El Submarino Dorado

Después de luchar y luchar contra muchas vicisitudes, hoy después de diez meses, como tripulante en calidad de alumno puedo referirme sobre lo que significa pertenecer a la fuerza submarina.

Después de luchar y luchar contra muchas vicisitudes, hoy después de diez meses, como tripulante en calidad de alumno puedo referirme sobre lo que significa pertenecer a la fuerza submarina.

Después de luchar y luchar contra muchas vicisitudes, hoy después de diez meses, como tripulante en calidad de alumno puedo referirme sobre lo que significa pertenecer a la fuerza submarina.

Tal vez esté todavía muy joven e inexperto y quizá muchas de las ideas plasmadas en este artículo no alcancen a dimensionar todo lo que enmarca ser submarinista, pero algo muy importante que se debe tener en cuenta al leerlo, es que la perspectiva del alumno está enriquecida por el sueño que poco a poco se va materializando, por lo que deseo compartir con todos los miembros de la familia naval una visión idealizada del ser submarinista, intentando tocar fibras sensibles en cada uno de los lectores.

El 14 de abril de 1975, a la orden de un agudo pito marinero, la primera tripulación de un submarino oceánico colombiano se embarcó en su nueva unidad, desde entonces en nuestra marina, un grupo muy especial de hombres ha escuchado el llamado del arma silente, logrando con gran éxito una reputación que a través de los años ha precedido a todos los avezados que hoy lleva en el pecho el submarino dorado, dicha reputación despierta muchas sensaciones y es fuente de muchos sentimientos, unos experimentan gran admiración, que se convierte en la fuerza principal para cada día ser mejor, me refiero específicamente a los alumnos de la Escuela de Submarinos.

Nosotros los alumnos, somos un grupo selecto que hoy tenemos el gran placer de hacer lo que en realidad queremos, nos enorgullecemos por ser escogidos entre los escogidos, dejamos muy claro nuestro amor por la Armada al formar parte de algo tan propio y particular como lo es la Fuerza Submarina, porque si bien es cierto que el ser submarinista implica adquirir nuevos conocimientos, enfrentar nuevos retos y apoderarse de una gran responsabilidad, lo más importante que debe tener un submarinista es tener claro que se es depositario de la bandera de la patria abordo de este claustro heroico.

Cualquier debilidad humana puede arrastrarlo al deshonor, y para poder interiorizar algo como esto, hay que llevar bien arraigado en el corazón un sentimiento patrio, en el cuerpo sacrificio y en la sangre milicia, que se convierte en el motor que agudiza nuestros sentidos para permitirnos disfrutar después del veril de los 100 metros, la mejor aventura abordo de una máquina que fielmente protegerá a su tripulación de las presiones del poderoso mar, confiando siempre en que todos aquellos que portan el submarino dorado en el corazón logren emerger guiados por sus conocimientos, capacidad de trabajo en equipo y gran valentía.

Para concluir, quiero dejar claro que el alumno de la Escuela de Submarinos de Colombia que siente la Armada en el alma no necesita colocarse la insignia de Submarinista, para saber si en realidad será capaz de reflotar el submarino, tripularlo y llevarlo a puerto seguro, porque en el momento en que se escucha el llamado del arma silente y se ingresa a la familia submarinista, el legado de los antecesores se carga sobre nuestras espaldas dándonos esa sensación de apoyo y a la vez de peso, el cual se verá representado en la gran responsabilidad de la vida de todos los que naveguen a nuestro lado, sensación que a cualquier hombre de mar y de guerra sincero y entregado, le llenará el espíritu y el orgullo, que se verá reflejado en la forma como el pecho adornará el vestido que justo en ese momento será merecedor de portar el submarino dorado.

Teniente de Corbeta Tomás Pérez Romero 

 Oficial Alumno Escuela de Submarinos.

Enviado a elSnorkel.com por:

ENRIQUE LUIS OLIVEROS MARTINEZ

SUBMARINISTA