Los amigos Santiago L. Aversa y Martín Otero del sitio Fuerzasnavales.com navegaron en un TR1700 de la Armada Argentina en un ejercicio de lanzamiento y nos cuentan su experiencia .
En el año 2002, Fuerzas Navales tuvo el honor de participar en distintos ejercicios y operativos de nuestra Armada. Ellos fueron muy distintos entre sí, desde ejercicios de la Infantería de Marina en la Base Baterías hasta el ARAEX, pasando por la Operación Cruz del Sur y el XXXVI Viaje de la Fragata ARA Libertad. Tras un año tan provechoso, mucho debatimos sobre qué nota debía ser el cierre de nuestro "año naval". Y coincidimos que quizás sería provechoso visitar al componente menos conocido, menos difundido de nuestra querida Armada: La Fuerza de Submarinos. En todas las naciones del mundo, un gran secreto envuelve a los submarinos.
El SST4 de ejercicio en el tubo de lanzamiento (M. I. Otero).
Es norma habitual no develar sus secretos. Pequeñas e inocentes filtraciones de información pueden comprometer la seguridad operacional de estas poderosas -y furtivas- naves. A su vez, por ser el componente menos numeroso de la Armada, y uno enteramente voluntario, posee ciertas crípticas tradiciones. En los dos casos, obviamente, no pensamos develar ningún secreto; tanto la seguridad nacional como la mística propia del "servicio silencioso" son razones suficientes para nuestra mesura. Empero, creemos que ello no obstará a que esta nota sea interesante para nuestros lectores; en ella intentaremos reproducir fielmente lo que fue nuestra primer inmersión en un submarino de nuestra Armada.
Diversos mástiles del SUSC, nótese el camouflage para aumentar su discreción en superficie (M. I. Otero).
LA MISIONLlegamos a la Base Naval Mar del Plata -BNMP- en horas de la mañana del lunes 17 DIC. A la misma base naval que allá por 1933 recibió a los recordados "Tarantinos", punto de partida para el Arma Submarina en la ARA. También es la misma base que despidió a nuestros ARA (S-32) San Luis y ARA (S-21) Santa Fé rumbo a nuestras irredentas islas australes. No era, ciertamente, la primera vez que visitábamos la base. Tampoco nuestra primera vez a bordo de un TR-submarino clase 1700; con destacable paciencia, el Capitán de Fragata Guillermo Tibaldi y su dotación nos guiaron en distintas visitas al ARA (S-42) San Juan -SUSJ-. Sin embargo, esta vez embarcaríamos para una navegación en inmersión y lanzamiento de torpedos a bordo del ARA (S-41) Santa Cruz -SUSC-, buque cabeza de serie de la clase TR-1700, que fue sometido recientemente a una modernización de media vida en el Arsenal de Marinha de Rio de Janeiro -AMRJ- de la Marinha Brasileira. Bajo el comando del Capitán de Fragata Raúl Viñas, esta unidad (junto al San Juan) conforman una verdadera dupla de proyección estratégica, por su gran autonomía, discreción y poder de fuego.
Preparativos para la zarpada. (S. L. Aversa)
Así, tras nuestra acreditación en el COFS, nos dirigimos hacia el Santa Cruz, que estaba en su amarradero habitual. Vimos allí las últimas etapas del alistamiento previo a la zarpada; de nada servía que fuese una navegación corta, pues sólo diferían las cantidades de efectos a embarcar, mas los procedimientos son los mismos. Deben cubrirse todas las eventualidades del caso.
A remolque, saliendo de la BNMP (M. I. Otero)
LA ZARPADA
Tras tomar el "rancho" en la Casa de Oficiales, embarcamos finalmente en el SUSC. La maniobra de zarpada no es sencilla: a baja velocidad, en superficie y en aguas restringidas los modernos submarinos son "torpes". Su casco, pensado para la navegación en inmersión, ya no posee quilla -como los sumergibles de la segunda guerra mundial-.
Tras tomar el "rancho" en la Casa de Oficiales, embarcamos finalmente en el SUSC. La maniobra de zarpada no es sencilla: a baja velocidad, en superficie y en aguas restringidas los modernos submarinos son "torpes". Su casco, pensado para la navegación en inmersión, ya no posee quilla -como los sumergibles de la segunda guerra mundial-.
CC Fuchs, 2do Cte SUCSC y CF Viñas, Cte SUSC (M. I. Otero).
Es por eso que es remolcado más allá de las escolleras, donde en aguas abiertas comienza su navegación. El submarino necesita determinada profundidad para sumergirse; las características de nuestra costa obligan a navegar unas 20 millas antes de poder sumergirse. Vale aclarar que estos valores son considerados como standard en tiempo de paz, pues otorgan un margen de seguridad más que aceptable para las operaciones. Pudimos presenciar toda la maniobra y la salida de la Base encaramados en el puente de navegación, sobre la vela y delante de los mástiles. Allí, se encontraban tanto el Comandante como el 2do Comandante y el oficial de Guardia. A su vez, se encontraba presente el Comandante de la Fuerza de Submarinos -COFS-, Capitán de Navío Enrique Pérez, quien actuaría como autoridad de evaluación del ejercicio. Fue así que tuvimos una navegación tranquila, pese a los 30 Kts. de Viento Sur y un mar estado 2/3 en la escala de Beaufort, avanzando a 5 Kts., hasta llegar a la zona de inmersión, al SE de la Base. En el trayecto se izaron los mástiles, se efectuaron pruebas de radar, etc., mientras que departíamos con los oficiales presentes, comentando la historia de nuestra Fuerza de Submarinos. Aproximadamente a las 4 horas de haber zarpado, abandonamos el puente para prepararnos para la inmersión.
La proa del "Santa Cruz", rompiendo olas en el Atlántico Sur (M. I. Otero).
LA INMERSION
Mucho se ha avanzado desde aquellos tiempos de los submarinos "Flota" y "Guppy" de nuestra Armada. Actualmente, la maniobra dista de ser brusca, el Santa Cruz comenzó a sumergir la popa, para luego hundir su proa. Una vez alcanzados los 30 metros de profundidad, cambió nuestra perspectiva... El rugir de las olas y el viento cesó completamente. A su vez, desaparecieron el rolido y el cabeceo. Inconscientemente, todos bajamos el tono de nuestra voz. En el comando del buque había una febril actividad, pasando una y otra vez por sobre los "checklists" de la inmersión, supervisados por el Jefe de Máquinas, a la sazón Jefe de Inmersión. Muchos pudimos evocar tantas escenas del cine, al prenderse las "luces rojas" en la sala de control. Tantas veces nos habíamos imaginado estas escenas y éramos, de cierto modo, parte de ellas. Ya acostumbrados a la disposición del submarino, visitamos las distintas secciones de la nave, interiorizándonos de las distintas actividades de cada departamento.
La maniobra de inmersión se realiza controlando los planos desde una consola SAGEM, idéntica a la que equipa a los submarinos nucleares franceses (S. L. Aversa).
A su vez, conocimos nuestras "camas de circunstancia". Como es costumbre en los TR-1700 (por razones de espacio) dormiríamos bajo las cunas de torpedos, a proa y en la cubierta inferior. La misma conciencia del ruido propio nos develaba aún otra sorpresa. Pues luego caímos en la cuenta que el silencio sólo era roto por las órdenes, las colaciones y alguna anécdota para deleite de los visitantes.
La maniobra de inmersión se realiza controlando los planos desde una consola SAGEM, idéntica a la que equipa a los submarinos nucleares franceses (S. L. Aversa).
Pero no percibimos el motor eléctrico. Sin embargo, el submarino avanzaba silenciosa y decididamente hacia el punto de inicio de las corridas de ejercicio, donde nos encontraríamos con el Aviso ARA (A-1) Cte. Gral. Irigoyen -AVIR-, nuestro buque de apoyo, y la Corbeta Misilística ARA (P-31) Drummond -CBDR-, nuestro circunstancial "enemigo". Estábamos a punto de vivir como testigos privilegiados aquello de que "existen dos clases de buques, los submarinos y los blancos". Frase que vimos escrita en varios lugares de la sala de control del SUSC.
El CN Pérez, ex comandante del ARA S-42 SUSJ y actual COFS, departiendo en la cámara de oficiales (via S. L. Aversa).
LA VIDA A BORDO
De más está decir que nuestro tiempo a bordo fue corto pero, de todos modos, pudimos tomar cabal conciencia de la convivencia, de la vida a bordo de un submarino. Por sus propias características, se nota presente el "espíritu de buque". La convivencia por períodos prolongados, en estrechos espacios, hace que las asperezas tengan que ser necesariamente limadas mientras que el trato entre oficiales y suboficiales es más distendido, aunque sin abandonar las formas y la cortesía naval. Aquí cabe hacer una pequeña digresión: a diferencia de casi todos los submarinos convencionales, los subs. clase TR-1700 tienen pequeñas "comodidades". Los oficiales cuentan con camarotes compartidos, una pequeña cámara, y los suboficiales cuentan con sollados, un camarote para los SSOO superiores y su comedor, en la cubierta inferior.
Santiago Aversa, observando el mar por el periscopio de observación, antes del comienzo del ejercicio de lanzamiento (via S. L. Aversa)
Otro acápite especial merece al comida de a bordo. El cocinero, en nuestro caso, se vió obligado a cocinar la cena para cincuenta personas, que incluían la dotación de la nave, los complementarios y adscriptos, los observadores y los invitados. El cocinero demostró especial presteza en cocinar para semejante cantidad de gente, especialmente tomando en cuenta las ínfimas dimensiones de la cocina.
Como nos comprometimos a no develar los secretos de la Fuerza de Submarinos, sólo diremos que se trató del menú habitual para las zarpadas. Es tradición de nuestra Fuerza de Submarinos comer el mismo menú en cada zarpada.
Consola de Sonar del SUSC. Bajo el agua, el sonar se convierte en los "ojos del submarino". Por razones de discreción, se utiliza generalmente el sonar en modo pasivo (escucha). Foto: Martín I. Otero.
En esos momentos,al estabilizarse la profundidad de la nave, comenzamos a percibir un leve rolido, producto del embravecido mar que teníamos arriba. Si bien el viento había disminuído a unos 15/16 Kts., lo cierto es que todo un día de fuertes vientos dejó sus secuelas en el mar. De todos modos, el estado del mar permitía holgadamente en lanzamiento de práctica. Es por ello que se izó el mástil de comunicaciones, y se procedió a establecer ligazón radioeléctrica con las otras dos unidades que participarían del ejercicio.
El CF. Viñas en los últimos "checkeos" previos al "ataque". Las particularidades de la operación submarina llevan a tener múltiples checkeos antes de tomar una decisión. Foto: Santiago L. Aversa
Recordemos, el aviso ARA (A-1) Cte. Gral Irigoyen -AVIR- y la corbeta misilística ARA (P-31) Drummond -CBDR-. El primero entraría en acción en las postrimerías del ejercicio, recuperando el torpedo tras su uso. El segundo, sería nuestro circunstancial adversario, el buque blanco. Cabe aclarar que no se trataba de un ejercicio de Guerra Antisubmarina (GAS o ASW), sino de un ejercicio de lanzamiento.
Es por ello que la coordinación no fue sólo previa sino en tiempo real, sobre el comienzo del ejercicio. Por razones de seguridad, el submarino haría conocer su presencia y posición, y la corbeta navegaría dentro de determinados parámetros. Pues no olvidemos que la cuestión a verificar era el alistamiento y pericia de la dotación del SUSC en la fase específica de lanzamiento; no fue un juego de guerra "all hands free", sino una validación de procesos.
Pese al estado del mar, la calificada labor de la tripulación pudo mantener nivelado al SUSC a profundidad de periscopio, permitiendo un exitoso disparo. Foto: Santiago L. Aversa.
EL TORPEDO No podemos seguir adelante en nuestro relato sin hablar del torpedo. Arma que comenzó una eficiente carrera operativa en el siglo XIX, merced al "secreto industrial" (pues no había sido patentado) del Ingeniero Whitehead, que trabajaba a la sazón en una fábrica naval del Fiume. La Armada Argentina fue una de las primeras Marinas de Guerra en utilizar el ingenio de Whitehead, que cambiaría las doctrinas navales como un siglo después lo cambió el misil Aire-Superficie. Mucho se ha avanzado técnicamente desde ese entonces.
La TDC (computadora de datos de torpedo) es el "cerebro" de los sistemas de ataque. En esta salida estuvo a cargo del TN Rodríguez, J/Armamento. Foto: Santiago L. Aversa
De torpedos con un tosco control de rumbo giroscópico se ha llegado a modernas armas que combinas sistemas de filoguiado o guiado activo con espoletas "inteligentes", completamente guiables en su corrida de tiro. En este último grupo se encuentra el SST-4 (sol-sol-taco-4 en el viejo alfabeto naval), torpedo de dotación de nuestra Fuerza de Submarinos y de la Agrupación Lanchas Rápidas (APLR). Con un calibre de 533 mm (standard NATO), y producido por la división naval de la Telefunken A.G., es la versión de exportación del popular torpedo alemán SUT.
De propulsión eléctrica, más de 40.000 yds de alcance en velocidad económica, filoguiado y con una espoleta inteligente, es incluso capaz de ser programado con un patrón de rumbos eventuales en caso de no acertar en la primer corrida. A su vez, posee características "swim out", por lo que abandona su tubo sin necesidad de expulsarlo con aire comprimido, aumentando la discreción. Su peso es superior a la tonelada, del cual unos 270 Kgs. son de carga explosiva. Mas en este caso, obviamente, se utilizaría una cabeza de ejercicio, dotada de elementos de registro.
El TN Rajcevic, J/Propulsión, en momentos previos al disparo. Foto: Santiago L. Aversa.
El torpedo de ejercicio difiere en éste y otros pequeños detalles de la versión de combate. Está pensado para ser reutilizado (merced a la recarga o cambio de baterías), y posee un potente reflector que permite "ver" la corrida del arma en ejercicios nocturnos. Por otra parte, posee una chicharra y una luz estroboscópica que facilitan su localización para la maniobra de recuperación.
CORBETA A PROA!!!!!
Una vez comenzado el ejercicio, se detectó por sonar pasivo a la CBDR, en franco avance, dentro de los límites del ejercicio, a unos 14 Kts. Esto desencadenó los preparativos para el lanzamiento del torpedo. Mientras que el sonarista daba la posición, el Cte. del Submarino realizó, sobre el rumbo estimado sonar, una rápida comprobación visual por el periscopio, sobre el rumbo estimado. En esta maniobra era clave la rapidez, para favorecer la discreción del SUSC. Así, el CF Viñas informá al Jefe de Armamento, TN Rodríguez,: -"Corbeta a Proa, cayendo a babor en ángulo chico, estimo veinte grados". -"Marcación, TRI-DOS-SEIS" (326 grados), espetó. El rumbo del submarino entonces varió a 340 grados, iniciando la corrida de tiro. "Marcación al Blanco TRI-DOS-TRI" (323 grados). -"Al Sr. Comandante, Torpedo Alistado, puerta exterior abierta", informó el jefe de armamento, continuando "distancia .... yds., mejor rumbo TRI-DOS-SEIS", calculando la deriva del blanco hasta el impacto. Cabe destacar que estas calculaciones, hechas mentalmente y en una fraccción de segundo evocan los mejores días de la navegación a vela, en las cuales la matemática era una herramienta inseparable del marino. Aún hoy lo sigue siendo.
El Sr. Cte del SUSC rumbo al periscopio de ataque -aún sin izar- para la confirmación visual del blanco. Foto: Santiago L. Aversa.
Es entonces que el Comandante ordena al jefe de inmersión "trimmear" al submarino para el lanzamiento. La distancia se achicaba y se daba el "Listo para lanzamiento". Con la marca final de -"Top, 321" se dió la orden: -"SOBRE BLANCO ALFA, FUEGO!". Así, el torpedo, que parecía pugnar por salir del tubo desde el encendido de motores, abandonó el tubo 3 y se dirigió a su blanco. Tras el disparo, se cae estribor hasta el rumbo 340, mientras el torpedo finalizaba la "corrida de seguridad" y se dirigía al blanco. Mientras tanto, sonar y periscopio permitían el seguimiento del torpedo, que destacaba con su haz de luz blanca sobre el negro mar.
El CC Flamini, atento en las consolas de control. El Jefe de Máquinas también es el oficial de inmersión. Foto: Santiago L. Aversa.
LA CORRIDA
El Torpedo continuó su corrida hacia la corbeta, a una profundidad de veinte metros, para tener un margen suficiente de seguridad; si bien no llevaba carga explosiva, lo cierto es que un impacto contra el buque de superficie generaría algunos daños, sin contar la inutilización del torpedo de ejercicio. La luz blanca atravesó la corbeta, perdiéndose el contacto visual y manteniéndose el sonar. -"Blanco" resonó en el puente. El Jefe de armas evaluó la cantidad de cable y la potencia de baterías restante, y se efectuaron nuevas corridas. Tras finalizar los distintos "ataques", es decir, se cuando se agotó la corrida, el torpedo -a diferencia de sus homólogos de combate- no se inutilizó, ni se fue al fondo; se mantuvo en superficie, con la luz estroboscópica y la chicharra funcionando. Es así que el SUSC localizó al torpedo, por evidencia visual y acústica, guiando al AVIR, mientras que se mantenía a profundidad de snorkel, con éste y otros mástiles sobre la superfcie, con luz ámbar para facilitar su avistamiento en la oscura noche. Cuando el AVIR localizó al torpedo, el ejercicio finalizó... ya era hora de emprender el regreso. Eran ya las 0345, y, tras una emocionante jornada, era hora de descansar... a los tumbos bajamos las escaleras, hacia la sala de torpedos, no sin pensar en los "ritos de iniciación" que varios suboficiales le habían insinuado a Martín Otero durante la cena...
La Mesa de Navegación, a cargo del TF Garay. Bajo el agua no se cuenta con GPS, lo que obliga a una cuidadosa estima de la derrota. Foto: Santiago L. Aversa.
EL REGRESOEl sueño nos venció por unas horas, despertando después del amanecer. El Submarino se encontraba cargando sus baterías, y navegando en superficie rumbo a la Base Naval Mar del Plata. Conscientes de que nuestro viaje llegaba a su fin, aprovechamos para revisar nuestros apuntes y fotos. Luego subimos al puente de navegación en la vela, para aprovechar "al aire libre" el último tramo de su navegación. Ya a vista del puerto, y con el AVIR por la amura de babor, se acercaron dos remolcadores. La dotación salió a cubierta para asegurar los cabos de remolque, mientras que un solitario pesquero nos pasó saludando, por la banda de babor.
Un pequeño pesquero, rumbo al puerto de Mar del Plata, saludó al SUSC en su "vuelta a casa". Foto: Santiago L. Aversa.
Entonces pudimos apreciar la destreza de los "chafas" (suboficiales de mar), que con ágiles movimientos aseguraron los cabos a los remolcadores. De ese modo entramos a la Base. al igual que en la zarpada, unos infantes de marina nos esperaban, formados con armas, cerca de la Capitanía de Puerto. Pudimos a su vez, ver la base desde una perspectiva inusual, desde mar afuera. Allí estaban las corbetas, los avisos, los submarinos... hacía sólo un día que habíamos zarpado, pero habíamos hecho inmersión en uno de los submarinos convencionales más modernos del continente... habíamos compartido vivencias, anécdotas y chistes con su tripulación... en cierto modo, y por un instante, nos sentimos parte de ese selecto equipo... Tan equivocados no estábamos...
Una vez más, el "segundo" y el comandante en la vela. Esta vez, en el viaje de regreso. Foto: Santiago L. Aversa.
HIJOS DE NEPTUNO
Cuando estábamos en los preparativos del amarre al muelle, el "segundo", CC Fuchs nos avisó que el Sr. Cte. nos esperaba en la cámara de oficiales. Presurosos bajamos por las escalas de la vela -ya estábamos acostumbrados, para el caso- y fuimos a su encuentro. Allí, con la presencia del COFS, nos esperaba la última -y agradable- sorpresa de nuestro periplo: toda vez que habíamos permanecido junto a ellos en inmersión, nos hacíamos acreedores al título de SUBMARINISTAS HONORARIOS. Recibimos sendos certificados firmados por el Comandante, como así también la felicitación del CF Viñas, el COFS CN Pérez y demás personal presente. Eramos entonces "hijos de Neptuno, y compañeros de los que navegan bajo la superficie del mar", según rezan nuestros diplomas. Así finalizó nuestro periplo submarino. Mucho distó en duración de aquellas 20.000 millas soñadas por Julio Verne. Empero, fueron casi tan intensas.
La maniobra de remolque fue ejecutada con una presteza digna de las mas rancias tradiciones marineras.
Habíamos sido huéspedes privilegiados de gran un display de tecnología, de increíbles muestras de profesionalismo matizadas con una gran camaradería. Así terminó, al desembarcar -con la boina ceñida en la frente- nuestro embarco con el "servicio silencioso". Un grupo de aguerridos y humildes profesionales que, bajo las olas del mar, velan por nuestra soberanía y están prestos a erigirse, en caso de ser necesario, como el brazo armado de nuestra política exterior.
La Ciudad de Mar del Plata, vista a través del plexiglass del puente. Foto: Santiago L. Aversa.
PLANA MAYOR
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OFICIALES INVITADOS
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Frente a la Capitanía de Puerto, los Infantes de Marina saludan al SUSC en su regreso. Foto: Santiago L. Aversa.
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