A los tripulantes del ARA San Juan .. (desde Brasil)

Emocionado, manteniendo la compostura, presento armas a la brava tripulación, Comandante, Oficiales y Guarnición, que habrán llevado a las últimas consecuencias su compromiso con la Patria Argentina.

El tiempo transcurrido desde que el último mensaje del SAN JUAN fuera recibido en tierra, el fracaso de las búsquedas realizadas por buques y aeronaves de tantas naciones solidarias en el área probable del accidente reportado en las baterías y la reciente noticia de que una fuerte explosión que se registró el día del  último contacto por radio con el submarino y cerca de la posición estimada en que debería estar, todo esto lleva a creer que, a pesar de nuestras fervientes oraciones, el barco se ha perdido con toda su tripulación.

 Emocionado, manteniendo la compostura, presento armas a la brava tripulación, Comandante, Oficiales y Guarnición, que habrán llevado a las últimas consecuencias su compromiso con la Patria Argentina. Cumplían la Misión que les fue señalada, en el barco que era parte de su alma, como ocurre con todos los marineros. El suelo profundo del mar revoltoso de su tierra natal probablemente hoy les sirve de morada final. Allí, no podrán recibir las lágrimas, los homenajes y las flores de los hijos que quedaron huérfanos, de las mujeres que se quedaron viudas, de los padres que llorarán a los hijos en esa "extraña orfandad a las afueras", de los compañeros y de los amigos golpeados por esta gran pérdida.

  La canción de los submarinistas alemanes decía que "en la tumba de los submarinistas no nacen flores", ya que el Mar-Océano les sirve de última morada, cuando son víctimas en operaciones. Como cristiano, brasileño, marinero y submarinista, honrosamente perteneciente a la más guerrera de las aguerridas especialidades de la Marina de Guerra, he compartido con todas las esperanzas, angustias, tristezas y aflicciones el drama que se viene desarrollando en los nueve días recientes. A Dios Todopoderoso vengo elevando mis oraciones, pidiendo el final feliz para todo, con el regreso del heroico SAN JUAN y de sus valientes Tripulantes, en seguridad, al puerto de su base, en Mar del Plata.

 Es necesario decir, sin embargo, que en Argentina, como en Brasil, las Fuerzas Armadas no han recibido el respeto, el reconocimiento y los medios de los que carecen, para realizar en la plenitud su Misión exclusiva de garantizar la Independencia, la Soberanía y la Defensa de la Patria. Los gobernantes y políticos en general, sin visión de estadistas, elites cegadas sólo por el empeño en lucro rápido y por consideraciones preponderantemente de naturaleza financiero-económica, medios influenciados por intereses que no son nacionales, pueblo mantenido a propósito en la ignorancia, para más fácilmente ser controlado , explotado y manipulado, vendedores ambulantes y traidores influyentes, intoxicados de revanchismo, enemigos de la Nación y de sus abnegados militares, todos contribuyen determinantemente a la peligrosa situación de fragilidad de la Expresión Militar ante las amenazas y desafíos de toda naturaleza, presentes en los escenarios nacional e internacional. 

¡Nadie parece valorar la crucial importancia de la función militar para la Nación!

Aún con la esperanza de que Dios obre el milagro de un retorno feliz del ARA San Juan, mas delante de la posible concretización de una tragedia anunciada, ofrezco a los bravos Submarinistas argentinos  el homenaje  que presté a los submarinistas y buceadores brasileños, perecidos en el cumplimiento del deber, en la guerra y en la Paz, y que hice constar en el monumento que mandé a erigir en la Base de Submarinos  junto al histórico Submarino de Piedra, cuando comandaba la FORS, en su 75vo.  Aniversario, el 17 de julio de 1989: 

"PERPETUA GLORIA A LOS BRAVOS QUE CAYERON CON HONOR EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER"

Valte (Ref) Sergio Tasso Vásquez Aquino Valte (Ref) 

Rio de Janeiro, RJ 24 de noviembre de 2017