El viaje se realiza en el marco de la misión "Mar Abierto", que prevé la recogida de información que se entregará a Portugal y la OTAN y sus socios.
Treinta y cinco tripulantes se encuentran a bordo del submarino "Arpão" en una misión histórica en el Atlántico Sur. Desarrollará acciones de cooperación bilateral y multilateral, presencia naval y diplomacia en el marco de la iniciativa Mar Abierto de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, recabando información sobre prácticas ilícitas en el Golfo de Guinea. A bordo, intentaremos encerrar nuestra morriña y poner sobre la mesa manjares portugueses.
El submarino "Arpão", de la Marina portuguesa, sale el martes de Alfeite, en Almada, rumbo a Sudáfrica, donde estará en el Día de Portugal. Lleva 35 tripulantes a bordo.
El viaje se realiza en el marco de la misión "Mar Abierto", que prevé la recogida de información que se entregará no sólo a Portugal, sino también a los socios de la OTAN y europeos. A lo largo del viaje, el Arpão vigilará y recogerá información sobre tráfico de drogas, inmigración ilegal y piratería, principalmente en el Golfo de Guinea.
Serán 120 días de un viaje que pasará por Cabo Verde (Mindelo), Brasil (Río de Janeiro) y el Golfo de Guinea, Luanda y Marruecos (Casablanca), en lo que será la travesía más larga del Atlántico Sur, con este submarino visitando dos continentes y cinco países.
Con 68 metros de eslora, el "Arpão" tiene 45 días de autonomía y está en manos de la Armada desde 2010.
Durante la misión, el submarino "Arpão" también contribuirá a la seguridad marítima en una zona de operaciones situada en el Atlántico Sur, entre la costa de Brasil y la costa oeste de África.
Hay 13 operarios siempre de guardia, 24 horas al día, entre ellos dos sargentos, uno del área mecánica y otro del área eléctrica.
"Es cerrar la escotilla" y engañar a los nostálgicos. Submarino "Arpão" en misión sin precedentes de 120 días
35 militares se embarcan en una misión sin precedentes
El "Arpão" estará en manos de 32 hombres y tres mujeres durante cuatro meses en una misión que hará historia por ser la más larga jamás emprendida en el Atlántico Sur. Están previstos más de 25.000 kilómetros de navegación y 2.500 horas de operación, acompañados también en tierra por un equipo de ingenieros.
El cabo Marco Figueiredo es electromecánico y responsable del mantenimiento de las baterías, el motor principal y los equipos.
"Ya siento que se me estruja el corazón, llevo fotos familiares y un mensaje en mi taquilla para leer cada vez que la abro", cuenta a Renascença.
Cabo Marco Figueiredo. Foto: Liliana Monteiro/RR |
El cabo Figueiredo revela su estrategia para sentirse más cerca de su familia: "He creado una forma de superarlo y cojo el móvil y envío mensajes a mi mujer incluso mientras navego y cuando atraco salen esos mensajes. Le digo: '¿qué tal te ha ido hoy el día y cómo van las cosas en casa?' Una forma de compartir mi día y de superar la nostalgia, claro que duele estar tanto tiempo fuera".
Ve la tripulación como una familia, un equipo formado por una mayoría de oficiales y sargentos, sin olvidar a los soldados rasos. "Sabemos que cuando un miembro está en su momento más bajo, siempre hay una charla, una broma, pero cuando ponemos la cabeza en la almohada, nos echamos de menos", admite.
El capitán de fragata Taveira Pinto es el comandante y es él quien nos lleva al interior del submarino. "Vamos a bajar, es una escalera vertical, piensa que tienes un escalón debajo y es un pie tras otro".
Mano firme sobre la estrecha escalerilla y directos al interior, descendemos, y allí estamos en medio del submarino donde el frío gris domina el ambiente, donde todo es metálico y de escaso confort, donde cada uno sabe qué posición ocupar para que todo esté organizado en un espacio que parece pequeño para tanta gente.
Es con orgullo que el comandante habla del "Arpão". "El submarino navega de tres formas: en superficie, en inmersión en la cuota del periscopio con los mástiles por fuera o en inmersión profunda", explica.
El capitán Taveira Pinto continúa describiendo el submarino: "el Arpão es un puro de acero resistente recubierto de fibra de vidrio que da al buque su forma dinámica y protege el casco, entre otras cosas. Luego está la torreta que le da estabilidad e impide que se dé la vuelta y sirve para proteger los mástiles".
Estamos bajo el nivel del agua, "el barco mide siete metros desde la línea de flotación hasta el fondo. En la proa tenemos ocho tubos que lanzan torpedos, misiles y minas. Cerca de aquí tenemos un espacio para los sargentos donde comen y hacen algunos trabajos técnicos porque la mesa es larga. El pasillo es de paso, pero también es el espacio dedicado a las comidas de los sargentos.
El comandante explica que la tripulación navega seis horas de servicio y seis de descanso, "en el periodo de descanso aprovechamos para comer, lavarnos y dormir".
A diferencia de los equipos del pasado, la tripulación dispone ahora de camas individuales, abandonando el principio de la "cama caliente" (una cama que era utilizada por más de un soldado).
El Comandante Taveira Pinto realizó una visita guiada al "Arpão". Foto: Liliana Monteiro/RR |
Camas con 60 centímetros de ancho
Pasamos por los dormitorios y es allí donde nos encontramos con la Sargento Paula Oliveira. Son paralelos al pasillo central del submarino, los oficiales y el comandante tienen espacios más grandes y reservados, los sargentos y los alistados duermen en una especie de literas con tres camas pequeñas de 60 centímetros de ancho. Frente a la cama tienen las dos taquillas asignadas a cada miembro de la tripulación y donde guardan sus pocas pertenencias.
"Ahí es donde tenemos que ponerlo todo, tenemos éste y otro pequeño. No lavamos fácilmente la ropa por el límite de agua, sólo nos duchamos cada dos días, tampoco hacemos la colada como en casa e intento llevar ropa para todo el viaje, antes de atracar solemos lavar la ropa de cama. El colchón tiene 60 centímetros de ancho, lo medí porque tuve que comprar un colchón extra para estar más cómodo durante los cuatro meses que dura la misión, sólo estaremos amarrados 20 días y el resto siempre navegando", nos cuenta este sargento de 38 años.
Cuestionada sobre cómo es compartir espacio con muchos hombres, responde que "son súper respetuosos".
"Cierro la cortina, los compañeros que duermen aquí conmigo son todos hombres, ya saben que si está cerrada preguntan si pueden entrar y si no estoy vestida, les pido que esperen y rápidamente me pongo un pantalón y una camiseta. Para ducharme, la logística es diferente, no es un sitio fácil, soy grande y no puedo vestirme y desvestirme en la ducha como hacen muchos, así que me enrollo en una toalla sin problema", revela.
Encima de la cama, situada en medio de otras dos, tiene dos libros muy gruesos que dice haber pedido a su hermana y que llevará en la misión para que su mente pueda viajar y salir del fondo del mar.
¿Y cómo es el resto?
"Tengo que llevar tampones la mayor parte del tiempo. Si estoy muy cansada puedo dormir enseguida sobre todo si he hecho noche, salgo, como, entreno y me acuesto. Algunos ronquidos, hay sonidos característicos del barco. Hay mucho respeto y no enciendes la luz, pero el ruido es más difícil de controlar".
Paula Oliveira es una de las tres mujeres de la tripulación y tiene un papel muy importante en el submarino. "Como puedes calcular no tenemos ventanas al exterior, cuando estamos en inmersión profunda es a través de los sonares que podemos saber por dónde van los barcos y yo soy la responsable de mantener ese equipo funcionando".
La sargento Paula Oliveira es operadora de sonar en el "Arpão". Foto: Liliana Monteiro/RR |
Describe la misión como la más exigente que ha hecho nunca, tanto profesional como personalmente.
"Tengo una hija que cumple tres años poco después de que lleguemos de esta misión, es difícil porque tenemos que gestionar la vida a bordo y en casa. En relación a echar de menos a mi hija, es cerrar la escotilla e intentar no pensar en ella". Nos cuenta estas palabras con lágrimas contenidas en los ojos, destacando que son muchos los que dejan a los niños en tierra y por eso se habla mucho de ellos a bordo,
"Todos hablamos de nuestros hijos y de cosas que pasaron antes de embarcar, añoranza, ansiedad, no tenemos comunicación con el exterior, ya nos está pasando factura. La primera toma [viaje] es de 11 días y va a haber uno de 29 sin saber nada del exterior y eso incluye hija, padres, de nadie, nada".
Entre hombres y mujeres no hay diferencia, pero "nosotras somos un poco más quisquillosas: '¡esta zapatilla no puede estar aquí! Esta mesa está sucia!' Nos gusta tenerlo todo limpio y ordenado. Hay hombres así, pero las tres mujeres a bordo somos más exigentes".
Temperaturas más bajas para evitar olores a bordo
Llevar a cabo una misión en un submarino es guardar en la memoria diversos olores, por lo que incluso allí se hacen algunas comprobaciones. "Intentamos que la zona donde descansamos tenga una temperatura más fresca para evitar olores, para no transpirar tanto.
El WC ya permite ducharse, aunque no sea algo cotidiano. El comandante Taveira Pinto explica que "los baños de la tripulación tienen dos duchas, dos lavabos y dos retretes".
Cocina portuguesa, seguro
Y como la comida también ayuda a saciar la nostalgia a bordo, el menú del "Arpão" incluye platos típicos portugueses. Al fin y al cabo, la comida también es responsable del confort emocional y no faltarán los dulces. A bordo hay diversos suministros que se repondrán en cada puerto donde atraque el submarino.
La sargento Paula Oliveira cuenta que los cocineros son dos hombres, pero que durante la noche a veces hacen pasteles o postres para el día siguiente o para el turno que esté trabajando, destacando que lo más difícil es administrar las cantidades, los platos son pocos y a veces hay que lavarlos para hacer una nueva ración.
Comandante Nuno Pereira, del Escuadrón de Submarinos. Foto: Liliana Monteiro/RR |
Punto más crítico de la misión: Golfo de Guinea
La parte más complicada de la misión es la identificación, explica el comandante Nuno Pereira, del Escuadrón de Submarinos.
"El submarino tiene una característica única, la invisibilidad, especialmente en el Golfo de Guinea, que es una zona que sabemos que tiene transacciones ilegales, tráfico de drogas, inmigración ilegal, piratería, que el submarino observará sin interferir en el entorno exterior porque es un vehículo fuera de servicio que circula de forma invisible y observará sin ser observado. La recogida de datos permitirá, junto con los socios europeos y de la OTAN, analizar el movimiento de los buques en la superficie.
La preparación trata de evitar sorpresas y rescatar a la tripulación
El comandante Nuno Pereira revela que la preparación técnica y humana para este viaje se está llevando a cabo desde hace cuatro meses.
Diseño: Salomé Esteves/RR |
"El Hospital de las Fuerzas Armadas (HFAR) hace una tabla de riesgos, hay un chequeo general para garantizar la preparación para 120 días de misión. Hay exámenes estomatológicos, radiografías de tórax y análisis para garantizar que el riesgo sea el menor posible y para que no tengamos que evacuar a la gente en momentos en que estamos muy lejos de tierra y no es fácil sacar a alguien después. Tenemos la lógica de que si vas al mar, evacúas en tierra".
El comandante Taveira Pinto añade que "cuando navegamos bajo el agua, no podemos ser demasiado pesados si no vamos a bajar, ni demasiado ligeros si no vamos a subir".
Con el peso adecuado, el "Arpão", un submarino de la clase Tridente capaz de alcanzar profundidades de hasta 300 metros, partirá hacia Sudáfrica, con regreso previsto para principios de agosto.
Será la primera vez que un submarino portugués cruce el Ecuador.
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- Fuente
- Liliana Monteiro (reportagem), & Salomé Esteves (grafismo). (2023, April 4). "É fechar a escotilha" E enganar a Saudade. submarino "arpão" em missão inédita de 120 dias - renascença. Rádio Renascença. Retrieved April 5, 2023, from https://rr.sapo.pt/especial/renascenca-reportagem/2023/04/04/e-fechar-a-escotilha-e-enganar-a-saudade-submarino-arpao-em-missao-inedita-de-120-dias/326385/
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