer lugar, navegar con seguridad. En segundo lugar, hacerlo con discreción, de forma que nuestra presencia no sea descubierta por otros submarinos, buques de guerra o -en lo posible-, aviones de patrulla marítima enemigos. Por último, pero no por ello menos importante, cumplir con las misiones asignadas, del tipo que sean, para las cuales la discreción aporta una imprescindible ventaja táctica y que permite llevarlas a cabo con cierta seguridad, mientras que la capacidad de detectar al otro antes de que este haga lo propio con nosotros, hace posible atacar manteniendo la sorpresa. En el caso de la clase S-80 Plus, los distintos sonares son los siguientes:
SOLARSUB S-80 DTAS & TAHS (Digital Towed Array Sonar & Towed Array Handling System)
Como hemos explicado al principio, España ya contaba con una importante experiencia en el diseño, producción y apoyo al ciclo de vida de sonares remolcados. En este caso, el DTAS SOLARSUB S-80 supone ya la tercera generación de sonar pasivo digital remolcado (DTAS) desarrollado por SAES. Sus antecesores se instalaron con anterioridad a bordo de los submarinos S-70 de la Armada Española, por lo que la experiencia de nuestros submarinistas en su manejo es importante. En los S-80 Plus, sin embargo, ha sido instalado e integrado en el ICSC utilizando un sistema de despliegue y recogida TAHS que también es responsabilidad de la empresa murciana. El SOLARSUB S-80 está formado por los siguientes elementos:
- Sonar Remolcado Digital (DTAS). Este sonar está compuesto por tres unidades básicas:
- Unidad Antena Remolcada (UAR)Unidad Acondicionadora de la Señal (UAS).Unidad Consola del Operador (UCO).
- Sistema de Despliegue y Recogida (TAHS), cuyas pruebas de integración culminaron en 2017[18] y que a su vez contiene:
- Unidad Chigre para despliegue y recogida (UCDR)
- Unidad Adujadora del DTAS (UAD).
- Unidad Cortadora del DTAS (UCD).
- Unidad Bomba de Agua para mejorar el despliegue del DTAS (UBAD).
- Unidad de Despliegue y Recogida del DTAS (UDRD).
- Unidad de Control del Chigre (UCC).
SOLARSUB S-80 DTAS & TAHS. Fuente – SAES. |
En lo que corresponde al sonar Remolcado Digital (DTAS), la Unidad Antena Remolcada (UAR) contiene los hidrófonos que recogen las señales de los contactos a detectar. Recordemos que se trata de un sonar pasivo, por lo que no emite señal alguna, sino que capta las señales que otros buques o submarinos (y por supuesto, la fauna marina) dejan a su paso. Estas señales son digitalizadas en la propia Antena Remolcada y enviadas a la Unidad Acondicionadora de Señal (UAS), que se encuentra en el interior del submarino y es la encargada, por un lado, de alimentar a los hidrófonos de la Antena UAR y por otro, de recoger las señales digitalizadas de los hidrófonos, ordenarlas y enviarlas a la Unidad Consola del Operador (UCO), que recibe las señales digitales del UAS y las procesa presentando al operador los contactos detectados. Los principales objetivos de este sonar remolcado DTAS son, entre otros:
- Incrementar las capacidades de eficacia del submarino en cuanto a vigilancia, detección, seguimiento, análisis y ayuda a la clasificación;
- Evitar los ruidos propios del submarino;
- Detectar en baja frecuencia;
- Realizar triangulación con otros sensores de abordo (como el sonar de flanco) gracias a que su posición está alejada del submarino;
- Detectar contactos en superficie;
- Obtener inteligencia acústica;
- Ayudar a realizar Análisis de Movimiento del Blanco.
Respecto al Sistema de Despliegue y Recogida TAHS, la unidad del Chigre (UCDR) tiene la función de adujar a la Antena Remolcada (UAR) mediante la Unidad Adujadora (UAD). Para evitar que un enredo o cualquier otro problema comprometan la seguridad del buque, en caso de accidente, la Unidad Cortadora (UCD) dispone de dos cuchillas, que actúan desfasadas en el tiempo, para poder cortar la antena con seguridad. Puede parecer innecesario, pero a tenor de los ejemplos históricos, no se puede obviar la posibilidad de que el larguísimo cable de la antena termine atorado en la hélice de otro submarino[19] o buque de superficie[20]. Por su parte, la Unidad Bomba de Agua (UBAD) permite desplegar la UAR, utilizando agua como lubricante, y ayudada por la Unidad de Despliegue y Recogida (UDRD) que dispone de una cinta funcionando bajo presión tira de la UAR. Por último, todo el sistema es alimentado y sincronizado por la Unidad de Control (UCC), situada en el interior del casco resistente del submarino.
Por último, en lo concerniente a la Antena Remolcada (UAR) del DTAS, se trata de un sistema que puede ser manejado, como en los S-80 Plus, mediante el Sistema de Despliegue y recogida TAHS (submarinos S-80), pero que también puede ser instalado como clip-on, tal y como se hizo en su día con la clase S-70. La Antena Remolcada UAR consta de los siguientes módulos de popa a proa:
- Un Módulo de Estabilización de Cola (MEC)
- Un Módulo Antena Acústica (MAC)
- Dos Módulo Cables de Remolque (MCR)
- Un Módulo Caja de Juntas (MCJ) (Solo para el tipo Clip-on)
Características básicas de la antena remolcada del TAS. Fuente – SAES. |
Esquema del conjunto TAS & TAHS. Fuente – SAES |
Sonar Pasivo Lateral o FASLPRS (Flank Array & Passive Ranging Sonar)
Responsabilidad de la estadounidense Lockheed Martin, el sonar lateral es, al igual que el remolcado, un sistema pasivo. Lo primero que hay que aclarar es que la inclusión de este tipo de sistemas es relativamente nueva, ya que anteriormente los submarinos contaban únicamente con el sonar de proa y, en el mejor de los casos, con un sonar de proa y otro remolcado. Sin embargo, el sonar de proa adolece de ciertas limitaciones debido entre otras cosas a la posición en la que va instalado, mientras que el sonar remolcado no se puede utilizar en todas las condiciones, como ocurre con las zonas costeras. Es por ello por lo que se comenzaron a instalar grupos de hidrófonos en las bandas de los submarinos, aprovechando una parte sustancial de estas. De hecho, esta es una de sus principales limitaciones, pues a mayor longitud, mayor es también la cantidad de hidrófonos que pueden instalarse.
En el caso de los S-80 Plus, por razones que desconocemos y que no han sabido aclararnos, pero que seguramente sean monetarias, no se decidió ampliar la longitud del FASLPRS, que sigue siendo de 27 metros, aumentando así su sensibilidad. En comparación con lo que permite la antena remolcada, que mide varios cientos de metros, la apertura de este sonar es bastante limitada, aunque más que suficiente para la mayoría de las situaciones, en las que no se requiere del uso del TAS. Por otra parte, el TAS y el FASLPRS pueden utilizarse al unísono, creando un array pasivo con una apertura mucho mayor que si se utilizasen individualmente[21].
En el caso de este sistema lo cierto es que apenas hay información disponible, ni siquiera para los submarinos de la US Navy. En el único sistema que podría guardar relación es el AN/BQG-5 instalado en los SSN clase Los Angeles, diseñado en 1995 por Loral[22], de la que ya hablamos al explicar la historia del Sistema de Combate de los S-80 Plus[23]. De ahí en adelante, la US Navy cambió su apuesta y para los SSN clase Virginia recurrieron a sistemas de la competencia, concretamente al Light Weight Wide Aperture Array (LWWAA)[24] de Raytheon. Como dato curioso, el último retraso registrado en el programa, anunciado el 12 de noviembre, habría estado relacionado con este sistema, aunque oficialmente se deba a “ajustes en el Sistema de Combate”[25]. Al parecer, aunque esto está por confirmar, con lo que hay que tomar la información con cautela, se habría sufrido algún problema de corrosión que debe ser subsanado en dique seco, lo que ha obligado a demorar hasta enero la primera inmersión del S-81 “Isaac Peral”.
La siguiente infografía publicitaria muestra perfectamente la ubicación del sonar lateral, desde unos metros por detrás del domo de proa hasta algo más a popa de la vela. Fuente – Navantia.
Sonar Cilíndrico de Proa o CAS (Cylindrical Array Sonar)
También responsabilidad de la norteamericana Lockheed Martin, es un sistema dual (activo/pasivo) capaz tanto de detectar las emisiones del entorno, como de lanzar pings que son analizados a su retorno, una vez rebotan en las embarcaciones circundantes. Como ocurre con el resto de los sistemas del gigante de Bethesda, apenas existe literatura pública y, en este sistema en particular, las lagunas son todavía mayores, pues la construcción del CAS no corrió a cargo de Lockheed Martin, sino de otra empresa, EDO Corporation, especializada en este tipo de productos.
Esta es una empresa actualmente parte de L3Harris, pero que por las fechas en que se iniciaba la construcción de los S-80 vivió unos años convulsos[26]. Fundada como Edo Aircraft Corporation en 1925, se convirtió en contratista de defensa durante la Segunda Guerra Mundial y pasó a diversificar todavía más su actividad durante la Guerra Fría[27], terminando por crear una filial especializada en guerra submarina. Entre los productos estrella y que estarían directamente relacionados con el sonar cilíndrico de los S-80 Plus cabe citar los sonares de casco AN/SQS-53C de los destructores Arleigh Burke estadounidenses, que montan como parte de la suite antisubmarina AN/SQQ-89[28] aunque estos sean de superficie.
En cualquier caso, a pesar de la falta de documentación, dadas las referencias hay razones sobradas para creer que las características del sonar cilíndrico de los S-80 Plus son más que adecuadas. Por lo demás, las pruebas de este sistema fundamental fueron completadas en 2009, pues se trataba de un sistema relativamente maduro ya por entonces, lo que no obsta para que desde entonces haya sido actualizado. Respecto a los soportes y carenados, han sido suministrados por Goodrich.
Sonar cilíndrico de la clase S-80 Plus. Fuente – Lockheed Martin. |
Sonar cilíndrico de proa de la clase S-80 Plus durante sus pruebas en Salt Lake. Nótese que no tiene todos sus elementos conectados. Fuente – Lockheed Martin. |
Sonar de Intercepción Acústica o AIS (Acoustic Intercept Sonar)
Desarrollado también por la norteamericana Lockheed Martin, es responsable de interceptar las señales de sonar activas del enemigo -esto es, los pings enviados por los sonares de otras naves-, así como de llevar a cabo operaciones direccionales y de identificación, se utiliza principalmente para detectar tanto naves hostiles, como armas submarinas. Dado que muchos torpedos utilizan ya un buscador activo a proa, el AIS es capaz de detectar las emisiones de este y a partir de ahí determinar el rumbo y velocidad del torpedo y con ello el tiempo para el impacto, de forma que se puedan llevar a cabo maniobras de evasión o bien se lancen las contramedidas en el momento oportuno.
Sonar de Detección de Minas y Obstáculos o MODS (Mines Obstacle Detection Sonar)
También a cargo del gigante de Bethesda, el MODS va situado a proa, ligeramente por encima del sonar cilíndrico y es capaz de detectar objetos muy pequeños a cortas distancias, debido a su mayor definición. La función principal, como su nombre indica, es la de proveer de seguridad al propio submarino durante la navegación, evitando el contacto con minas, sean estas del tipo que sean (fondo, de deriva, amarre…) o bien de objetos que puedan interponerse en la navegación, suponiendo un peligro, como pudiera ser por ejemplo un contenedor a la deriva, un pecio o cualquier otra cosa que no figure en las cartas.
Infografía que recoge la disposición de los principales sistemas que componen los submarinos de la clase S-80 Plus. Autor – HI Sutton. |
Sistema de Monitorización de Ruidos Propios (ONMS)
Otro sistema primordial que ha sido confiado a la española SAES, proporciona al Sistema de Combate alarmas y niveles para el control de ruidos y vibraciones del buque, el mantenimiento de su firma acústica y la cancelación de sus ruidos propios en los sónares. En este caso, el ONMS instalado en los submarinos S-80 Plus es un sistema de tercera generación y, por lo tanto, más moderno y capaz que por ejemplo los instalados en los cazaminas clase Segura de la Armada, que emplean un sistema equivalente, pero de segunda generación.
Como su nombre indica, el ONMS es capaz de ofrecer a los operadores y al comandante del submarino una estimación sobre el ruido radiado por el propio buque, gracias a que mide constantemente:
- Las vibraciones y el ruido del casco del buque generado por fuentes de ruido cuyas vibraciones se transmiten a lo largo del buque, como maquinaria, propulsores, cavitación, motores principales, generadores auxiliares, frigoríficos, aire acondicionado, transitorios, etc. Estas vibraciones son medidas por acelerómetros distribuidos estratégicamente a lo largo de la estructura del submarino.
- El ruido en el casco exterior en zonas específicas donde la fuente de ruido externa es de mayor importancia como el ruido de flujo dinámico alrededor del casco o el ruido de cavitación del propulsor.
- El ruido generado alrededor del casco del submarino, provocado por el flujo hidro-dinámico o los elementos mecánicos instalados en el exterior del casco resistente, por medio de hidrófonos instalados entre el casco externo y el casco resistente del submarino.
- El ruido generado por el propulsor del submarino y en particular la cavitación, medida por hidrófonos y acelerómetros específicos instalados cerca del propulsor.
Atendiendo a lo anterior, cada vez que el ONMS detecta algo fuera de lo normal, es decir, de los parámetros que tiene programados o que han sido establecidos por su operador, envía alarmas de ruido de forma automática al Sistema de Combate y proporciona a los sónares del buque información para la cancelación de ruido propio. Para ello, el ONMS funciona integrado con el Sistema de Combate, siendo controlado desde una de las siete consolas multi-función. Así, cada una de las informaciones enviadas por los sensores de aceleración (acelerómetros) para medir la vibración del casco del buque y sensores de ruido (hidrófonos) para medir el ruido radiado en el casco externo se digitalizan en las Unidades de Adquisición (AU, Acquisition Unit) y se envían a la Unidad de Control del Operador (OCU, Operator Control Unit), a través de las Unidades de Distribución (DU, Distribution Unit), para procesado, monitorización de ruido y suministro de información al operador y al Sistema de Combate.
Respecto a los acelerómetros, se distribuyen dentro del casco resistente con el propósito de suministrar medición continua de las vibraciones de este, mientras que los hidrófonos se instalan entre el casco resistente y el exterior del submarino con el propósito de proporcionar medición continua del ruido radiado en áreas no cubiertas por los acelerómetros. En el caso de los hidrófonos de cavitación, se colocan fuera del casco exterior y cerca de la popa del submarino para controlar el ruido del propulsor, especialmente para lanzar alarmas cuando se detecte cavitación.
Por su parte, las Unidades de Adquisición (AU) son responsables de alimentar los sensores conectados a ellas, digitalizar la señal de estos sensores (a 32 KHz de frecuencia de muestreo) y transmitirlas por medio de las Unidades de Distribución. Estas unidades son diferentes para acelerómetros o hidrófonos, debido a las diferencias en conexionado y adaptación entre los dos tipos de sensores, pero el resto de sus funciones y conexión con el ONMS son iguales en ambos casos. Por último, las Unidades de Distribución (DU) son responsables de la alimentación de las AU y de la distribución de datos a la Unidad de Control de Operador (OCU), donde se realiza el procesado de señal (DSP, Digital Signal Processing) e interfaz humana (HMI, human Machine Inteface).
Por otra parte, el ONMS tiene una segunda función en la que pocas veces se repara y es que sirve como herramienta de apoyo para el mantenimiento, controlando la efectividad de los amortiguadores de vibración o cualquier evento que permita detectar anomalías en el funcionamiento de la maquinaria y formando parte por tanto del sistema de mantenimiento predictivo de los S-80 Plus. El principio de funcionamiento es sencillo en este sentido, pues en condiciones óptimas elementos como la transmisión deben generar un determinado nivel de ruido que además debe producirse en un rango exacto de frecuencias. Si se detecta un nivel de ruido mayor o anomalías de cualquier tipo, esto indica la presencia de vibraciones parásitas o piezas degradadas. Problemas, en cualquier caso. Gracias a la sensibilidad del sistema, estos pueden detectarse antes de que los componentes lleguen a fallar, tomando medidas para su solución, lo que redunda en un mejor mantenimiento y ahorro de costes y evita averías que puedan poner en peligro el cumplimiento de la misión o la seguridad de la nave.
Conclusiones parciales
El Sistema de Combate de la clase S-80 Plus será, en última instancia, el elemento que permitirá a estos submarinos medirse de tú a tú con los mejores del mundo a su entrada en servicio. Independientemente de que el AIP no sea instalado hasta la primera gran carena en los S-81 y S-82, de que en el futuro se sustituya o complemente con baterías de litio, de los problemas de juventud que sin duda se darán y de cualquier otro factor, el S-81 “Isaac Peral” será un submarino de primer nivel. Al menos, cuenta con los componentes necesarios para ello.
De entre todos, la suite de sonares constituye el componente principal. Un conjunto que es responsabilidad en su mayor parte de SAES y Lockheed Martin y que cuenta con argumentos suficientes como para confiar en el buen desempeño de estos submarinos en cualquier condición. Equipos que aseguran tanto la capacidad de detectar a los posibles enemigos a grandes distancias -sacando así el máximo partido del armamento- como la discreción propia, maximizando la seguridad y permitiendo disfrutar de la ventaja táctica.
Por fortuna para España, parte sustancial de los componentes sobre los que hemos hablado en este artículo son desarrollos propios, en la que fue una de las mejores decisiones tomadas durante los compases iniciales del Programa S-80. Esto último es importante, pues a pesar de que posiblemente los S-80 Plus, como plataforma, no lleguen a ser nunca un éxito de exportación, no se agotan ahí las posibilidades en el mercado internacional, algo que ya explicamos al hablar del impacto industrial del programa[29]. En este sentido, son varios los productos de la propia SAES, pero también de otras empresas como Indra los que ya están logrando éxitos en el exterior, abriendo un camino que como país no podemos abandonar, lo que obliga a dar continuidad a la serie S-80 Plus.
Notas
[1] Gabler, U (1982). Construcción de submarinos. Madrid. San Martín.
[2] https://www.sipri.org/about/bios/dr-frank-barnaby
[3] Barnaby, F (ed.). (1985) La guerra del futuro. Madrid. Debate.
[4] https://www.naval-technology.com/news/newsgd-to-help-fix-spanish-navy-overweight-issue-s80-submarine/
[5] Commercial off-the-shelf en referencia a los componentes comerciales. Buen ejemplo de ello lo constituyen los simuladores del sistema SCOMBA PC, que permite formar a los marinos españoles con poco más que un ordenador de mesa y ligeras adaptaciones. Ver: https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/bip/2016/BIP150.pdf (pág. 2-3).
[6] https://www.veintepies.com/secciones/nacional_more.php?id=D27927_0_22_0_M
[7] https://www.revistaejercitos.com/2022/10/06/el-programa-fcas-y-la-industria-espanola-de-defensa/
[8] https://www.elcorreo.com/internacional/asia/indra-armara-ultima-20211125123920-ntrc.html
[9] https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/boletinetsian/2011/02btnnov.pdf
[10]https://www.infodefensa.com/texto-diario/mostrar/3891939/navantia-lockheed-martin-mejoran-sonares-submarino-s-81
[11] https://www.expansion.com/2007/12/13/empresas/industria/1068322.html
[12] https://www.defensa.gob.es/Galerias/dgamdocs/programa-S-80.pdf
[13] https://www.revistaejercitos.com/2022/02/07/sensores-acusticos-e-inteligencia-artificial/
[14] https://sectormaritimo.es/navantia-realiza-las-primeras-pruebas-oficiales-del-sistema-de-combate-del-submarino-s-80
[15] https://sainsel.eu/es/portfolio/s80-program/
[16]https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/boletinetsian/2014/02btnnum7Diciembre2014.pdf
[17] La Figura de Mérito (FOM) del sonar es el valor máximo de pérdidas que puede sufrir una señal manteniendo un 50% de probabilidades de ser detectada.
[18] https://electronica-submarina.com/2017/10/26/saes-finalizes-the-integration-test-of-the-towed-array-handling-system-tahs-made-for-new-spanish-submarines-s-80/
[19] https://defbrief.com/2022/01/06/a-russian-sub-collided-with-a-uk-warships-sonar-in-2020-reports-say/
[20] https://www.defensedaily.com/contract-awards/contract-award-webcor-construction-lp-alameda-california-7627316/
[21] https://egecetin.github.io/Projects/flankarray.html
[22] https://www.globalsecurity.org/military/systems/ship/systems/an-bqg-5.htm
[23] https://www.revistaejercitos.com/2022/05/30/programa-s-80-la-eleccion-del-sistema-de-combate/
[24] https://weaponsandwarfare.com/2018/11/25/usn-virginia-class-submarine-part-ii/
[25] https://www.laverdad.es/murcia/ajustes-sistema-combate-20221112003515-ntvo.html
[26] https://en.wikipedia.org/wiki/EDO_Corporation#Undersea_Warfare
[27] https://www.referenceforbusiness.com/history2/45/EDO-Corporation.html
[28] https://www.globalsecurity.org/military/systems/ship/systems/an-sqq-89.htm
[29] https://www.revistaejercitos.com/2020/12/14/programa-s-80-impacto-industrial/
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- Agradecemos:
- El Autor Christian D. Villanueva López por compartir este excelente articulo con elSnorkel.com
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- Fuente
- Christian D. Villanueva López. (2022, November 28). El Programa S-80 - el sistema de combate (I). revista ejercitos. Retrieved Dec 28, 2022, from https://www.revistaejercitos.com/2022/11/28/el-programa-s-80-el-sistema-de-combate-i/
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