En sus 91 años de existencia, la Fuerza de Submarinos ha desarrollado una planificación orgánica, estratégica y operacional que le permite s...
En sus 91 años de existencia, la Fuerza de Submarinos ha desarrollado una planificación orgánica, estratégica y operacional que le permite ser una fuerza disuasiva, eficiente y eficaz en su sigiloso accionar.
A mediados de la década del 80, la incorporación de los submarinos tipo 209 construidos en Alemania –SS “Thomson” y SS “Simpson”– marcaron un hito tecnológico. Hoy, la Fuerza de Submarinos vuelve a dar un paso adelante en este ámbito, al contar en su flota con dos modernas unidades de la clase Scorpène, SS “O’Higgins” y SS “Carrera”, submarinos convencionales fabricados en los astilleros del consorcio DCN Francia-España, en el marco del proyecto Neptuno.{mosimage}
El proyecto de construcción de los submarinos Scorpène constituyó un gran desafío tecnológico para la Armada y el país. Para sostenerlo en el tiempo se requiere de personal altamente calificado. En su desarrollo se involucró la Fuerza de Submarinos en su conjunto, una importante cantidad de componentes de la organización logística institucional, en especial ASMAR y las Direcciones Técnicas del Material y de Educación, y la industria nacional. En el ámbito educacional, se abrió una nueva etapa de perfeccionamiento para los especialistas en submarinos, quienes realizaron un amplio programa de capacitación en Chile, Alemania, Italia, EE.UU., España y Francia para obtener el máximo rendimiento de los sistemas y equipos de las unidades, equipadas con tecnología de vanguardia.
Durante los años que se desarrolló el proyecto Neptuno, cerca de 200 submarinistas participaron en las diferentes etapas de la construcción y en el proceso de capacitación. Entre ellos, el Capitán de Corbeta Rodrigo Arancibia Pascal, quien hoy se desempeña como Subdirector de la Escuela de Submarinos, fue parte de este proceso y como integrante de la primera dotación del Submarino “Carrera” estuvo radicado en Cartagena, España. “Este proyecto significó un gran desafío, porque participamos en la construcción de submarinos totalmente nuevos, que no existían en el mundo. El avance tecnológico y la capacitación adquirida, hoy nos permite operar con menos gente, pero más especializada en las áreas de ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica, control de sistemas automáticos, en nuevos sistemas de armamento y combate, sistemas de navegación, mantención y operación de equipos. Ante esto, la Escuela de Submarinos debió actualizar los programas de instrucción para cumplir con la misión de entregar al servicio un especialista acorde a las necesidades de la Fuerza de Submarinos. Se han modernizado los simuladores, se ha mejorado la implementación de los laboratorios, dotándolos con equipo de última generación y se está continuando con el desarrollo del proyecto de autoclase, con lo que se pretende que los futuros especialistas no sólo entiendan lo que sucede en los procesos de mantención, sino que también tengan un dominio más acabado de las capacidades de operación de los equipos instalados en los submarinos”.
El S1º (Mc.Ci.Sm.) Luis Cabrera Sepúlveda fue uno de los especialistas del personal de Gente de Mar que participó en el proyecto Neptuno durante las etapas de construcción, instalaciones de equipos y operación, lo que le permitió estar tres años en Cartagena, España. “En mis 27 años de servicio tuve la posibilidad de operar los submarinos Oberon, los 209 y los Scorpène. Estos últimos significaron un paso importante en tecnología, lo que nos deja en muy buen nivel mundial”, señaló.
Integrar las filas de esta nueva generación de especialistas en submarinos es lo que busca el Cabo Segundo (M) Pedro Sepúlveda Navarro, quien en febrero de este año llegó a la Escuela de Submarinos para integrarse como alumno orientado a la especialidad. “Ser parte del curso de submarinista es una muy buena experiencia, donde he adquirido muchos conocimientos en diversas áreas técnicas. Al principio fue algo complicado, pero me he esforzado para aprobar cada una de las asignaturas de esta etapa teórica y poder pasar a la fase práctica, ya que era una oportunidad que esperaba hace tiempo y aquí en la Escuela tenemos todas las herramientas para completar con éxito nuestra instrucción”, comentó.
Hoy, como alumno en la Escuela de Submarinos, busca ser parte de quienes integrarán los equipos para trabajar con esta tecnología de vanguardia, luciendo su piocha dorada en el pecho. Quien también tiene la misma ilusión es el Grumete Cristián Alarcón Vargas, para el que el “próximo paso dentro de la Institución es aprobar la subespecialidad de submarinista y así lograr la meta que me impuse desde niño”.
El Teniente 1º Jeffrey Bragg Wittig, Oficial Ingeniero de Cargo del Submarino “Thomson”, cumple servicio en la Fuerza de Submarinos desde el 2003. En estos años ha adquirido una vasta experiencia cumpliendo estas funciones, ya que también desempeñó el mismo cargo durante 4 años en el Submarino “Simpson”. “La experiencia que he adquirido en este tipo de unidades me ha servido para desenvolverme con mayor propiedad en el ámbito técnico y además lograr alcanzar excelentes relaciones humanas con el personal de ASMAR, quienes están muy bien preparados para efectuar este tipo de recuperaciones. En el ámbito técnico, uno tiene más herramientas para poder enfrentar una reparación de mayor envergadura y resolver qué curso de acción es el más recomendado para la mantención, modernización o modificación de los sistemas de ingeniería a bordo, que en el caso de los submarinos abarca desde el casco de presión hasta los más sencillos equipos auxiliares del área mecánica y eléctrica, teniendo en consideración que todos estos elementos son llevados a sus máximas capacidades debido a la condición poco natural al estar sumergido”, señaló.
“Durante los períodos de reparaciones no sólo se desarrollan trabajos en el área técnica, éstos también son la base para desarrollar relaciones humanas muy enriquecedoras que perduran en el tiempo, básicamente porque la gente que trabaja en la Planta Industrial se mantiene por muchos años”, agregó.
El Cabo Primero (Ab.Sm.) Claudio Aguayo Araya el 2005 logró ser especialista en las dos áreas que desde Grumete llamaron su atención: Abastecimiento y Submarinos. Hoy como dotación del Submarino “Thomson”, a la que se integró el 2007, es el encargado de abastecimiento, donde se desempeña como maestro de víveres y encargado de materiales. “En lo profesional, ya tuve la oportunidad de realizar el curso de instrucción de escape de submarinos, en el Centro de Entrenamiento de la Fuerza de Submarinos de la Marina de Brasil, en Río de Janeiro, donde compartí con integrantes de otras Armadas. Para quienes integramos las dotaciones de los submarinos de la clase 209 este curso es muy importante porque se hace un escape real en un simulador, a una altura de 20 metros y se nos instruye sobre el uso del traje de escape que se usa en los submarinos”, afirmó.
{mosimage}Sin ser especialista en submarinos, el Suboficial Serv. (Mc.El.) Luis Caro Parra luce con orgullo su piocha plateada. “A esta repartición llegué con el grado de Marinero Primero, en la Fuerza de Submarinos me formé y a pesar de no ser submarinista siempre me he sentido como un integrante más de la dotación de tierra. La piocha plateada que me han impuesto en dos ocasiones a lo largo de mi carrera la llevo dentro de mi corazón”, señaló.
http://www.revistavigia.cl
A mediados de la década del 80, la incorporación de los submarinos tipo 209 construidos en Alemania –SS “Thomson” y SS “Simpson”– marcaron un hito tecnológico. Hoy, la Fuerza de Submarinos vuelve a dar un paso adelante en este ámbito, al contar en su flota con dos modernas unidades de la clase Scorpène, SS “O’Higgins” y SS “Carrera”, submarinos convencionales fabricados en los astilleros del consorcio DCN Francia-España, en el marco del proyecto Neptuno.{mosimage}
El proyecto de construcción de los submarinos Scorpène constituyó un gran desafío tecnológico para la Armada y el país. Para sostenerlo en el tiempo se requiere de personal altamente calificado. En su desarrollo se involucró la Fuerza de Submarinos en su conjunto, una importante cantidad de componentes de la organización logística institucional, en especial ASMAR y las Direcciones Técnicas del Material y de Educación, y la industria nacional. En el ámbito educacional, se abrió una nueva etapa de perfeccionamiento para los especialistas en submarinos, quienes realizaron un amplio programa de capacitación en Chile, Alemania, Italia, EE.UU., España y Francia para obtener el máximo rendimiento de los sistemas y equipos de las unidades, equipadas con tecnología de vanguardia.
Durante los años que se desarrolló el proyecto Neptuno, cerca de 200 submarinistas participaron en las diferentes etapas de la construcción y en el proceso de capacitación. Entre ellos, el Capitán de Corbeta Rodrigo Arancibia Pascal, quien hoy se desempeña como Subdirector de la Escuela de Submarinos, fue parte de este proceso y como integrante de la primera dotación del Submarino “Carrera” estuvo radicado en Cartagena, España. “Este proyecto significó un gran desafío, porque participamos en la construcción de submarinos totalmente nuevos, que no existían en el mundo. El avance tecnológico y la capacitación adquirida, hoy nos permite operar con menos gente, pero más especializada en las áreas de ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica, control de sistemas automáticos, en nuevos sistemas de armamento y combate, sistemas de navegación, mantención y operación de equipos. Ante esto, la Escuela de Submarinos debió actualizar los programas de instrucción para cumplir con la misión de entregar al servicio un especialista acorde a las necesidades de la Fuerza de Submarinos. Se han modernizado los simuladores, se ha mejorado la implementación de los laboratorios, dotándolos con equipo de última generación y se está continuando con el desarrollo del proyecto de autoclase, con lo que se pretende que los futuros especialistas no sólo entiendan lo que sucede en los procesos de mantención, sino que también tengan un dominio más acabado de las capacidades de operación de los equipos instalados en los submarinos”.
El S1º (Mc.Ci.Sm.) Luis Cabrera Sepúlveda fue uno de los especialistas del personal de Gente de Mar que participó en el proyecto Neptuno durante las etapas de construcción, instalaciones de equipos y operación, lo que le permitió estar tres años en Cartagena, España. “En mis 27 años de servicio tuve la posibilidad de operar los submarinos Oberon, los 209 y los Scorpène. Estos últimos significaron un paso importante en tecnología, lo que nos deja en muy buen nivel mundial”, señaló.
Integrar las filas de esta nueva generación de especialistas en submarinos es lo que busca el Cabo Segundo (M) Pedro Sepúlveda Navarro, quien en febrero de este año llegó a la Escuela de Submarinos para integrarse como alumno orientado a la especialidad. “Ser parte del curso de submarinista es una muy buena experiencia, donde he adquirido muchos conocimientos en diversas áreas técnicas. Al principio fue algo complicado, pero me he esforzado para aprobar cada una de las asignaturas de esta etapa teórica y poder pasar a la fase práctica, ya que era una oportunidad que esperaba hace tiempo y aquí en la Escuela tenemos todas las herramientas para completar con éxito nuestra instrucción”, comentó.
Hoy, como alumno en la Escuela de Submarinos, busca ser parte de quienes integrarán los equipos para trabajar con esta tecnología de vanguardia, luciendo su piocha dorada en el pecho. Quien también tiene la misma ilusión es el Grumete Cristián Alarcón Vargas, para el que el “próximo paso dentro de la Institución es aprobar la subespecialidad de submarinista y así lograr la meta que me impuse desde niño”.
El Teniente 1º Jeffrey Bragg Wittig, Oficial Ingeniero de Cargo del Submarino “Thomson”, cumple servicio en la Fuerza de Submarinos desde el 2003. En estos años ha adquirido una vasta experiencia cumpliendo estas funciones, ya que también desempeñó el mismo cargo durante 4 años en el Submarino “Simpson”. “La experiencia que he adquirido en este tipo de unidades me ha servido para desenvolverme con mayor propiedad en el ámbito técnico y además lograr alcanzar excelentes relaciones humanas con el personal de ASMAR, quienes están muy bien preparados para efectuar este tipo de recuperaciones. En el ámbito técnico, uno tiene más herramientas para poder enfrentar una reparación de mayor envergadura y resolver qué curso de acción es el más recomendado para la mantención, modernización o modificación de los sistemas de ingeniería a bordo, que en el caso de los submarinos abarca desde el casco de presión hasta los más sencillos equipos auxiliares del área mecánica y eléctrica, teniendo en consideración que todos estos elementos son llevados a sus máximas capacidades debido a la condición poco natural al estar sumergido”, señaló.
“Durante los períodos de reparaciones no sólo se desarrollan trabajos en el área técnica, éstos también son la base para desarrollar relaciones humanas muy enriquecedoras que perduran en el tiempo, básicamente porque la gente que trabaja en la Planta Industrial se mantiene por muchos años”, agregó.
El Cabo Primero (Ab.Sm.) Claudio Aguayo Araya el 2005 logró ser especialista en las dos áreas que desde Grumete llamaron su atención: Abastecimiento y Submarinos. Hoy como dotación del Submarino “Thomson”, a la que se integró el 2007, es el encargado de abastecimiento, donde se desempeña como maestro de víveres y encargado de materiales. “En lo profesional, ya tuve la oportunidad de realizar el curso de instrucción de escape de submarinos, en el Centro de Entrenamiento de la Fuerza de Submarinos de la Marina de Brasil, en Río de Janeiro, donde compartí con integrantes de otras Armadas. Para quienes integramos las dotaciones de los submarinos de la clase 209 este curso es muy importante porque se hace un escape real en un simulador, a una altura de 20 metros y se nos instruye sobre el uso del traje de escape que se usa en los submarinos”, afirmó.
{mosimage}Sin ser especialista en submarinos, el Suboficial Serv. (Mc.El.) Luis Caro Parra luce con orgullo su piocha plateada. “A esta repartición llegué con el grado de Marinero Primero, en la Fuerza de Submarinos me formé y a pesar de no ser submarinista siempre me he sentido como un integrante más de la dotación de tierra. La piocha plateada que me han impuesto en dos ocasiones a lo largo de mi carrera la llevo dentro de mi corazón”, señaló.
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