Mujeres Submarinistas en la Armada Argentina

  Superando cierta tradición naval que decía que las mujeres no podían embarcar en submarinos, este año egresaron las dos primeras subma...

 

Superando cierta tradición naval que decía que las mujeres no podían embarcar en submarinos, este año egresaron las dos primeras submarinistas: la cabo primero Rosana Arias Heckel y la cabo segundo Alejandra García.

MAR DEL PLATA - Rosana se pone seria cuando explica que “a bordo hay una pequeñísima cocina en la que tengo que preparar la comida para 70 personas que es la tripulación del submarino. Hay que hacer malabares pero siendo ordenada se puede”. El próximo año podrá poner en práctica su experiencia como cocinera en el submarino ARA “Santa Cruz”. 

La cabo primero Rosana Arias Heckel en navegación se encarga, además, de la planificación del menú y del embarco de víveres. “Mi problema antes de embarcar en un submarino no era la convivencia sino la cocina, conocer dónde iba a trabajar. Tengo planchas eléctricas, un extractor, microondas…”, detalla, con su preocupación profesional reflejada en el rostro.

Respecto de las experiencias de este año dice que recién cuando embarcó en el “Salta” y fueron a inmersión se dio cuenta de lo que realmente significa ser submarinista. “Físicamente se siente la comprensión de aire cuando hacen prueba de snorkel. En superficie se mueve mucho, en inmersión es tranquilo, y en el fondo es más tranquilo aún”, relata.

Oriunda de Punta Alta, su papá es marino retirado y sus dos hermanos mayores también pertenecen a la Armada, uno es de especialidad Electrónica y el otro Operaciones Generales. Los dos querían que elija su especialidad, ella prefería ser cocinera. Cuando fue destinada a Mar del Plata vio los submarinos y dijo “ahí quiero estar”.

Junto con ella hizo el curso la cabo segundo Alejandra García, de especialidad Furriel. “Cuando egresé de la Escuela de Suboficiales en 2008 me destinaron al detall general de la Base Naval Mar del Plata. Me tocó hacer las solicitudes de oficiales y cabos para el ingreso a la Escuela de Submarinos y Buceo. Entonces encontré un boletín que decía que las mujeres éramos aptas para hacer cualquier capacitación o especialidad. En ese momento me decidí”.

Alejandra dice que sólo tuvieron exigencia física al inicio del año, dos o tres semanas en que hicieron actividades con los cursantes de buceo. Pero destaca algo importante: “los submarinistas, a diferencia del personal destinado en otros buques, tenemos que saber lo básico de todo a bordo porque si uno se enferma mientras navegamos hay que ser capaz de reemplazarlo”. Esto implica que conozcan de máquinas, sonares, torpedos, navegación, entre otros temas.

Cuenta que un momento clave fue cuando hicieron escape de submarino –es una simulación en una garita sumergida a 6 metros—“nos introdujimos con traje especial de escape, la inundaron, le pusieron la misma presión de afuera para poder abrir la porta y tuvimos que salir usando un equipo autónomo de oxígeno”. 

Respecto de sus funciones, la cabo García explica que cuando el submarino está en la dársena se ocupa de todo lo administrativo pero en navegación los furrieles se encargan del gobierno del submarino, dar apoyo al enfermero y realizar la guardia de chequeo –en la jerarquía de cabo principal--. 

“En el submarino lo que prevalece es el autocontrol. Y la convivencia. Estás encerrado y te tenés que llevar bien con todos porque los ves todo el tiempo y no hay adonde ir para estar solo”, concluye.
Fuente: gacetamarinera.com.ar