El último submarino de la serie C El último submarino de la serie C comienza su historia el día de su puesta de quilla, acto que tuvo lugar ...
El último submarino de la serie C comienza su historia el día de su puesta de quilla, acto que tuvo lugar en los astilleros de la Sociedad Española de Construcciones Navales en Cartagena el día 12 de febrero de 1925. La ceremonia de botadura tendría lugar el 26 de diciembre de 1929 y su entrega a la Armada el día 27 de septiembre de 1930.
Fue asignado a la Escuadrilla de submarinos de Cartagena donde comenzaría su vida operativa. Con su incorporación el Arma Submarina alcanzaría el record de 16 unidades.
Durante el mes en que entró en servicio se habían celebrado las maniobras de la flota en el Cantábrico a las que lógicamente no asistió, tampoco lo pudo hacer al año siguiente, ya que estas fueron suspendidas debido a la inestabilidad política (en este año se instaura la 2ª Republica), lo que motivó que las divisiones de submarinos se dedicasen solamente al adiestramiento de sus dotaciones.
Foto: "Buques de la Guerra Civil Española- Submarinos". El submarino C-6 navegando en superficie
En 1932 el C-6 recibió a bordo la visita del Presidente de la República D. Niceto Alcalá Zamora quién con este submarino inauguró un nuevo muelle del puerto de Alicante.
En 1933 y 1934 participó en las maniobras de la flota y en este último año realizó en compañía del C-3 un crucero de resistencia por el Mediterráneo tocando los puertos de Bizzerta, Alejandría, Haifa, Rodas, Salónica, El Pireo, Maddalena y Tolón.
En 1935 las maniobras son más reducidas de lo habitual y no participa, si lo haría en el crucero de instrucción realizado en el mes de julio, en el cual, se tocaron los puertos de Melilla, Cádiz, Plymouth, Brest, Santa Cruz de Tenerife, Dakar, Villa Cisneros, Las Palmas y Larache. Y finalmente, en el año 1936, participó en las maniobras que tuvieron lugar en Canarias en el mes de mayo.
La madrugada del día 18 de julio de 1936 (inicio de la Guerra Civil) la Flotilla recibe ordenes del Ministro de Marina Giral de zarpar inmediatamente con la misión de impedir el transporte de tropas a la Península. Así las cosas el C-6 participa en la que sería la primera patrulla submarina de la guerra.
Foto: "Buques de la Guerra Civil Española- Submarinos". Submarino C-6 en dique seco
Al mando del Capitán de Corbeta Mariano Romero Carnero el submarino se dirige a su cuadrante asignado, las inmediaciones de Melilla. El día 20 a las 1440 se reciben nuevas ordenes. El C-6 y el B-6 deben dirigirse a la zona del Estrecho. Durante estos confusos momentos iniciales se reciben noticias a bordo de lo que está sucediendo en otras unidades de la flota y los oficiales afectos al alzamiento sondean a la tripulación que da muestras de seguir fiel al gobierno. Ante esta situación los oficiales se limitan a impedir la acción del submarino fingiendo una avería en la giroscópica y ponen rumbo a la nueva base en Málaga. Su entrada en este puerto se produce en un ambiente de excitación de las dotaciones de otros buques que se dirigen al submarino y detienen a la oficialidad que es conducida al buque prisión Monte Toro. La dotación del submarino no está de acuerdo con estas detenciones e incluso presentan informe al respecto, mientras tanto se nombra comandante al segundo auxiliar de máquinas Juan León, que pocas horas después recibe el relevo del mando del Alférez de Navío Julián Sánchez-Ferragut Gómez.
El día 1 de agosto el C-4 le hace entrega al C-6 de la bola giroscópica y torpedos antes de dirigirse a Cartagena.
A primeros de agosto el Gobierno decide enviar submarinos al Cantábrico para intentar aliviar la presión que en esta zona ejercen los buques de los sublevados. Se asigna esta misión a los C-3 y C-6. Por petición de la dotación es puesto en libertad y reintegrado a su unidad el comandante del C-6 Mariano Romero. Ambos submarinos parten hacia su destino pero el C-3 debe regresar por problemas de navegación, de esta manera el C-6 prosigue en solitario hacia el Norte. El submarino alcanza los accesos de Gijón el día 17. En la zona se encuentran el crucero Almirante Cervera y el Acorazado España a los que según la dotación el comandante no ataca, con la consiguiente destitución y nombramiento una vez más del Alférez de Navío Julián Sánchez-Ferragut Gómez. De inmediato se decide regresar a Cartagena para reparar. El 1 de septiembre desembarca Romero Carnero.
Esta decepcionante misión enfurece a las dotaciones de los demás submarinos que hablan de sancionar a la dotación del C-6 por su ineficacia. Este fervor patriótico desaparecerá en pocos meses.
El mismo día 1 de septiembre el submarino es cargado con munición y armamento para el Norte, zarpando de inmediato rumbo a Málaga. El mando real lo ejerce el presidente del comité Ernesto Conesa Avilés. Durante el tránsito hacia el norte es atacado por un hidroavión Savoia sin consecuencias. El día 7 entra en Gijón sin novedad. El día 15 toma la dirección de las fuerzas submarinas del Cantábrico el capitán de corbeta Remigio Verdía Jolí, sin duda el oficial de submarinos más competente que prestó sus servicios a la República. Este jefe enarbola su bandera en el C-6 y todos los submarinos del cantábrico ponen rumbo a Bilbao. Desde esta base el submarino realiza varias patrullas sin resultado. En este periodo de tiempo la Escuadra Republicana se presenta en la zona rompiendo el bloqueo Nacional, y la Escuadra Nacional da un golpe de mano haciéndose con el control del Estrecho (29 de septiembre). Como solución a la pérdida de control de esta importantísima zona las autoridades recurren una vez más a los submarinos y Verdía parte en compañía de los C-3 y C-4.
Desde Málaga operaria sin resultados positivos. El día 2 de enero de 1937 fallece Verdía durante un ataque aéreo sobre la ciudad y toma el mando del submarino el capitán de la Marina Mercante Fidel Esperanza Zabala quien realizó dos salidas en busca del enemigo y tras una avería en el periscopio regresó a Cartagena para reparaciones. En esta base, el día 1 de febrero toma el mando del submarino el Capitán de Corbeta soviético Ivan Alekseevich Burmistrov con el seudónimo de “Luis Martínez” y su intérprete Anatolii M. Gurevich alias Teniente de Navío “Víctor Nicolás”. La aparición de estos mandos fue un intento de mejorar las decepcionantes actuaciones de los submarinos debido a la ineficacia de los comandantes españoles en su mayoría afectos a los sublevados. El caso del C-6 fue el primero, pero no el único.
Foto Archivo Diego Quevedo Carmona. Crucero Nacional
Almirante Cervera apodado "El Chulo del Cantábrico".
Con su nuevo comandante comienzan las primeras pruebas, durante cuatro días sale al mar para familiarizarse con el submarino y la tripulación, pero el tiempo apremia y el día 5 se dirige a Málaga y a Ceuta retornando el día 11 a Cartagena. Una nueva misión se presenta para el C-6. Deberá dirigirse a Palma de Mallorca para efectuar ataques al tráfico que transite desde o hacia el puerto. El soviético una vez situado decide permanecer al acecho a cota periscópica, pero un avión nacional descubre al submarino y le ataca. Burmistrov desciende para evitar las explosiones. Cuando todo estuvo tranquilo y al amparo de la noche el C-6 sale a superficie para revisar los daños que el ataque pudiese haberle causado. Desafortunadamente para sus intenciones la patrulla ha de concluir de inmediato pues una delatadora mancha de gas-oil esta siendo derramada con el consiguiente peligro para el buque.
Entra en Cartagena el día 22 y permanece en reparación durante dos meses.
El día 28 de abril deja su base en el Mediterráneo para dirigirse por tercera vez al Cantábrico, llegando a Santander el día 6 de mayo. El comandante soviético actuaba según los testimonios de la manera más profesional posible navegando en superficie sólo de noche y efectuando cortos escrutinios con el periscopio. Esta labor se veía entorpecida por la indisciplina reinante en el submarino. Varios miembros de la dotación fueron substituidos a petición del comandante.
Su primera patrulla en el Cantábrico resultó decepcionante, pese a haber localizado al Cervera no consigue posicionarse para el ataque, debido a la velocidad elevada a la que navega el buque nacional. Para colmo de males una avería en la giroscópica le obliga a recalar en Bilbao el día 12. Esa misma mañana un ataque de la Legión Cóndor se cobraría la vida de seis tripulantes, al alcanzar una bomba el cañón de cubierta. Estas graves averías inutilizan la nave hasta el día 31 de mayo. Durante el periodo de reparaciones el comandante trabaja con la tripulación consiguiendo elevar su espíritu combativo.
Todo estaba listo para abandonar Bilbao que pronto caería en manos del enemigo, el día 6 de junio se le ordena zarpar y el día 7 Burmistrov solicita permiso para buscar al Cervera por su cuenta. Queda claro con esta actitud el espíritu del soviético. Pese a su ímpetu nada consigue y el día 9 entra en Santander donde permanecerá hasta el 17 realizando pequeñas obras a bordo.
En el submarino embarcan otros dos extranjeros, el capitán leitenant Nicolai Pavlovich Eguipko (ruso) y su intérprete Vokshin (Yugoslavo) con el sobrenombre de “Juan Valdés”. Eguipko tiene ordenes de relevar a Burmistrov pero este permanecerá por un tiempo en el mando.
Los Kapitan Leitenant soviéticos Burmistrov (Izquierda) y Eguipko (Derecha).
Foto: "Submarinos republicanos en la Guerra Civil Española"
El día 18 el C-6 sale una vez más al encuentro con su obsesión el Almirante Cervera, esta vez la suerte está del lado del soviético, al menos eso parece, localizado el crucero se prepara el ataque y el primer torpedo es lanzado desde el nº5 (popa) pero la suerte de nuevo se revela contra el C-6, su torpedo realiza un giro no calculado perdiéndose. De nuevo se prepara y se lanza desde el nº4 (proa) pero el crucero vira y el torpedo pasa de largo. Por aquellas fechas en el Ministerio de Defensa no esperaban mucho de sus submarinos y el radio emitido por Burmistrov narrando su ataque fue recibido como una nueva esperanza poniendo como ejemplo a seguir la actitud del C-6. Como recompensa el comandante es nombrado Jefe de la Flotilla de Submarinos el día 26 y desembarca dejando al mando a Eguipko que realiza numerosas salidas en busca del escurridizo crucero. Pese a ser avistado en varias ocasiones no se consigue realizar ningún ataque sobre este buque, sin embargo se presenta la oportunidad de atacar al crucero Baleares y Eguipko ordena lanzar dos torpedos que una vez más efectúan giros no deseados perdiéndose así otra oportunidad.
El frente norte comienza a derrumbarse y Santander está a punto de caer, de manera que los submarinos allí basados reciben la orden de evacuar, así los C-2 y C-4 abandonan el puerto el día 25 de agosto llevando a bordo a políticos, militares y personalidades de la República, el C-6 por su parte lleva a su bordo al personal soviético y una carga muy especial “el tesoro ilegal del partido comunista” de un valor aproximado a los 15 millones de pesetas de 1937. Todos los submarinos se dirigen a Gijón donde entran el día 26, el último en hacerlo sería el C-6. Dos días después la ciudad asturiana recibe la “visita” de la Legión Cóndor. Las bombas arrojadas sobre el repleto puerto de El Musel siembran la destrucción en los buques. El C-4 resulta averiado por metralla y el C-6 sufre averías en los timones de proa.
Se decide sacar a los submarinos al mar para evitar nuevos ataques, ocasión que aprovechan los C-2 y C-4 para huir a Francia, el C-6 por su parte regresa a Gijón el día 2 de septiembre burlando el intenso bloqueo naval al que está sometida la ciudad.
Pese a la precariedad en la que se encuentra la nave y la falta de material para las reparaciones, el C-6 sale al mar en busca del enemigo en varias ocasiones en septiembre y octubre. En la noche del 14 de octubre tiene un encuentro con el minador Júpiter al que lanza dos torpedos que de nuevo presentan defectos, permitiendo al buque salir ileso. La frustración es absoluta, no sólo el submarino está seriamente dañado sino que la ciudad está condenada y las posibilidades de escapar se desvanecen. Para colmo de males una nueva incursión aérea sobre el puerto (18 de octubre) consigue dejar fuera de combate al último submarino del norte. Las bombas caídas a su alrededor le producen gravísimas averías en el casco y en las baterías. La inspección demuestra que ya nada se puede hacer más que hundirlo, para evitar que caiga en mano del enemigo que está a punto de tomar la ciudad. El día 19 a las 2330 el submarino es remolcado al exterior del puerto y hundido a dos millas al 090 del cabo Torres.
Foto: Museo Naval de Cartagena. El submarino C-6 durante su reflotamiento en Gijón..
La tripulación fue evacuada en el torpedero Nº3 y los soviéticos abandonaron la ciudad por vía aérea.
El submarino sería oficialmente dado de baja el día 31 de julio de 1941.
Terminada la contienda la Comisión de Salvamento de Buques tomó la decisión de reflotar el submarino, la operación se llevó a cabo el día 27 de noviembre de 1947. Tal y como recogemos del diario local “Voluntad”, el submarino fue puesto a flote y remolcado a El Musel donde quedó sumergido a 7 metros de profundidad. En el mes de marzo de 1938, tal como se recoge en los diarios “Voluntad” y “El Comercio” el submarino es remolcado al hoy puerto deportivo de la ciudad, donde de nuevo se le sumerge (para evitar daños), en espera de mareas vivas con el fin de trasladarlo a los astilleros del Fomento a reparar y preparar su posterior traslado al Ferrol.
Aunque las condiciones del submarino obligaban a su desguace, los diarios de la época no dudaban en decir que tras las reparaciones el submarino volvería a prestar servicio en la “Marina de Guerra Española”.
Durante su traslado falló el remolque y el C-6 se fue definitivamente al fondo donde permanece para siempre.
Nota: Para la realización de este artículo se han utilizado las siguientes fuentes:
El libro escrito por D. Ramón Cayuelas Robles (único superviviente del C-5 pues desembarcó antes de su última patrulla), titulado "Relatos inéditos de los submarinos republicanos en la Guerra Civil española C-5 y C-2" que supone una autentica joya dada su excepcionalidad y que desde aquí recomendamos encarecidamente.
El libro escrito por D. Dionisio García Flórez titulado "Buques de la Guerra Civil Española- Submarinos", que en su día ya recomendábamos en la sección libros.
El libro escrito por mi buen amigo D. Diego Quevedo Carmona en compañía de Eusebio Martínez García titulado "El Arma Submarina Española 85 años de historia 1915-2000", imprescindible en nuestras bibliotecas.
El libro escrito por D. Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo y José Ignacio González-Aller Hierro titulado "Submarinos republicanos en la Guerra Civil Española" que constituye el estudio más completo sobre estas unidades y sus personajes y cuya lectura es esencial para comprender las actividades de los submarinos rojos.
La página web de mi buen amigo D. Pedro Curto Salvadó, "El Arma Submarina Española" de obligada visita.
Hemeroteca del Archivo Municipal de Gijón.
Hemeroteca de diario El Comercio de Gijón.
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