El San Luis debe volver a casa y ser orgullo

Los toques de Mario Trucco Por qué no aprender la triste lección de la Atlantis? Sólo un amor entrañable por las cosas que han marcado ...

Los toques de Mario Trucco
Por qué no aprender la triste lección de la Atlantis?

Sólo un amor entrañable por las cosas que han marcado sus vidas, puede impulsar para afrontar sueños que en el terreno de los hechos aparecen como quimeras para los recelosos y utopías para los ganados por el escepticismo.

Grupos que por cierto no incluyen a los capaces de grandes, atrevidas, hermosas realizaciones.

Los ganados por férrea, conmovedora voluntad, no se entregarán dócilmente y si sucumben en la empresa, no dejarán de anidar renovadas ansias de nuevos intentos porque esos impulsos permanecerán subyacentes como un sentimiento inalterable más allá de los acontecimientos.

Como el amor por la Patria, por ejemplo. Amor que deriva en el deseo de sentir orgullo por ciertas cosas, exaltar protagonismos o exhibir testimonios de lo que pudo ser una proeza aunque se haya quedado en frustrada aspiración. Comprender esos estados de ánimo y aportar lo que pueda constituir un estímulo, es lo menos que puede entregársele a esos soñadores como expresión de reconocimiento por parte de quienes, sin estar directamente involucrados, valoran esos anhelos.

La Asociación Civil Museo Histórico Submarino San Luis no alberga fin de lucro. Y si surge algún rédito de su admirable iniciativa, proyecta –condición sine qua non- derivarlo a instituciones benéficas. Está integrada por ex submarinistas que han venido amasando un proyecto que deparará incuestionables beneficios de todo orden para la ciudad: convocatoria turística, ilustración histórica, reubicación de la ciudad en su condición de única base de submarinos del país y el aporte en hombres y elementos.

La Base de Submarinos funciona en la ciudad –recuerdo del Belgrano, nave madre- desde 1933.

En septiembre de 1971 los submarinos que seguirán llevando esos mismos nombres y dos años después, en 1973, desde Alemania, arriban divididos ambos en tres secciones, y son armados en Tandanor, terminándose el ensamblado en 1974, llevando los nombres de Salta y San Luis. El primero, permanece en la Base local siendo el más pequeño del trío que completan (llegados en 1985-86) el Santa Cruz y el San Juan. El Santa Fe llegado en el 71 procedente de Estados Unidos, quedó en las Islas Giorgias durante la guerra en Malvinas.

El gemelo del Salta, tras participar en esa conflagración, permanece en el astillero Ministro Domecq García, Capital Federal, desde hace 18 años. Su estado de conservación no es el mejor y si persiste el deterioro, pueden perjudicarse elementos y equipos con difícil recuperación, propiciando el devaluo como buque museo.

La presencia del San Luis en dique seco, su imposibilidad de recomponerse por simples razones de costo, no es suficiente para soslayar lo mucho que significa para la historia vivida en nuestras aguas. Las naves submarinas argentinas tuvieron honroso de-sempeño frente a condiciones desiguales en materia de operatividad.

En los considerandos de un proyecto de ley presentado en la Cámara de Diputados de la Nación para declarar Monumento Histórico Nacional al submarino ARA Santa Fe, se destaca que la nave fue una de las unidades de la Armada que más se destacó en la Guerra de Malvinas, siendo condecorada.

Habiéndose declarado en de-suso al San Luis en abril de 1997, se autorizó su venta sin llegar a concretarse y de acuerdo con ese mismo articulado del decreto, se autoriza al estado mayor de la Armada para que proceda a su concesión como buque museo.

Esta circunstancia faculta a la Asociación creada en nuestra ciudad para gestionar el otorgamiento de la nave. Y en uso de ese derecho se detallan situaciones concretas que respaldan el requerimiento y ponen de relieve los múltiples beneficios que acarrearía, para la ciudad, la habilitación del Museo en un lugar estratégico, donde el entorno jugaría un ciclo importante de reciclaje en materia de importancia y trascendencia.

En el mundo hay 74 submarinos en Museos, que fueron destinados para cumplir una última y muy digna tarea como es la de mostrar sus intimidades a visitantes que entre mezcla de intriga y curiosidad, se acercan interesados. De esa significativa cantidad, 26 museos funcionan en el continente americano –Europa los atesora turísticamente- de los cuales 23 en Estados Unidos y tienen uno Canadá, Brasil, Perú y Chile, con inimaginables, pero documentadas, consecuencias positivas.

La iniciativa de la Asociación no es sino la consecuencia de estudios responsables, animados por un espíritu argentinista que se debe estimular. Las conclusiones respaldan la aspiración de usar al San Luis como museo histórico y ubicarlo en Mar del Plata, única base de submarinos del país.

El personal agrupado en la Asociación Civil Museo Histórico Submarino ARA San Luis, asegura el funcionamiento y mantenimiento de la unidad. Las experiencias en otros países, todas, no advierten ningún tipo de problemas en ese aspecto. Todo se ha presentado detalladamente en el proyecto que anima a la Asociación. El emplazamiento podría estar situado en cercanías del Museo Naval del Arma Submarina, que está ubicado en la Escollera Norte, límite norte de la Base Naval y actual apostadero de submarinos.

Entre otros razonamientos, se destaca que se trata de un lugar privilegiado desde el punto de vista panorámico. Por su ubicación geográfica y porque hay proyectos para instalar en esa escollera la estación marítima de cruceros turísticos, lo cual brindaría un atractivo más al recorrido por la ciudad.

Desde luego, si usted, amigo lector, piensa en la ferroautomotora, en la balsa Atlantis, y la ninguna respuesta frente al pedido de reincorporar dos humildes canchas de pelota en el Parque de Deportes, es probable que se dibuje en su rostro un espontáneo gesto de duda. Lo comprendo. Pero recuerde lo que a manera de premisa señalábamos al comienzo de estas esperanzadas líneas: los grupos donde no quieren estar aquellos capaces de las grandes, atrevidas, hermosas realizaciones. Y sin otro afán que hacer, hacer con gran amor.

[ por Mario Trucco ]
http://www.elmarplatense.com
Ejemplar N° 128 del Martes 07 de Agosto de 2007