El 24 de junio de 1970, tras cumplir con los trámites de rigor, Perú suscribió el contrato por dos submarinos tipo 209 con el consorcio formado por la firma financiera Ferrostaal AG Essen,
El modelo 209, diseñado por el profesor UlrichGabler, fue la respuesta alemana a la creciente demanda de submarinos en el mercado internacional.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los astilleros alemanes habían logrado desarrollar dos nuevos modelos de submarinos, el XXI y el XXIII, capaces de alcanzar mayor velocidad y profundidad que cualquier otro, contando asimismo con una mayor autonomía al poder recargar sus baterías en inmersión. Varias de estas unidades fueron hundidas por sus propias dotaciones, mientras que unas pocas llegaron a ser capturadas y repartidas entre los vencedores. Sobre la base de estos submarinos, los soviéticos desarrollaron los tipos F, R, Z, W y Q; los franceses hicieron lo propio con el modelo Narval y los norteamericanos adoptaron rápidamente su tecnología.
En los años de pos guerra y en el contexto de la guerra fría, la marina de la República Federal Alemana debió enfrentar el reto de prepararse para un eventual conflicto con los países del Pacto de Varsovia, debiendo a la vez respetar las limitaciones que el resultado de la Segunda Guerra Mundial le había impuesto. Impedida de construir submarinos con más de 350 toneladas, la marina federal alemana reflotó dos unidades del tipo XXIII, cuyo desplazamiento alcanzaba las 236 toneladas y a las que nombró Hai y Hecht. Ambos submarinos fueron sometidos a diversas mejoras al igual que el Wilhelm Bauer, un submarino tipo XXI también recuperado del fondo del mar. De este esfuerzo surgió el submarino tipo 201, cuyo prototipo fue lanzado el 21 de octubre de 1961, siendo seguido por dos unidades más. Al año siguiente, se comisionó un nuevo tipo de submarino, el 205, que desplazaba 432 toneladas. Durante ocho años se continuó mejorando este modelo y en 1970 se logró elaborar el modelo 207, de mayores dimensiones, con 450 toneladas de desplazamiento en superficie y 600 en inmersión y con una velocidad que alcanzaba hasta 17 nudos bajo el agua.
El modelo 209, diseñado por el profesor Ulrich Gabler, fue la respuesta alemana a la creciente demanda de submarinos en el mercado internacional que pugnaba por sustituir a los ya superados Guppy norteamericanos. En este mismo esfuerzo se encontraban Francia con sus modelos Agosta y Daphne, Italia con su Nazario Sauro y el Reino Unido con su Oberon. Gabler fomentó la creación de un consorcio exportador de los submarinos que había desarrollado, el mismo que quedó constituido en 1967. Ese mismo año recibió su primer encargo, el gobierno griego contrató la construcción del Glavkos, que fue lanzado tres años después. El primer país sudamericano en adquirir este nuevo tipo de submarino fue Argentina, que en abril de 1969 contrató dos unidades, el Salta y el San Luis, cuyas partes fueron ensambladas en el Astillero Río Santiago en la provincia de Buenos Aires. Dichas naves fueron seguidas por los dos primeros submarinos peruanos encargados en 1972 y entregados tres años después.
EL INTERÉS PERUANO
La primera noticia que registramos del interés peruano por submarinos de fabricación alemana se remonta a diciembre de 1961, cuando Franz Josef von Preussen, representante de los astilleros Kieler Howaldtswerke, constructores de los primeros submarinos alemanes de posguerra, se presentó ante nuestras autoridades navales para ofrecer los servicios de su representada. Tanto el Comandante de la Flotilla de Submarinos, Capitán de Navío Enrique Carbonell, como el Ministro de Marina, Vicealmirante Guillermo Tirado, reconocieron la gran calidad y experiencia alemana en este tipo de buques, interesándose vivamente en el ofrecimiento. Las negociaciones que entonces se iniciaron habrían de transitar un largo camino hasta la firma del primer contrato. Sobre dicha travesía, intentaremos dar algunas luces.
En diciembre de 1965, el Estado Mayor General de Marina emitió un documento que debía servir de base para la repotenciación de la Armada, el mismo que contemplaba la adquisición de diversas unidades que permitieran atender los compromisos de segundad nacional y continental. En este esquema, en lo que a submarinos se refiere, se consideró la adquisición de cuatro unidades pequeñas, pero de alta velocidad, por lo que se pidieron propuestas a diversos astilleros. Respondieron a ese pedido compañías de Estados Unidos, Suecia, Alemania, Inglaterra y Noruega, encontrándose entre ellos la norteamericana Electric Boat y la alemana Kieler Howaldtswerke.
La firma norteamericana, con la que nos unían fuertes y antiguos lazos, ofrecía un submarino de 1,238 toneladas cuya máxima velocidad en inmersión era de 19.3 nudos durante media hora, tenía 45 días de autonomía, una dotación de 50 hombres y un precio cercano a los 17 millones de dólares. Un astillero sueco ofertaba un modelo de 1,205 toneladas, con máxima velocidad en inmersión de 17.3 nudos durante 1.2 horas, 21 días de autonomía, 25 tripulantes y un costo de 13 millones de dólares; y otro de 1,840 toneladas, cuya máxima velocidad en inmersión era de 19.3 nudos durante 1.5 horas, tenía 30 días de autonomía, 37 tripulantes y un costo superior al modelo menor. La firma alemana ofrecía dos tipos de submarinos, el 205, que era una mejora del propuesto en 1961; y el 4903, que, al entrar en servicio en la marina alemana, había recibido la designación 207. Este último era un buque relativamente pequeño y de bajo costo (6.25 millones de dólares), con un solo casco, que sacrificaba la comodidad en favor de la eficacia, con alta velocidad en inmersión (22 nudos durante 1.2horas), un radio de acción de 8,000 millas a 5 nudos, autonomía de 60 días y baterías que, sin requerir agua destilada, tenían una vida útil de cinco años. Su profundidad operacional era de 800 pies y contaba con 8 tubos lanzatorpedos.
En febrero de 1967, la superioridad naval designó un comité técnico presidido por el jefe del Estado Mayor General de Marina e integrado por cinco Capitanes de Navío y tres Capitanes de Fragata submarinistas. Sometidas las ofertas al estudio respectivo, en junio de ese mismo año el comité técnico se pronunció a favor del modelo 4903, recomendando iniciar las gestiones del caso para la adquisición de dos unidades. La propuesta fue aprobada por las más altas autoridades navales en setiembre de 1967, autorizando la suscripción del contrato correspondiente. Sin embargo, casi en forma simultánea, en Alemania se habían introducido diversas mejoras al tipo 207 dando origen al submarino 209, cuyas características principales se han señalado al comentar el desarrollo de la técnica submarina alemana de postguerra. Esto motivó un nuevo ofrecimiento por parte de los astilleros, remitido en julio de ese mismo año, señalando asimismo que había dejado de fabricar el modelo anterior. En diciembre de 1967 y enero siguiente se llevaron a cabo nuevos estudios para comparar ambos tipos de unidades, tanto por el comité técnico de submarinos, como por diversas juntas técnicas de la Flotilla de Submarinos. Los resultados fueron plenamente satisfácetenos para el submarino 209, en atención a su mayor autonomía en la combinación snorkel-batería, batería sola y a una capacidad de agua dulce que doblaba a la del modelo precedente. De ese modo, en enero de 1968, las negociaciones fueron reiniciadas sobre esta base.
Cabe mencionar que la Kieler Howaldtswerke no fue la única firma alemana interesada en vender submarinos al Perú, también lo intentó en 1968 el Rheinsthal Nordseewerke Gmbh, de Emdem. Sin embargo, su oferta fue desestimada por consistir en un modelo muy pequeño para nuestros requerimientos, al margen de haber llegado luego que el comité técnico de submarinos se pronunciara a favor del modelo 4903. Otros astilleros hicieron algunos ofrecimientos adicionales, entre ellos el Netherlands United ShipbuildingBureux Ltd., que ofertó el diseño 2203.
Si bien se había aprobado técnicamente la propuesta de la Kieler Howaldtswerke, las negociaciones conducentes al contrato de construcción se dilataron por continuas prórrogas solicitadas por la firma alemana, en atención a diversas modificaciones y ajustes que estaban llevando a cabo en el diseño original al construir las dos unidades argentinas ya mencionadas, Salta y San Luis. Finalmente, en diciembre de 1969, un grupo de altos ejecutivos de los astilleros germanos y de la firma financiera Ferrostaal visitó Lima para ultimar detalles previos a la suscripción del contrato. En esta ocasión se planteó la posibilidad de que un grupo de oficiales peruanos visitara Argentina e intercambiara opiniones con los submarinistas sobre sus experiencias con el Salta Aceptada la invitación, fueron designados los Capitanes de Navío Ramón Arróspide Mejía y Enrique Fernández Dávila Noriega. A los pocos días de su retomo, ambos jefes volvieron a viajar, esta vez a Alemania y en compañía del Capitán de Corbeta Fernando Jiménez Román, con el fin de preparar el proyecto de contrato para la construcción de dos submarinos tipo 209.
El referido proyecto fue sometido a las revisiones de rigor por las diversas instancias navales peruanas; mientras que, por otro lado, Alemania debía encontrar una fórmula apropiada para poder cumplir con su propuesta sin quebrar las restricciones a la construcción naval que los resultados de la Segunda Guerra Mundial le habían impuesto. Lo cierto es que todo ello, llevó a que se dilataran algunos meses más las negociaciones, lapso en el cual, en octubre de 1969, se llevaron a cabo algunas conversaciones para adquirir dos submarinos ingleses del tipo Oberon y para lograr la transferencia de dos unidades norteamericanas Dadas las circunstancias políticas que se vivían como consecuencia del golpe militar de octubre de 1968 y la actitud hacia las inversiones extranjeras, ninguna de estas posibilidades prosperó.
Finalmente, el 24 de junio de 1970, tras cumplir con los trámites de rigor, y avalados por el decreto supremo 1217 del 16 de ese mes, se suscribió el contrato por dos submarinos modelo 4903 o tipo 209 con el consorcio formado por la firma financiera Ferrostaal AG Essen, representada en Lima por CITECO y el astillero Howaldtswerke Deustche Werft AG. Las dos naves debían ser entregadas en un periodo que iba de tres a cuatro años.
Los submarinos contratados debían tener 55,87 metros de eslora, 6,43 de manga y 5,9 de puntal; un desplazamiento de 980 toneladas en superficie y de 1230 toneladas en inmersión. Contarían con ocho tubos lanzatorpedos de 533mm, pudiendo disparar torpedos SST-4, MK 14/23 y 37-3 A/S; así como con teléfono submarino, sensores electrónicos de largo alcance que permitiesen alimentar de datos a un sistema de control de tiro VM8, que también debía recibir información del radar y de los dos periscopios con que contaría la nave. La propulsión estaría proporcionada por cuatro motores diésel MTU Siemens tipo 12v493TY60, unidos a sendos generadores de 450 Kv. AEG, y por un motor eléctrico Siemens A. G., entregando 3,600 HP a un único eje. Las baterías de alta capacidad iniciales fueron provistas por Wilhem Hagen & Varta. Con esas características debía desarrollar 10 nudos en superficie, 12nudos en profundidad de snorkel y hasta 21 en inmersión, y contar con una autonomía de 50 días.
Las correspondientes comisiones de control y de inspección fueron designadas en julio de 1970, la primera bajo la presidencia del Comandante dé la Flotilla de Submarinos, Capitán de Navío Ramón Arróspide Mejía y la segunda bajo la jefatura del Capitán de Navío Rómulo Aste Baptista. Los otros miembros de estas comisiones fueron: el Capitán de Fragata Jorge Novoa Altamirano, los Tenientes Primero Guillermo Tirado Villena y Domingo Ginbaldi del Campo y los Tenientes Segundo Enrique Bustamante Salazar y Manuel Fernández Lino. El viaje a Alemania se realizó en los primeros meses de 1971, llegando a Kiel el 2 abril. Poco después de su arribo los integrantes de la comisión de control se pusieron en contacto con las autoridades del ministerio de defensa alemán, que la asesorarían en diversos aspectos técnicos, así como con las empresas alemanas, francesas y holandesas que proporcionarían los principales componentes de las naves. Al año siguiente, mientras las obras avanzaban, se designó personal para capacitarse en el sistema de control de tiro y en el torpedo SST-4 con que se dotaría a las dos unidades. Parte de las futuras dotaciones también viajó a Alemania en 1972 para irse preparando en las diversas escuelas de la marina alemana, así como otros dos oficiales con el propósito específico de prepararse como instructores en ese tipo de unidad.
La construcción del primer submarino se inició el 15 de marzo de 1971, mientras que las obras del segundo comenzaron el 1º de octubre de ese mismo año. En setiembre siguiente, se decidieron los nombres de ambas unidades, Islay y Arica, La primera de estas unidades fue lanzada al mar en octubre de 1973 y comisionada en agosto del siguiente año, arribando al Callao en octubre de 1974 al mando del Capitán de Fragata Gustavo Barragán Schenone. Cabe señalar que, debido a las restricciones impuestas a Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, que durante el proceso de negociación del contrato se llegó a considerar la posibilidad de construir ambas naves en los astilleros del Servicio Industrial de la Marina. Las secciones que debían formar el Islay fueron embarcadas en un dique y trasladadas a un puerto holandés, donde se les unió. De inmediato se procedió a izar el pabellón peruano y el Islay retornó a Kiel para culminar sus trabajos en calidad de reparación. Estas restricciones fueron levantadas poco después, por lo que el Arica, lanzado al mar en abril de 1974, fue completado enteramente en el astillero alemán y comisionado en enero siguiente. Arribó al Callao en abril de 1975 al mando del Capitán de Fragata Carlos Valdez de la Torre. Ambos submarinos pasaron a conformar la Tercera División de la Flotilla de Submarinos.
Mientras estos dos submarinos eran construidos y comisionados, la Armada Peruana decidió iniciar las gestiones para adquirir otras cuatro unidades que, siendo del mismo tipo, incorporaban algunas mejoras fruto de los avances tecnológicos y de la experiencia de nuestros submarinistas. De esa manera, un segundo par de submarinos fue ordenado el 12 de agosto de 1976 y los otros dos el 21 de marzo siguiente, operaciones que fueron aprobadas por el decreto ley 21848 del 10 de mayo de 1977.
Como era natural, se nombró una comisión para inspeccionar estas obras, la misma que al mando del Capitán de Navío Alfonso Panizo Zariquiey y formada por el Capitán de Corbeta Alberto Indacochea Graner, el Teniente Segundo José Montoya Manrique y el Oficial de Mar 1º Guido Gibbons Baca, inició sus actividades en Kiel a principios de marzo de 1978. En los años siguientes, en la medida en que avanzaron los trabajos, la comisión fue incrementando su número y composición, recibiendo además a quienes debían conformar las futuras dotaciones. Al igual que los tripulantes de los dos primeros submarinos, los de los cuatro posteriores también siguieron diversos cursos en las escuelas de submarinos alemanas.
Designados Casma, Antofagasta, Pisagua y Chipana, la construcción del primero de ellos se inició en julio de 1977 y fue puesto en el agua dos años más tarde y comisionado en diciembre de 1980, arribando al Callao en marzo del siguiente año al mando del Capitán de Fragata Luis Linares Leyva. En 1998, luego de que el submarino de la clase S Andamos fuese dado de baja, se dispuso que el Casma pasara a tener ese nombre, manteniendo así en servicio activo a una unidad que recordase la acción naval en la que el Contralmirante Miguel Grau y varios de los hombres que tripulaban el monitor Huáscar pasaran a la historia.
La construcción del Antofagasta se inició en diciembre de 1977, siendo lanzado al mar en diciembre de 1979 y comisionado en mayo de 1981. Arribó al Callao en setiembre de este último año, al mando del Capitán de Fragata Víctor Tirado Silva. Las obras del Pisagua comenzaron en agosto de 1978, siendo puesto a flote en octubre de 1980. En abril de 1982, durante sus pruebas con dotación del astillero alemán, colisionó con la nave soviética Khudozhilc Saryan lo que retrasó su comisionamiento hasta julio del siguiente año. Arribó al Callao en octubre de 1983 al mando del Capitán de Fragata Carlos de Souza Ferreira Barclay. Finalmente, las obras del Chipana, denominado en un principio Blume, se iniciaron en noviembre de 1978, siendo lanzado al mar en mayo de 1981 e incorporado al servicio naval peruano en octubre del siguiente año. Tras participar en un ejercicio con unidades holandesas frente a las costas noruegas, arribó al Callao en marzo de 1983, al mando del Capitán de Fragata Carlos Tejada Bailly.
También se adquirió en Alemania, en 1981, una lancha para la recuperación y transporte de los torpedos lanzados durante los ejercicios. Incorporada a la Fuerza de Submarinos ese mismo año, fue designada Lancha Auxiliar Rescate de Torpedos San Lorenzo, contando con 63,7 toneladas de desplazamiento, una eslora de 23.5metros, manga de 5,4metros, velocidad máxima de 16 nudos, 2motores diésel MTU y dos ejes propulsores.
Como es natural, los dos primeros submarinos 209, Islay y Arica, constituyeron la escuela en la que las dotaciones de los cuatro restantes fueron adquiriendo la experiencia necesaria para alcanzar un óptimo nivel de operatividad de esas sofisticadas naves. Participaron en numerosos ejercicios y navegaron intensamente, y en 1983 ambos fueron enviados a su astillero de origen para ser recorridos y para que se les cambiara de baterías. Tras participar en el ejercicio Pisco Sour II con unidades holandesas, el Islay retornó al Callao a fines de octubre de ese año; mientras que el Arica, que había salido hacia Kiel algunos meses más tarde, retornó a nuestro primer puerto en abril de 1984 Pocos meses después de su arribo, esta última unidad fue seleccionada para realizar un lanzamiento efectivo con un torpedo SST4, con cabeza de combate, contra el ex-BAP Guise, ejercicio que llevó a cabo el 18 de diciembre de 1985 hundiendo al buque blanco en veinte minutos luego de haberle impactado en el centro.
Desde su incorporación a la Fuerza de Submarinos, las seis unidades 209 han participado activamente en el programa de entrenamiento de las fuerzas navales peruanas, incluyendo algunos ejercicios llevados a cabo en aguas nacionales, extranjeras e internacionales, así como su participación en los despliegues operacionales que se llevaron a cabo a raíz de situaciones de tensión o conflicto internacional.
Desde su incorporación a la Fuerza de Submarinos, las seis unidades 209 han participado activamente en el programa de entrenamiento de las fuerzas navales peruanas, incluyendo algunos ejercicios llevados a cabo en aguas nacionales, extranjeras e internacionales, así como su participación en los despliegues operacionales que se llevaron a cabo a raíz de situaciones de tensión o conflicto internacional.
Por otro lado, las dificultades económicas por las que atravesó el país a partir de los años ochenta llevaron a aguzar el ingenio tanto de los submarinistas como del personal del Servicio Industrial de la Marina, de modo que, paulatinamente, se fueron desarrollando tecnologías propias para modernizar y repotenciar las unidades. De esa manera, los cambios de batería se hicieron localmente y varios de los sistemas de a bordo fueron sustituidos por otros más modernos, compactos, eficientes y definitivamente más económicos.
Todo este esfuerzo ha continuado a lo largo de las dos últimas décadas, permitiendo no solo que la peruana siga siendo la fuerza de submarinos latinoamericana con mayor número de naves operativas, sino que además su capacidad disuasiva se mantenga plenamente vigente.
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Fuente: 100 a los de la fuerza de Submairnos de la Marina del Perú (2011)
Autor : Marina del Peú
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